Como ya hizo en uno de sus primeros comerciales, el Senador Barack Obama vuelve a recurrir a su atractiva historia vital en su más reciente producto de 30 segundos para la TV de New Hampshire donde, según los análisis de la intención de voto, el candidato sale peor parado que en Iowa. Esta vez su historia de superación personal se sitúa en un segundo plano, sirviendo como telón de fondo para hablar de educación. En tan pocos segundos, pocos detalles y dos ideas generales: expandir la educación para los más jóvenes y concienciar sobre la importancia del papel de los padres en la educación de los hijos.
Tal vez lo que cuesta encajar de este mensaje entre algunos votantes es que el Senador Obama, a diferencia de sus dos principales rivales demócratas, acudió a una escuela privada, y no a una pública. En realidad la historia de su vida educativa sería para los republicanos la crónica del éxito de los programas de cupones educacionales, caballo de batalla de la derecha.
(...) "Mis padres no eran ricos. (...) Mi padre me dejó cuando yo era muy joven. Pero una cosa que sí pude tener fue una gran educación. Deberíamos dar a cada niño las mismas oportunidades que yo tuve. Inviertiendo en la educación desde edades tempranas y reclutando una nueva generación de maestros.(...) Los padres debemos apagar la televisión e inculcar en nuestros hijos el sentido de la excelencia. (...)
viernes, 16 de noviembre de 2007
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