A muchos sorprendió ver ayer al Senador Barack Obama en Boise -centro neurálgico de la comunidad vasco-americana-, la capital de Idaho. Este estado ultraconservador del Oeste, el más republicano de la Unión, rara vez recibe la visita de candidatos presidenciales demócratas, y mucho menos si se trata de candidatos afroamericanos. El número de delegados que sentará en la Convención Nacional Demócrata tampoco llama la atención. Sólamente 18 delegados. Una nimiedad si lo comparamos con los 370 miembros de la delegación de California, o los 232 de Nueva York. Pero a apenas dos días de la crucial cita del SuperMartes, Obama se presentó en el Taco Bell Arena de la Boise State University, y sentó a más de 14,000 personas sólo para verle hablar.
"Me dijeron que no había demócratas en Idaho. Eso es lo que me dijeron. Pero yo no les creí". El candidato habló de Jesucristo y de los propietarios de armas. "No tengo ninguna intención de quitar las pistolas a la gente", dijo en un intento por desvincularse de la animadversión que sienten por la segunda enmienda la mayoría de grupos de interés que apoyan su candidatura, y escondiendo su historial legislativo en favor de la regulación de la posesión de revólveres. Un dato curioso: a diferencia de lo visto en otros estados, en Idaho omitió las palabras "gays y heterosexuales" al pronunciar su clásica promesa de unificar a "jóvenes y viejos, negros y blancos, asiáticos, hispanos, y nativos americanos".
La visita a Idaho forma parte de la estrategia por competir por todos los delegados en juego, y maximizar los números totales que consiga a nivel nacional el próximo martes. Para estos dos próximos días, la agenda del Senador Obama incluye más visitas a pequeños estados a los que la prensa no está prestando la más mínima atención, como Utah -23 delegados- o Delaware -15 delegados.
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2 comentarios:
¿Todavía hay liga, Antxon?
No creo.
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