La revista británica The Economist le dedica hoy un artículo al Gobernador Mitch Daniels, de Indiana, probable candidato a la Presidencia. Sus respuestas evasivas cada vez que le preguntan sobre una hipotética campaña presidencial no han hecho más que aumentar la intriga y el interés de los medios por el personaje. Los artículos y perfiles en medios de proyección internacional son además indicios de los importantes apoyos con que cuenta Daniels en el patriciado de los negocios y la política.
De momento se concentra en ayudar a los republicanos a ganar en noviembre el control de la Asamblea Estatal de Indiana, controlada actualmente por los demócratas. No está jugando al juego de los endorsements a nivel nacional. Su comité de acción política sólo está interviniendo en la política local de Indiana. Pero no es sólo por apego a su estado: si las dos cámaras de Indiana quedan en manos republicanas en los próximos dos años, el Gobernador Daniels tendrá mayor libertad para viajar y concentarse en una campaña presidencial sin tener que batallar con la legislatura estatal ni renunciar al cargo. Es el primer paso en el camino que ha trazado hacia la Casa Blanca.
Entre el Día de Acción de Gracias (noviembre) y el discurso sobre el Estado de la Unión del Presidente (enero) sabremos si da el paso definitivo. Se espera que los dark-horses como él puedan empezar a anunciar sus candidaturas en ese espacio de tiempo -los candidatos más conocidos probablemente esperen hasta febrero-marzo.
Mitch Daniels: the right stuff (economist.com)
THE governor does not like to keep people waiting. On a recent morning this small man leapt out of a trooper’s Toyota (Indiana-made) while it was still moving. He burst into a tiny chamber of commerce and began joking with businessmen, teachers and farmers. He is comfortable with most people in most places. He can command a boardroom. He has moseyed through enough fairs to know how to sign a goat—on its left side, so as not to write against the grain of its coat. After some small talk with the chamber, he introduced himself formally: “Mitch Daniels, your employee in public service.”
Most Americans know little or nothing of Mr Daniels. He does not tweet. “I’m not an interesting enough person,” he explains. He is a Republican who had never heard of 9/12, Glenn Beck’s tea-party group, before The Economist mentioned it to him. But he is good at one thing in particular: governing.
Continúa (...)
viernes, 20 de agosto de 2010
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