jueves, 14 de febrero de 2008

"Spiro Who?"

Es la pregunta que se hacían todos los medios al darse a conocer que Richard Nixon había escogido al desconocido Gobernador Spiro Agnew, de Maryland, para que le acompañara como running-mate en el ticket republicano para las elecciones presidenciales de 1968. No entraba en las quinielas de los expertos, ni en las especulaciones de los informadores. Fue una de las selecciones más inesperadas de la era moderna. Muchos se echaron las manos a la cabeza. Algunos porque creían que Nixon necesitaba un acompañante de renombre para ganar, y otros porque dudaban que Agnew tuviera las credenciales exigibles a un Vicepresidente. Pero Nixon sabía lo que se hacía.

Richard Nixon había logrado la nominación republicana al haber sido capaz de aglutinar alrededor de su candidatura a moderados y conservadores. Con su apasionado apoyo a Goldwater en 1964 se había ganado las simpatías de los ultras, y su reputación de gestor pragmático y amplia experiencia en la política federal le hacían aceptable entre los demás. Pero las secciones conservadora y liberal del partido -representadas en las primarias por Ronald Reagan y Nelson Rockefeller- buscaban influir de forma decisiva en la selección del running-mate.

En los días previos a la Convención Nacional Republicana que se celebraría en Miami, el nombre que más sonaba era el de John Lindsay, el popular y ambicioso Alcalde de Nueva York. Existía una impresión general de que Nixon obtaría por un liberal, aunque su equipo, tal vez para despistar, repetía que el factor clave en la selección sería el equilibrio regional, para ganar el mayor número de estados posibles en noviembre.

Aunque el ex Vicepresidente ya tenía asegurado el número de delegados suficiente para hacerse con la nominación, aún había una serie de delegados no comprometidos en las delegaciones de importantes estados como Maryland, Ohio, Michigan, New Jersey o Pennsylvania. Los seguidores de Reagan y Rockefeller no renunciaban a plantar batalla por el favor de esos delegados, aunque sus intentos de unirse para parar a Nixon hubieran ya fracasado. El primer día de convención, el Miami Herald publicó en su portada que el elegido por Nixon sería el Senador Mark Hatfield, de Oregon. Un liberal.

Las gentes de Reagan y Rockefeller distribuyeron unas 3,000 copias del periódico entre los delegados en el Miami Beach Convention Center. El equipo de Nixon negó la información pero no fue suficiente. Los conservadores enfurecieron al sentir que una vez más serían traicionados. El propio candidato tuvo que reunirse en privado con las delegaciones sureñas para jurarles en persona que no iba a seleccionar a ningún liberal prominente.

La experiencia sirvió para que Nixon comprendiera la importancia estratégica de la selección. Probablemente fueron sus hombres los que lanzaron el rumor para sondear opinión y conocer las consecuencias. La decisión final se prolongaría hasta el último día de convención. El Alcalde Lindsay fue descartado de plano cuando vieron la mala reacción de los conservadores, al ser propuesto indirectamente ante los delegados por el líder republicano del Congreso, Gerald Ford.

El favorito de los conservadores era el Senador John Tower, de Texas. El primer republicano que había ganado unas elecciones en Texas desde la Reconstrucción que siguió a la Guerra de Secesión. Era una opción sugerente para hacer funcionar la famosa estrategia sureña de Nixon, y ganar el gran estado de Texas, ganado por los demócratas en las dos elecciones anteriores. Pero también fue descartado por miedo a alejar a los moderados.

El Gobernador Dan Evans, de Washington, el encargado de dar el Keynote Address en la convención, también entró en consideración pero fue rápidamente descartado. Sus políticas en Washington resultaban demasiado liberales. El Gobernador George Romney, de Michigan, que había sido rival de Nixon en las primarias, era una opción lógica: bien visto por todos por su éxito como Presidente de American Motors, y contrastado ganador en tres elecciones a Gobernador de un gran estado. Pero sus cambios de opinión sobre la Guerra de Vietnam no lo hacían recomendable. También se supo que el poderoso ex Senador Prescott Bush había escrito una carta a Nixon recomendando a su hijo George. Una petición poco realista, ya que este llevaba sólo un año y medio como miembro de la Cámara de Representantes. Nixon no lo llegó a considerar.

Después de muchas deliberaciones internas, la lista que manejaban se había reducido a cinco nombres: el Senador Charles Percy, de Illinois; el Vicegobernador Robert Finch, de California; el Congresista Rogers Morton, de Maryland; el Gobernador John Volpe, de Massachusetts; y el Gobernador Spiro Agnew, de Maryland. Volpe era una opción tentadora, católico de origen italo-americano y del estado de los Kennedy, podía ayudar a ganar votos demócratas. Pero no encajaba con Nixon. Seleccionar a Percy implicaba romper la promesa hecha a las delegaciones sureñas.

El Congresista Morton no había sido electo nunca fuera de su 1º Distrito de Maryland. Nixon se decidió por su buen amigo Robert Finch. Representaba una selección arriesgada, su única experiencia en un cargo electo se reducía al año y medio que llevaba como Vicegobernador de California, ni siquiera era Gobernador. Pero Nixon confiaba en él, había dirigido su campaña presidencial de 1960. Era un hombre joven y carismático. Finch fue el único al que Nixon llegó a ofrecerle ser su running-mate, antes que a Agnew. Pero Finch declinó la oferta. No se sentía preparado.

