lunes, 10 de marzo de 2008

"No me presento a VP. Me presento a Presidente."



"Quiero ser absolutamente claro en esto. No me presento a Vicepresidente. Me presento a Presidente." Han sido las palabras pronunciadas hace unas horas por el Senador Barack Obama en un acto de campaña en Mississippi. Cierra así, por el momento, las especulaciones desatadas de forma interesada por los Clinton. Si a alguien le interesa que se hable de ello es a Hillary, no a Obama. Es la única salida de Hillary para hacer defendible un asalto de última hora a la nominación, con artes legítimas pero discutibles como pueda ser la retención de un mayor número de superdelegados, o la ejecución de la opción Florida-Michigan con arreglo a sus intereses.

El Senador por Illinois, en cambio, sabe que aún puede asegurar la nominación ganando en los dos frentes, delegados electos y superdelegados. Las insinuaciones de una futura convergencia sólo condicionan su autonomía, y preparan el terreno para obligarle a adoptar un compromiso que de momento no necesita para salir adelante. La gente habla de la potencialidad del ticket: reunir la totalidad de los votos demócratas, asegurar el voto de las minorías, y ganar entre las mujeres. Pero falta paciencia para comprender que, si bien el pueblo americano está preparado para elegir a un afroamericano o una mujer como su Presidente, ofrecerle de una tacada a un varón negro y una mujer blanca, siendo además los dos liberales, Senadores, y del Norte, puede significar sobrepasar los límites de lo prudencial.

La última experiencia conocida de un ticket similar presentado ante un electorado políticamente variable y tolerante lo tenemos en Michigan en el año 1986. Curiosamente en el lado republicano. William Lucas era un popular ex policía afroamericano que el GOP presentó como candidato a Gobernador del estado. Le acompañaba una mujer blanca como candidata a Vicegobernadora. Un ticket rompedor con el que los republicanos esperaban recuperar la Mansión del Gobernador. Era un enorme paso adelante. Su condición aportaba un valor añadido a un partido blanco y masculino -algo que no aportaría a los demócratas. Pero la experiencia salió mal.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Al menos en Michigan no habìa problemas regionales ni supongo que ideológicos. Pero como dices dos norteños liberales. . . muy arriesgado. Lo que ocurre es que como todo està siendo tan frenético y apabullante en estas primarias a lo mejor hasta puede salir. Lo que hay que ver es si llegado el caso luego se cumple que tooodos los votantes demócratas se movilizasen en bloque.

Anónimo dijo...

A Eliot Spitzer se le ha acabado el juego, no? El escándalo sexual no le ha hecho dimitir pero éste seguro que aspiraba a màs en el futuro. De todos modos estos casos son la peor cara del puritanismo americano y la doble moral. ¿Qué coño importarán estos temas? El problema es entre él y su mujer.

Anónimo dijo...

Bill Clinton ha dicho: "Obama trae consigo las clases màs ilustradas y los centros urbanos mientras que Hillary arrastra las zonas rurales y los sectores que perdimos con Reagan. Serían una fuerza imparable." ¿Es correcto este análisis?

Antxon G. dijo...

En parte sí. Hillary atrae a los "new deal labor demcorats", y Obama a los yuppies liberales. El problema es que ninguno de los dos atrae a esos sectores perdidos por valores. Hillary está atrayendo a sectores rurales dentro del procesod emócrata, porque tiene enfrente a un candidtao muy urbano y elitista, más que porque ella sea un estandarte de otra América. Seguramente si tuviera enfrente otro tipod e candidato, sería ella la urbana elitista.

A Spitzer lo veía presentándose a la Presidencia en 2012. Cuando fue elegido Gobernador de Nueva York, muchos lo comparaban con Franklin D. Roosevelt...