En el esperado debate de anoche en Los Angeles, los candidatos prefirieron dejar de lado el intenso fuego cruzado del último día para centrarse en potenciar sus cualidades ante los votantes. Los dos llegaban a la cita con alguna ventaja que conservar. Hillary Clinton se mantiene en cabeza en la mayoría de estados que votarán el próximo martes, y Barack Obama cierra una semana positiva para sus intereses que comenzó con la victoria en Carolina del Sur y fue seguida por el endorsement de los Kenendy, y sus impresionantes cifras de recaudación. Los dos candidatos se sienten con confianza de poder salir vencedores de este largo proceso.
La imagen de una mujer y un afroamericano compitiendo por la nominación del Partido Demócrata en el Kodak Theater, representó un momento histórico, independientemente de que uno de los dos logre o no llegar a la Casa Blanca. La larga ronda de debates demócratas comenzó hace ya meses con ocho candidatos tomando el atril, la mayoría de los cuales eran hombres blancos. Todos ellos han terminado incando la rodilla, superados por una mujer y un negro en sondeos, popularidad, recaudación de dinero, y delegados. Hillary y Obama parecieron ser conscientes de su fortuna y afrontaron el debate con disfrute. De algún modo se sintieron identificados en su condición de últimos supervivientes, y congeniaron.
Ambos tuvieron buenas palabras para el Senador John Edwards, con quien buscaron ser asociados en un intento por atraer el interés del grupo de votantes que ha quedado huérfano tras su retirada. Se volvió a hablar de experiencia y cambio, e Iraq volvió a ser uno de los temas centrales después de varios meses sin serlo. La Senadora Clinton defendió su voto favorable -de 2002- a la autorización de la fuerza contra Saddam Hussein como una decisión "razonada", dejando que Obama pusiera en cuestión su buen juicio para liderar la Nación. Hillary se negó a pedir perdón por ello, pero se justificó, "he dicho muchas veces que si hubiera sabido entonces lo que sé ahora, nunca hubiera dado al Presidente Bush esa autoridad". Según ella, no esperaba que Bush ordenara la intervención militar antes de de que los inspectores de armamento terminaran su trabajo.
"Todo el mundo entendió desde el día después de la votación, que era un voto para ir a la guerra", la atacó Obama. El Senador por Illinois, con la ventaja de no haberse tenido que pronunciar oficialmente en aquella votación por no pertenecer todavía al Sernado, volvió a recordar que él se opuso desde el primer día -en la retórica-, y que eso lo convierte en el candidato más fuerte para enfrentar a John McCain en noviembre. Hillary no concedió tal razonamiento, y se retrató a sí msima como la más experimentada de los dos, con más sólidos cimientos políticos para enfrentar al candidato republicano en la elección general. Para ver el debate en video.
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