El Senador Barack Obama dio su victorioso discurso de la noche en Houston, Texas. Una vez más rodeado por la multitud -19,000 personas- pensando en el espectáculo televisivo. Podríamos considerar su triunfo en Wisconsin como la primera auténtica prueba superada hasta ahora. A pesar de ser un estado vecino al suyo, Wisconsin componía un electorado hecho más a la medida de las caracteríasticas de Hillary Clinton; un estado de tradición demócrata, mayoritariamente blanco, y con una importante masa de blue-collar workers -trabajadores industriales no cualificados. La victoria de Obama no ha dejado lugar a las dudas. Ha vencido entre todos los grupos demgráficos, excepto entre los blancos mayores de 60 años.
"Todos vosotros sabéis cómo hacerlo en Texas. Creo que ya hemos conseguido despegar", dijo el candidato a sus eufóricos seguidores texanos. Ahora toca volver su atención a Texas y Ohio. Concentrarse en ganar en uno de esos dos estados hubiera sido un magnífico escenario para él hace unas semanas. Pero el viento a favor le obliga a intentar ganar en ambos para no romper la racha. El riesgo para el 4 de marzo es que una victoria de Hillary en alguna de esas dos plazas, la coloque de favorita para la primaria del estado industrial por excelencia, Pennsylvania -158 delegados-, a celebrar en abril.
miércoles, 20 de febrero de 2008
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