Entre los demócratas, todos los posibles escenarios del proceso de nominación surgirán de lo que salga del Caucus de Iowa. Si John Edwards queda tercero mañana, posiblemente sus esperanzas queden enterradas sin remedio. Todo su discurso está diseñado para ese electorado. Si Hillary Clinton gana, tendrá la nominación en una mano. Si no gana Hillary, el proceso se convertirá en un duelo entre ella y su rival más favorecido. Siendo la competición similar en todos los estados que vengan en los días y semanas posteriores. Si Barack Obama es ese rival más favorecido, presenciaremos un recrudecimiento de la carrera que seguirá hasta el Supermartes de febrero, gracias a que el Senador por Illinois es competitivo económicamente. Y el Supermartes establecerá el front-runner definitivo.
Entre los republicanos, el proceso aparenta más complejo, al podernos encontrar hasta con cuatro o cinco diferentes escenarios -no sólo estrategias- de victoria. Mitt Romney, John McCain, Mike Huckabee y Rudy Giuliani contemplan escenarios creíbles para obtener la nominación. Algunos más creíbles que otros, pero todos ellos compiten sobre la idea de un escenario diferente, que no se apoya en los sondeos nacionales que no sirven para nada, sino en la convicción demostrada de que las primarias constituyen un proceso dinámico: si ganas en las plazas que abren la carrera, tus expectativas de victoria para las posteriores primarias se multiplicarán. El escenario de Fred Thompson parece más remoto, aunque no descartable aún. Mañana tal vez sí.
Mitt Romney ha confiado su destino a una estrategia muy localizada en los cuatro primeros estados que se someterán a votación: Iowa, New Hampshire, Michigan y Carolina del Sur. Ha invertido más dinero que nadie en estas cuatro plazas, comprando espacios televisivos o contratando buenos staffers. Ese empeño se vio reflejado durante meses en los sondeos que lo colocaban en cabeza en Iowa y New Hampshire. Sus mejores esperanzas junto con Michigan, su estado natal. Pero el ascenso de Huckabee en Iowa en el último mes podría alterar su escenario soñado: ganando con comodidad Iowa y New Hampshire la nominación sería suya. Nunca nadie en casi cuatro décadas ha perdido la nominación de ninguno de los dos partidos, después de triunfar en esos dos primeros estados. La historia estaba de su parte.
Pero el nuevo escenario que maneja su campaña, contempla la posibilidad de una derrota ajustada en Iowa el 3 de enero y una victoria trabajada en New Hampshire el 8 de enero. Confiando siempre en poder contar con Michigan el día 15 como confirmación en forma de dos victorias consecutivas. Algo que le es casi imprescindible al ex Gobernador de Massachusetts para llegar a territorio más ajeno -Carolina del Sur y Florida- con la aureola de eficaz campaigner y ganador. Ganar sólo uno entre los tres primeros estados -Iowa, New Hampshire y Michigan- puede quedarse como una victoria anecdótica de un candidato del que se esperaba mucho más. Romney se juega en un espacio de dos semanas la imagen que de él vayan a tener los votantes republicanos. Les gusta el candidato pero necesitan pruebas de su fortaleza, para despejar las dudas sobre su fragilidad. Existe todavía cierto miedo a que su competitividad sea una consecuencia de su inversión económica, más que de su fortaleza real.
Todo lo contrario es el escenario que necesita Rudy Giuliani. Después de renunciar a Iowa y New Hampshire, confía en que sus malos resultados en esos dos estados sean considerados resultados neutros, ni malos ni buenos. Se concentra en Florida, donde ha sido el primer candidato en lanzar publicidad televisiva. Muchos no acabamos de comprenden su estrategia. Tiene nombre y dinero para competir en cualqueir lado, pero decide voluntariamente no depender de sí mismo. Depender de lo que ocurra con otros. El ex Alcalde de Nueva York espera que Huckabee gane Iowa, McCain gane New Hampshire, Romney gane Michigan, y se llegue a finales de mes sin un favorito claro que convenza a los votantes republicanos.
Ese escenario le permitiría ganar Florida y llevarse los aplausos de los críticos que le considerarían el mejor colocado para confirmar la viabilidad de su cuestionada estrategia con victorias en los cuatro grandes -y ricos en delegados- estados que votarán el 5 de febrero: California, Illinois, New York y New Jersey. Mientras que el resto de rivales se repartirían el resto del botín de pequeños y medianos estados. Rápidamente Giuliani se colocaría en cabeza en número de compromisarios y tendría dinero para seguir compitiendo en cualquier sitio. El escenario Giuliani podría ser el más perjudicial para los republicanos por las fuertes divisiones de las que depende. Mientras los demócratas ya tendrían a su candidato oficioso, los republicanos seguirían compitiendo entre sí.
