El Senador John McCain ha sido declarado ganador del Caucus de Washington, a la espera todavía del reparto de delegados. Con esa victoria salva la cara ante un Mike Huckabee que, si bien no pone en riesgo el liderazgo del Senador en la carrera, sí reclama su parte de protagonismo en estas elecciones. El ex Gobernador de Arkansas continúa ganando todo aquello que está a su alcance. Tiene su mérito. Demuestra que sus seguidores componen un grupo extremadamente fiel y activo que no se desmoviliza aunque las opciones de su candidato para ser el ganador final sean más que escasas.
Las victorias de Huckabee en Kansas y Louisiana, así como su buena posición en Washington, no conllevan grandes efectos prácticos en el proceso republicano. Para llegar a poner en apuros a McCain, tendría que ganar todos los estados que quedan por pronunciarse, y por mucha diferencia en aquellos en los que el reparto de delegados sea proporcional. Se da por imposible. Pero el pastor baptista sí tiene ante sí una buena ocasión de reivindicar su fuerza dentro una de las secciones -conservadores sociales o culturales- de la coalición que hace cuatro años dio la victoria nacional a Bush. Si la estrategia republicana en 2008 consiste en volver a reunir a todas las partes de esa fórmula ganadora, Huckabee podría estar en disposición de exigir un lugar en el ticket.
Para ello necesita sorprender. Una buena ocasión, el próximo martes en Virginia. Habrá 63 delegados republicanos en juego. Todos serán para el ganador. Muchos simpatizantes republicanos están pensando en votar en la primaria demócrata, algunos para enterrar a los odiados Clinton, y otros para darle la victoria al percibirla como la rival más fácil de enfrentar en noviembre. Si Huckabee gana en Virginia, nadie dudará que continuará en campaña hasta marzo, para intentar dar la sorpresa en la siempre imprevisible Texas, y en Ohio.
Juega en contra de McCain la baja participación que puede existir en esos estados al coincidir en el tiempo con las emocionantes primarias demócratas. Sabemos que el ejército de seguidores de Huckabee parece dispuesto a ir a las urnas bajo cualquier tipo de condiciones. Los potenciales votantes de McCain, en cambio, menos fanatizados, pueden caer en la tentación de quedarse en casa ante los comentarios generalizados de que "esto ya está hecho". La nominación será suya, pero existe el riesgo de mostrarse débil.
domingo, 10 de febrero de 2008
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