jueves, 17 de abril de 2008

Character issues a debate
















A menos de una semana para que se abran las urnas en Pennsylvania, este debate tenía el potencial de influir en la intención de voto y consolidar o destruir las opciones de los candidatos -particularmente las de Hillary Clinton. Por lo que era de esperar que los dos candidatos se aplicaran con fiereza y agresividad. La economía, el desempleo, la asistencia sanitaria o los precios de la gasolina son los asuntos que más preocupan a los votantes de Pennsylvania.

La Senadora Clinton necesita capitalizar estos días todos esos asuntos para ganar la primaria del martes con autoridad. Ha elaborado detallados planes en sus propuestas para enfrentar la crisis hipotecaria o la cobertura médica, tiene un importante apoyo entre la clase obrera y los blancos étnicos de ingresos modestos, grupo demográfico dominante en ese estado... para imponerse sólo tenía que jugar la carta de la experiencia y la elegibilidad. Pero existía otra posibilidad que la obligaría a un esfuerzo menor: que Obama se convirtiera en el objeto de debate.

Y así fue. Los moderadores decidieron dedicar los primeros 45 minutos de debate a bombardear a Obama con los aspectos más controvertidos de su pasado, su retórica y sus relaciones. Y Hillary encantada. Obama dijo que repudió a Jeremiah Wright, contradiciendo su primera declaración en la que aseguraba no sentirse más capaz de repudiar a Wright que de repudiar a su abuela blanca, para después decirnos que lo que repudió fueron sólo sus comentarios. No explicó por qué dejó de ponerse el pin con la bandera en la solapa. "Tengo reverencia hacia la bandera de Estados Unidos. No estaría aspirando a la Presidencia si no fuera así. He dicho que en ningún otro país mi historia es posible." Sin respuesta. Es más, llegó a decir que nunca había hablado del pin. Mentira.

Pero la peor de todas sus respuestas llegó al ser cuestionado sobre su relación con el terrorista William Ayers, del grupo Weather Underground: "El hecho es que también soy amable con Tom Coburn, uno de los republicanos más conservadores en el Senado de los Estados Unidos, quien durante su campaña una vez dijo que podría ser apropiado aplicar la pena de muerte a aquellos que aprueban el aborto. ¿Necesito yo pedir perdón por las declaraciones del señor Coburn?" Comparó a un legislador de Oklahoma sin antecedentes criminales, con un terrorista cuyas acciones voluntarias tuvieron como resultado pérdidas de vidas humanas, y que en 2001 escribió un libro que introducía con un "no me arrepiento de poner bombas, siento que no hicimos lo suficiente." La comparación supera la de Jeremiah Wright con su abuela blanca.

El Senador Obama lo hizo algo mejor en la segunda mitad del debate, pero el daño ya estaba hecho. Muchos de sus asesores habrían preferido que se fuera la luz en algún momento de los primeros 45 minutos, y que el debate quedara suspendido. Hillary también tuvo sus momentos de agobio. Su respuesta al tema de los francotiradores bosnios no convenció a nadie. Hizo un chiste falto de gracia sobre la falta de sueño, pretendiendo sin éxito que su rival sacara a debate el spot del teléfono rojo que suena a las 3 de la madrugada. Intento fallido.

Pero arrolló a Obama en todos los puntos débiles de su personalidad. Lo acusó de no comprender el papel de la religión en la vida de la gente, y ofreció interesada comprensión a todos aquellos que se sienten ofendidos por incomprendidos. Citó de forma literal los comentarios de Jeremiah Wright sobre el 9-11, por si algún votante no lo tenía todavía claro. "En su primer sermón después del 9-11, culpar a América de los ataques, hubiera sido inaceptable para mí. Puedes elegir a tu pastor, no puedes elegir a tu familia, pero puedes elegir a tu pastor." Dos veces.

El debate contó con una introducción y una puesta en escena espectacular pero fue algo pobre en contenidos porque los responsables de ABC parecían tener como objetivo principal dar lugar a alguno de esos momentos que son repetidos una y otra vez a lo largo de la campaña. Pero cuando se tornó hacia temas como Irán y la política exterior, el rendimiento de Obama no fue mucho mejor. Demostró una preparación limitada, y muy probablemente generó dudas entre aquellos votantes que puedan estar pensando que este no es un año para elegir candidato fijándose sólo en el lirismo de sus palabras.

Vimos una Hillary combativa y un Obama a la defensiva. Si alguien consolidó sus posiciones gracias al debate fue la Senadora Clinton. Aunque ir en negativo no la va a ayudar entre los demócratas que ven a Obama como el nominado inevitable. Y viven atrapados por el conflicto interno de si en verdad votar por Clinton conduce sólo al desprestigio del que será su nominado. Muchos pensarán que lo único que Hillary consiguió fue facilitarle la tarea a John McCain de cara a noviembre.



Continuar viendo aquí

2 comentarios:

Jordi Coll dijo...

Es verdad, Hillary no estuvo brillante, pero las expresiones y el tono que utilizó en los asuntos complicados de Obama fueron perfectos.

Jordi Coll dijo...

La broma, patética.