El escenario de John McCain empieza el día 8 en New Hampshire. Aunque un tercer puesto mañana sería un buen preliminar. Para McCain todo depende de mejorar su rendimiento de hace ocho años. En aquella ocasión, ganó en New hampshire, pero perdió en Carolina del Sur. Después triunfó en Michigan, pero no fue suficiente. Este año Michigan llega inmediatamente después de NH, y antes que Carolina del Sur. El Senador ganaría en NH, lo que le garantizaría la cobertura positiva en la prensa durante una semana entera, y aprovechándose de ello se colocaría en condiciones de disputar la victoria en Michigan -probablemente a Romney.
Después llegaría la confirmación en Carolina del Sur. A diferencia de hace ocho años, McCain ha cultivado esta vez todo tipo de apoyos locales y organización en el estado sureño. Es el candidato mejor organizado en Carolina del Sur, y sus relaciones con el aparato del partido son mejores hoy que en 2000. También puede confiar en el elevado número de veteranos de guerra de Carolina del Sur, siempre activos en política. Un primer puesto en NH, un primero o segundo puesto en Michigan, y un primer puesto en Carolina del Sur, unido a su reconocimiento de nombre en todo el país y el favor de la Casa Blanca, darían paso a un escenario muy favorable a sus intereses.
La gran incógnita es Mike Huckabee. ¿Es su ascenso en Iowa sintomático de algo más, o es producto del conocimiento mutuo y la relación de familiaridad que ha podido establecer con el votante republicano medio de Iowa? De una buena respuesta a esa pregunta dependen las opciones de Huckabee para hacerse con la nominación, porque habrá menos tiempo para estrechar manos en otros estados. Su victoria en Iowa mañana parece descontada para algunos. Ya está obligado a ganar, lo cual no es algo bueno. Su victoria no sería una sorpresa. Su derrota sí sería una decepción. Si no gana en Iowa, sus opciones se diluirán. Si gana por poco, se dudará de su competitividad en otras regiones del país. Si gana cómodamente empezará a inquietar a los jerarcas republicanos, y se convertirá en favorito indiscutible para el Sur y los estados rurales.
El escenario Huckabee contempla ganar Iowa, quedar entre los tres primeros en New Hampshire y Michigan, ganar Carolina del Sur, competir por la victoria en Florida -quedar primero o segundo-, y ganar todos los estados sureños en juego el 5 de febrero -Alabama, Arkansas, Georgia y Tennessee-, mas Oklahoma, Utah, Missouri, West Virginia, Dakota del Norte, Alaska o Colorado, siendo la alternativa más clara al ganador en estados grandes como California. El problema para que el Gobernador Huckabee pueda poner en práctica este plan es el dinero. No tendrá tiempo suficiente para recaudar los fondos necesarios para estar en antena tanto como algunos de sus rivales en la TV de Florida, o en los 20 estados del 5 de febrero. Tendrá que conceder muchas entrevistas.
El escenario de Fred Thompson sería similar al de Huckabee, pero quedando tercero en Iowa y desplazándose el día 4 a Carolina del Sur para empezar ya mismo a hacer campaña ininterrumpida allí hasta el día 19 de enero. Si mientras tanto no surge con fuerza nadie en NH y Michigan, Thompson podría lograr atraer la atención del aparato partidista con una victoria en Carolina del Sur. El problema de Thompson, al igual que el de Giuliani, es que no controlan su destino en estas elecciones. Necesitan que sus rivales -Romney, McCain y Huckabee- colapsen, o no consigan establecer su causa en los primeros estados. Si mañana el resultado de Fred Thompson en Iowa es decepcionante -menos del 10%-, habrá que ver si continúa con su campaña hasta Carolina del Sur, o decide apoyar a alguien -se habla de McCain.
miércoles, 2 de enero de 2008
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4 comentarios:
Magnífico artículo, como siempre. Hace tiempo que quería ponerte un comentario, pero al final siempre se me olvidaba.
Que sepas que somos muchos los que te leemos. :P
aquí no se hacen "porras", como en el fútbol?
mi apuesta:
Huckabee-McCain-Romney
Obama-Edwards-Hillary
Thomas Sowell no está tan brillante como en otros artículos ;)
El único candidato en ambos partidos que realmente tiene pinta de presidente es Mitt Romney. Fue deplorable que Mike Huckabee y algunos otros hayan intentado convertir su religión en un problema. Se suponía que John F. Kennedy la había sacado de la política; su regreso de la mano de Huckabee debería ser suficiente para descalificarle como candidato a la Casa Blanca incluso si decidiéramos pasar por alto su labor como gobernador, concediendo indultos al por mayor a toda clase de criminales y aumentando los impuestos.
Gracias Gawyn!
Periplaneta, yo no me atrevo a hacer rpedicciones esta vez. Y mira que eso es raro en mí. Lo que creo es que Edwards no quedará tercero. Tiene buena organización en Iowa. Y entre los republcianos, no lo tengo nada claro. Creo que tanto Huckabee como Romney pueen ganar. Romney puede que tenga más partidarios (muchos de los que no votarán ni Romney ni Huckabee, preferírían a Romney) pero los de Huckabee parecen tener mayor compromiso con el candidato.
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