Sombras y sospechas de cada cuatro años

Como sabréis, los votantes de Ohio están ya autorizados por ley a empezar a votar sin necesidad de dar explicaciones. Esa misma ley permite además que los no inscritos en los padrones (no residentes) se registren y voten el mismo día. Esto ha desatado la actividad de diferentes organizaciones dedicadas a llevar a votantes a las urnas, a registrarse y votar, proporcionándoles incluso medios de transporte. La mayoría de persoans dedicadas a esto son jóvenes simpatizantes de Obama vinculados a la comunidad universitaria de Columbus, por lo que se sospecha que además de invitar a registrarse y votar, también puedan sugerir a quién votar.

Y entre sus objetivos preferentes están las residencias de ancianos, y las personas sin techo que no tienen ningún documento de identidad, pero pueden registrarse y votar anticipadamente, se supone que dando sólo las últimas cuatro cifras de su número de seguridad social. Estos jóvenes organizers ofrecen a los desconfiados sin techo, sandwiches, bocadillos, o cartones de zumo para que se suban en sus autos y llevarlos al registro. Puede ser inmoral, pero nadie puede discutir la legalidad de estas prácticas, en principio.

El problema está en que muchas de estas personas que no pueden probar ser residentes en Ohio, o incluso inmigrantes sin ciudadanía, toman prestados de estos muchachos documentos como carnets de biblioteca o tarjetas de servicios públicos, para identificarse. Se supone que después, a posteriori, se comprueban datos y se invalidan votos. Pero el hecho desconcertante es que estas personas llegan a votar, y después sólo cabe confiar en la honestidad del sistema -o de quienes operan en ese sistema- para filtrar los votos válidos y descartar los no válidos. Y aunque confíemos ciegamente en el sistema, es evidente que el conjunto de métodos utilizados para proceder en las votaciones allana el camino a posibles fraudes.

Es el pan nuestro de cada cuatro años. La complejidad del sistema electoral, repleto de turbias leyes estatales que las mayorías legislativas de turno aprueban en su propio beneficio, se sitúa tan lejos de nuestra comprensión, que abre mil y un coladeros que están fuera de control. También tenemos el famoso supuesto en que ciudadanos privados (millonarios) utilicen dinero de su propio fondo para hacer que algunos votantes en estados cruciales vayan "más contentos" a las urnas porque van a poder pagar sus facturas, y además permitirse algunos caprichos. Otra de las leyendas y realidades de cada cuatro años. Todo esto está a la orden del día.