lunes, 12 de mayo de 2008
Clinton-Gore: tirón generacional y sureño
El Gobernador Bill Clinton, de Arkansas, inició el proceso de búsqueda de un running-mate poco después de su victoria en la primaria de Nueva York frente al ex Gobernador Jerry Brown, de California, el único rival que todavía en el mes de abril resistía su poderío en las internas demócratas. Clinton construyó su triunfo en las primarias de 1992 sobre la base del Democratic Leadership Council, grupo creado para adaptar las transformaciones de la sociedad de los 80 al ideario del Partido Demócrata, y gracias al apoyo estratégico de Ron Brown, por aquel entonces presidente del partido.
Con la nominación encaminada, formó un grupo de expertos para elaborar listas, y entrevistar a los aspirantes a acompañarle en el ticket. Al frente de ese equipo colocó a un antiguo oficial de la Administración Carter, el astuto abogado californiano Warren Christopher. Acompañaban a este, la ex Gobernadora Madeleine Kunin, de Vermont, y el abogado Vernon Jordan. La inicial lista de posibilidades para la Vicepresidencia era tan variada como interminable. Unos cuarenta nombres estaban dentro de los barajados. Lo único que tenían en común a finales de la primavera era que ninguno de ellos tenían ni idea de que estaban siendo considerados. Clinton quería discreción. Durante la campaña había comprendido lo desaconsejable que era la especulación pública sobre todos los nombres que compartían un podium con él.
Para mayo la lista se había reducido a unos quince nombres: la Gobernadora Barbara Roberts, de Oregon; el Senador Bob Graham, de Florida; el Senador Sam Nunn, de Georgia; el Senador Bill Bradley, de New Jersey; el Senador Al Gore, de Tennessee; el Senador John Kerry, de Massachusetts; el Senador Jay Rockefeller, de Virginia Occidental; el Congresista Lee Hamilton, de Indiana; el General Colin Powell, Jefe del Estado Mayor Conjunto; el Alcalde Maynard Jackson, de Atlanta; el empresario John Sculley, presidente de Apple Computer Inc.; el ex Gobernador Bruce Babbitt, de Arizona; y el periodista Bill Moyers. También se unirían a la lista la Gobernadora Ann Richards, de Texas, y el Gobernador Roy Romer, de Colorado.
Con la economía como tema central de la campaña, Clinton sentía una atracción especial por John Sculley. Quería transformar la imagen del Partido Demócrata para que los hombres de negocios volvieran a confiar en él. Pero Sculley fue descartado tras comprobar que se había casado tres veces. Powell, Bradley y Rockefeller advirtieron desde un principio que no estaban interesados. El Senador Nunn, presidente del Comité de Fuerzas Armadas del Senado, opción ideal para contrarrestar la fortaleza del Presidente Bush en temas de Seguridad Nacional, quedó fuera de consideración porque a Madeleine Kunin no le gustaba su historial legislativo en asuntos que afectaban a las mujeres. Aunque era un secreto a voces que Clinton estaba algo molesto con él por no haberle apoyado con el suficiente entusiasmo en la primaria de Georgia.
Otros tantos fueron cayendo de una lista a la que Clinton añadió tres nuevos nombres: el Senador Harris Wofford, de Pennsylvania; el ex Senador Paul Tsongas, de Massachusetts; y el Gobernador Mario Cuomo, de Nueva York. Los dos últimos rechazaron ser considerados, pero quedaron tan agradecidos por haber pensado en ellos, que corrieron a apoyar a Clinton con energía. Tsongas había sido rival en las primarias, y hasta junio se había resistido a ofrecer su apoyo al nominado. Mario Cuomo había tenido algunos desencuentros con Clinton, pero el acercamiento permitió que el popular Gobernador de Nueva York accediera a ser el hombre que introduciría a Clinton en la Convención Nacional Demócrata. El polémico Reverendo Jesse Jackson también manifestó en junio su disposición a apoyar a Clinton.
La unidad del partido facilitó la selección del running-mate. Tras numerosos encuentros y entrevistas, a finales de junio la lista se redujo a los cuatro hombres que mejor impresión habían causado a Clinton: Wofford, Graham, Gore y Hamilton. El Senador Bob Kerrey, de Nebraska, fue incluído por la prensa en la lista de finalistas porque él mismo se encargó de airear que estaba dentro cuando en realidad Clinton no pensaba en él. Ginny Montez, líder de la National Organization for Women que había promovido la selección de Geraldine Ferraro en 1984, puso el grito en el cielo porque todos los finalistas eran hombres blancos. Pero las resistencias no pasaron a mayores.
El favorito parecía ser Wofford. Sus vínculos con la legendaria Administración Kennedy maravillaban a Clinton. El Congresista Hamilton violó el código de silencio impuesto por los hombres de Clinton, al acceder a hablar sobre sus opciones en un programa de entrevistas de fin de semana. No gustó nada en el entorno del candidato. Y el Senador Graham estaba incluído por el peso electoral de su estado, Florida, pero preocupaba que se encontraba en plena campaña de reelección para el Senado.
Una noche, un alto consejero del Gobernador Clinton recogió al Senador Al Gore en el Congreso y se dirigieron al hotel Capitol Hilton de Washington DC. Entraron por separado y utilizaron diferentes ascensores para subir a una suite del noveno piso. Clinton llegó al lugar a las 10,30 de la noche. Se entrevistó con Gore durante tres largas horas. Hacia la medianoche, cuando sus asesores entraron en la suite, los dos hombres charlaban de forma relejada sobre quiénes eran sus economistas favoritos.