Fue entonces cuando Nixon empezó a analizar mejor la opción Agnew, y se dio cuenta de que podía ser el perfecto running-mate. Era un personaje nuevo y poco conocido -llevaba menos de dos años como Gobernador-, no tenía mucho historial del que responder, ni tampoco podía hacer sombra al liderazgo de Nixon. Había apoyado a Nelson Rockefeller en las primarias, por lo que resultaba aceptable para los barones de la Costa Este. Y ofrecía un record perfecto en el asunto que más inquietaba a Nixon: los derechos civiles.

Durante toda la convención, la mayor preocupación de Nixon había sido que se produjera una guerra asamblearia entorno al sensible tema de los derechos civiles. Agnew tenía un historial de tolerancia en ese campo, había sido un pionero en la defensa de los derechos de las minorías, pero al mismo tiempo era famoso por haber enfurecido a los líderes y agitadores de la causa afroamericana al señalarlos como responsables de los graves disturbios que sacudieron varias ciudades del país aquel año. Y ese espíritu combativo gustaba a las delegaciones sureñas.

Aunque para algunos la selección tenía una explicación más simple que todo eso: resultaba aceptable para liberales y conservadores porque ambos bandos lo consideraban el ejemplar más insignificante del bando contrario. El que llevaría el peso del ticket sería Nixon, y este, como era habitual en él, cuando se reunía con conservadores y liberales les decía cosas diferentes y todos creían tener su compromiso.

Las fichas -a fecha de 1968- de los hombres que fueron considerados para el puesto:

Spiro Agnew (49 años) - Gobernador de Maryland desde 1967. Jefe del Comité Ejecutivo del Condado de Baltimore (1962-1966). Miembro de la Junta de Apelaciones del Condado de Baltimore (1957-1962). Luchó en la Segunda Guerra Mundial, siendo condecorado con la Estrella de Bronce. Graduado en Derecho por la Universidad de Baltimore.


Dan Evans (42 años)- Gobernador de Washington desde 1965. Miembro de la Asamblea Estatal de Washington (1956-1965). Sirvió en la Marina (1943-1946). Graduado en Ingeniería Civil por la Universidad de Washington.




Robert Finch (42 años) - Vicegobernador de California desde 1967. Director de la campaña presidencial de Richard Nixon en 1960. Sirvió en el cuerpo de Marines en la Segunda Guerra Mundial y en la Guerra de Corea. Graduado en Derecho por la Universidad de California.


Mark Hatfield (46 años) - Senador por Oregon desde 1967. Gobernador de Oregon (1959-1967). Secretario de Estado de Oregon (1957-1959). Miembro de la Asamblea Estatal de Oregon (1951-1957). Tomó parte en la batalla de Iwo Jima en la Segunda Guerra Mundial. Graduado en Ciencias Políticas por la Universidad de Stanford.


John Lindsay (46 años) - Alcalde de Nueva York desde 1966. Miembro de la Cámara de Representantes de EEUU por Nueva York (1959-1965). Durante la Segunda Guerra Mundial se unió a la Reserva. Graduado en Derecho por la Universidad de Yale.


Rogers Morton (54 años) - Miembro de la Cámara de Representantes de EEUU por Maryland desde 1963. Sirvió en la Segunda Guerra Mundial, alcanzando el rango de Capitán. Graduado por la Universidad de Yale.


Charles Percy (48 años) - Senador por Illinois desde 1967. Candidato fallido a Gobernador de Illinois en 1964. Presidente de Convención Nacional Republicana de 1960, celebrada en Chicago. Presidente de la compañía Bell & Howell (1949-1959). Graduado por la Universidad de Chicago.


George Romney (61 años) - Gobernador de Michigan desde 1963. Presidente de American Motors (1954-1962). VicepResidente ejecutivo de Nash-Kelvinator Corporation (1953-1954). Atendió la Universidad de Utah y la George Washington University pero nunca llegó a licenciarse.



John Tower (42 años) - Senador por Texas desde 1961. Jefe de la campaña presidencial de Dwight Eisenhower en Texas (1956). Sirvió en el Oceano Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial. Graduado en Ciencias Políticas por la Southwestern University.

John Volpe (59 años) - Gobernador de Massachusetts desde 1961. Director de la Administración Federal de Autopistas (1956-1957). Comisionado de Obras Públicas del Estado de Massachusetts (1952-1956). Sirvió en la Marina durante la Segunda Guerra Mundial. Empresario de la construcción de profesión.

2 comentarios:

Jordi Coll dijo...

A Romney no se le descartó por mormón?

Antxon G. dijo...

Es curioso pero no. En aquella época hubo muy pocas referencias a ese asunto. Había mayor tolerancia religiosa dentro del partido. La religión cobró mayor importancia en los 70, cuando los evangélicos comenzaron a organizarse en comités políticos y a descubrir mecanismos de presión.