Hay consenso general en que de todos los estados que quedan por votar en primarias demócratas, Indiana es el único que parece mostrarse indeciso. Virginia Occidental, Kentucky y Puerto Rico se inclinan con fuerza para Hillary Clinton; Carolina del Norte, Oregon, Montana y Dakota del Sur serán para Barack Obama. Pero en Indiana cualquier cosa puede ocurrir. Los sondeos hablan de empate técnico. Hillary está obligada a ganar allí para hacer avanzar su causa; Obama no está obligado a ganar, pero una victoria en Indiana podría ser el definitivo tie break -desempate- que consolidase su superioridad.
El 85% de los habitantes de Indiana son blancos -Obama lo hace mejor entre los blancos de comunidades blancas, que entre los blancos de comunidades mixtas. Indiana se localiza en pleno Corn Belt -cinturón del maíz. Cubierta en su mayor parte por llanuras, posee una tierra fertil que la convirtió en uno de los mayores productores de trigo y maíz de la Unión. La experiencia de Iowa puede ayudar a Obama. Por otro lado, la región de Calumet es el mayor centro siderúgico de Estados Unidos, con gran presencia de obreros blancos también vinculados al sector eléctrico, otra de las principales fuentes de ingresos del estado. Ahí puede estar el caladero de votos de Hillary.
El gran bastión electoral para Obama estará en la esquina noroeste del estado, zona densamente poblada que forma parte del área metropolitana de Chicago -hogar de Obama. La mitad norte de condados como Lake, Porter, y LaPorte, son todo suburbios de Chicago, que comparten mercado televisivo y están conectados con la gran urbe de Illinois a través de carretera y ferrocarril. De hecho, Chicago es el principal consumidor de la producción agrícola y ganadera del norte de Indiana.
Mientras Hillary hacía ayer campaña en el campus de la Universidad de Indiana en Bloomington, el Senador Barack Obama decidió comenzar el día hablando del precio del combustible en una estación de gasolina de Indianapolis. Allí se declaró a favor de gravar las ganancias de las petroleras, prometió que de ganar pondrá en marcha un plan de 150,000 millones de dólares en diez años para favorecer las energías renovables, y, cómo no, expresó su apoyo al etanol como biocombustible, cuya producción aumenta el valor de las tierras de Indiana.
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