A partir de ese día, surgió un consenso general pro-Gore en el círculo íntimo del candidato. Gore, de 44 años, ofrecía tirón generacional entre los baby-boomers, y fortalecía la candidatura en el Sur, territorio hostil para los demócratas en los años de Reagan-Bush. La labor de Gore en materia de medio ambiente atraía además a Hillary, la mujer del candidato. Finalmente, el 9 de julio Clinton telefoneó al elegido. "Creo que serías un magnífico Presidente", le dijo en caso de que a él le ocurriera algo. Gore aceptó al instante. Al día siguiente se anunció la decisión y los dos hombres, acompañados por sus rubias esposas, posaron en la mansión del Gobernador de Arkansas, en Little Rock.
El ticket llegó a la Convención en un escenario de empate técnico a tres entre Bush, Perot y Clinton -Bush y Perot con el 32% cada uno, y Clinton con el 29%. Los cuatro días de cobertura mediática positiva de la Convención lanzarían a Clinton hacia la victoria. Pero un pequeño imprevisto hizo tambalear la selección de Gore. El tercer día de Convención, cuando Clinton se encontraba preparando el discurso que pronunciaría al día siguiente, James Carville entró en su habitación con noticias de última hora. "Associated Press está informando que Ross Perot abandona." La reacción de Clinton evidenció preocupación. "¡Maldición!" Necesitaba a Perot en carrera. Los medios comenzaron a señalar que la selección de Gore había estado pensada para una carrera a tres -para ganar estados sureños aprovechando que Perot dividiera el voto conservador en esas plazas.
Tras unas horas de angustia, el primer sondeo improvisado sin Perot en competición tranquilizó a Clinton. Vencía con un cómodo 58% frente a un 38% de Bush. Además, Perot salió en la tele diciendo que "la revitalización del Partido Demócrata" era uno de los motivos de su retirada temporal. El Gobernador de Arkansas cogió el teléfono y llamó a un preocupado Senador Gore para tranquilizarle. "Eras mi elegido en una carrera de tres hombres. Pero en una carrera a dos tengo que escoger a Mario Cuomo." Tras unos segundos de silencio, todo el mundo rompió a reir. Evidentemente era una broma.
Al Gore fue una selección ideal. Hombre de indudable simpatía de imagen, apodado El Príncipe de Tennessee por su impecable aspecto físico, ya había demostrado su ambición y competitividad en 1988 cuando, con sólo 40 años, había disputado la nominación presidencial demócrata. Era uno de los favoritos para ser candidato a Presidente en 1992, pero un accidente sufrido por su hijo, unido a la impresión general de que Bush era imbatible tras la Guerra del Golfo, le llevó un año antes a rechazar la idea de una nueva campaña presidencial. Bill Clinton, otro joven sureño, menos conocido que Gore, fue el gran beneficiario de la no entrada de este en la competición. Por lo que seleccionar a Gore como running-mate, bien pudo haber sido un gesto de agradecimiento.
Las fichas -a fecha de 1992- de los cuatro finalistas que fueron considerados para running-mate de Clinton:
Al Gore (44 años) - Senador por Tennessee desde 1985. Miembro de la Cámara de Representantes de EEUU por Tennessee (1977-1985). Sirvió en la 20ª Brigada de Ingenieros en la Guerra de Vietnam. Graduado cum laude en Estudios Gubernamentales y Administración Pública por la Universidad de Harvard. Estudió un Master Periodismo y Teología en la Universidad de Vanderbilt.
Bob Graham (56 años) - Senador por Florida desde 1987. Gobernador de Florida (1979-1987). Miembro de la Asamblea Estatal de Florida (1967-1977). Graduado en Ciencias Políticas por la Universidad de Florida. Graduado en Leyes por la Universidad de Harvard.
Lee Hamilton (61 años) - Miembro de la Cámara de Representantes de EEUU por el 9º Distrito de Indiana desde 1965. Presidente del Selecto Comité del Congreso para la investigación de las transacciones encubiertas de armas con Irán (escándalo Irangate) en 1987. Graduado en Derecho por la Universidad de Indiana.
Harris Wofford (66 años) - Senador por Pennsylvania desde 1991. Secretario de Trabajo de Pennsylvania (1987-1991). Presidente del Bryn Mawr College (1970-1978). Presidente de la Universidad de Nueva York (1966-1970). Director Asociado de los Cuerpos de Paz (1962-1966). Asistente especial del Presidente John F. Kennedy para asuntos de derechos civiles (1961-1962). Asesor de la campaña presidencial de Kennedy en 1960. Abogado de la Comisión para los Derechos Civiles (1954-1958). Sirvió en las Fuerzas Armadas durante la II Guerra MUndial. Graduado en Derecho por la Universidad de Yale.
*Discurso de Bill Clinton en la Convención Nacional Demócrata de 1992 (Real Player), en Nueva York.
*Discurso de Al Gore en la Convención Nacional Demócrata de 1992 (Real Player), en Nueva York.
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6 comentarios:
¿Perot se retiró temporalmente?
Otro gran post.
Sí. Perot se retiró en julio y volvió en septiembre.
Vaya, no sabía lo de la retirada temporal de Perot. Eso debió debilitar bastante sus opciones, no?
Sí. Se retiró estando prácticamente en cabeza en las encuestas. El retirarse durante dos meses, hizo que muchos descontentos se fijaran más en Bill Clinton.
¿Por qué lo hizo? Problemas financieros seguro que no.
Se dijeron muchas cosas. Entre otras que tenía miedo a que salieran unas fotos compremetedoras de una hija que se iba a casar.
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