Se repartían 33 delegados demócratas ayer en Mississippi, antiguo bastión de los demócratas segregacionistas que controlaron la Mansión del Gobernador durante un Siglo de forma consecutiva. El Senador Obama ganó con una amplia diferencia de un 24% en voto popular -61% frente a 37%. Pero en el reparto de delegados, con 28 adjudicados hasta el momento, sólo logra sacar 6 más que Hillary. La amplitud de su victoria en votos populares, no se corresponde en la proporción de delegados ganados. La causa de esto la tenemos que buscar, una vez más, en el complejo sistema de reparto que los demócratas se han dado a sí mismos.
Una serie de delegados eran adjudicados en base a los porcentajes que tuvieran los candidatos en los cuatro distritos congresionales del estado; la victoria en algún distrito tenía un premio mayor que la victoria en otros distritos; y otro paquete de delegados se adjudicaba en función del voto popular a nivel estatal. Obama aspiraba a ganar por una diferencia de 5-2 en el 2º Distrito, de amplia presencia afroamericana, y Hillary esperaba hacerlo mejor en el 1º Distrito -cercano a las zonas rurales de Arkansas- y el 4º Distrito.
El caso es que el reparto de delegados no permite a Obama transformar esta victoria en un significativo avance. El proceso empieza a dejar un regusto antidemocrático que, en última instancia, podría favorecer a Hillary Clinton al hacer justificable cualquier movimiento poco democrático. Hemos visto cómo Obama ha logrado sacar mayores ventajas en delegados de Caucus en los que participa un electorado mucho más exclusivo y menos representativo del electorado real de cada estado, mientras saca mucho menor provecho de victorias de 20 puntos de diferencia en primarias abiertas. Si todo es tan dudoso, por qué no asegurar la nominación con los superdelegados, deben estar pensando en el campo de Hillary.
Video: Obama fue entrevistado en la CNN tras anunciarse su victoria en Mississippi.
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