Pocos observadores esperan que surja un claro ganador mañana en el campo demócrata. El reparto proporcional de delegados evita que nadie se quede con las manos vacías. El primer objetivo de cada campaña será verse situados en primera posición en número de delegados totales la mañana del 6 de febrero. Dos tercios de los delegados demócratas a repartir mañana, serán asignados en función de los porcentajes de los candidatos a nivel de distritos, y un tercio a nivel estatal. Lo cual obliga a amplias victorias en el voto popular para marcar diferencias reales en el número de delegados. El ex presidente del Comité Nacional Demócrata, Terry McAuliffe, aliado de Hillary Clinton en esta carrera, admitió que el escenario más probable barajado a día de hoy contempla que la competición se alargue hasta la primera semana del mes de marzo, cuando se pronunciarán dos grandes estados ricos en delegados, Ohio -141 delegados- y Texas -193 delegados.
Las estrategias de los candidatos difieren levemente. Luchan por el voto blanco y el hispano -se calcula que la mitad del electorado hispano de toda la Unión se concentra en varios estados que entrarán mañana en juego. Obama fija su esfuerzo en todo estado en que huele a competición. Sólo tres de los estados que concurrirán mañana a las urnas para elegir al candidato demócrata se han librado de la publicidad televisiva del Senador por Illinois. Hillary, en cambio, ha lanzado anuncios sólo en 12 estados, y ha mimado especialmente siete plazas: New Jersey, Massachusetts, Missouri, Tennessee, Arizona, California y Nueva York. Estados que, salvo California, ya estarían claramente de su lado. Así pues, el objetivo de ese trato especial a estados en los que ya cree tener asegurada la victoria, sería ampliar los márgenes de esa victoria para marcar una verdadera diferencia en el número de delegados.
Superar las expectativas en el terreno de los delegados será la gran obsesión. Cuando mañana por la noche los grandes canales de televisión informen sobre ganadores y perdedores, los porcentajes del voto popular que obtenga cada candidato contribuirán a adjudicar la etiqueta de front-runner a uno de los dos. Pero en número de delegados ninguna de las dos campañas ven fácil la posibilidad de que Hillary u Obama logren colocarse con una ventaja superior a los 200 o 250 delegados sobre el otro, en un reparto de 1,681 delegados por todo el país. Pero sí existe un posible escenario que catapultaría a uno de ellos de forma casi imparable hacia la nominación.
Las miradas estarán fijadas en los seis premios gordos: California -370 delegados-, Nueva York -232 delegados-, Illinois -153 delegados-, New Jersey -107 delegados-, Massachusetts -93 delegados- y Georgia -87 delegados. Si algún candidato gana cinco de esos seis estados, particularmente California, relegará a su rival a una victoria en casa -Nueva York para Hillary e Illinois para Obama-, y demostrará una formidable fortaleza. Él o ella será el claro favorito, atraerá el favor de la gente que cuenta, y superarle en el futuro estará casi prohibido. De todos modos, si hacemos caso a los sondeos, eso no ocurrirá. Ambos parecen tener asegurados al menos dos de esos seis estados.
El mapa también irá mostrando resultados de más pequeños estados que nos pueden indicar el rendimiento de cada candidato en muy diferentes zonas geográficas. Un estado al que habrá que prestar atención es Missouri -72 delegados-, con una interesante demografía, a medio camino entre el Sur y el Medio Oeste, su tendencia electoral ha clavado la mayoría de las veces la tendencia nacional. Un estado que suele votar al ganador final. Si al final de la noche el recuento de delegados muestra una carrera abierta, las miradas se situarán en las próximas citas de mayor peso del mes de febrero: Washington -78 delegados-, Nebraska -24 delegados- y Louisiana -56 delegados- votarán el día 9; Maine -24 delegados- votará el día 10; Virginia -83 delegados- y Maryland -70 delegados- votarán el día 12; y Wisconsin -74 delegados- votará el día 19.
Si después de que voten Texas y Ohio, el 4 de marzo, no hay un candidato que haya logrado reunir el número necesario de compromisarios para ser considerado candidato oficial del partido, se pasaría al conocido como "escenario Pennsylvania". Algo de lo que nadie quiere oir hablar. Habría un larguísimo parón en el proceso hasta que la próxima primaria importante tuviera lugar el 22 de abril en Pennsylvania -151 delegados. Este estado industrial sería el último big one en votar, y llegaría más de un mes después de la anterior cita el 11 de marzo en Mississippi. La igualdad también podría llevar a un desenlace de regusto poco democrático, con los Superdelegados -delegados no electos, asignados por los jefes estatales del partido- deshaciendo el empate. Dos escenarios improbables pero posibles. Time da algunas claves para mañana.
Para los republicanos vale lo dicho la pasada semana: Al alcance de sus manos
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5 comentarios:
Supongo que mañana será el dia más duro de seguimiento de resultados y reacciones desde que abriste este blog. Te deseo suerte y al mismo tiempo te confieso que te has convertido en mi fuente primaria de información sobre las elecciones norteamericanas. Nadie iguala tu cobertura y tus análisis. Seguiré a través de tu blog los resultados que se vayan conociendo y te felicito, una vez más, por el excelente trabajo que estas realizando.
Gracias. Mañana será un infierno xD Porque las diferencias horarias entre los estados serán importantes, será un desorden.
Más que en el blog, te recomiendo que sigas los resultados por los enlaces que colocaré. En el blog iré colcoando detalles puntuales que sean interesantes.
Si va Obama por delante cuando deban elegir los superdelegados, ¿Darian un vuelco a favor de Hillary o se impondría la verguenza torera?
Algunos de ellos ya están asigandos, de momento la mayoría para Hillary. Eld esempate no se produciría en el último momento. Según vaya avanzando el proceso, puede que uno de los candidatos logre la nominació con una diferencia ifnerior al número de superdelegados que se hayan repartido.
Totalmente de acuerdo con Nestor.
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