Con su No Surrender Tour, el Senador John McCain parece haber encontrado el camino más corto hacia su recuperación en las encuestas. Animado por su buen papel en el último debate, y dejando atrás su protagonismo en la batalla perdida por la reforma migratoria, parece haber comprendido que su ventaja sobre el resto de candidatos es su credibilidad en el debate sobre la guerra. Su autoridad moral para pedir penosos sacrificios a los demás. Aquellos que se sienten incómodos por su posición ante la inmigración ilegal, nunca han puesto en cuestión su honorabilidad ni su condición de icono patriótico dentro del partido.
Dando muestras de haber entendido esta cuestión, ha dado por finiquitado su viejo e ineficaz "Straight Talk Express" que no iba a ninguna parte, y lo ha sustituído por el "No Surrender". Una nueva línea de campaña que puede potenciar su vieja imagen quijotesca, la que tanto gustaba a los votantes, la del hombre que sacrifica todo su capital político en la lucha por una causa que considera justa, una causa difícil pero que vale la pena, y que puede conmover al votante de las primarias republicanas. A partir de ahora parece dispuesto a usar toda su campaña en relación con ese contenido. Sería una buena decisión. McCain nunca debió haber dejado de ser a Iraq o a la Guerra contra el Terrorismo, lo que Tom Tancredo es a la inmigración o John Edwards a la guerra contra la pobreza. Es su punto fuerte. Debe ser su fijación desde que amanece hasta que se acuesta. Es ahí donde marca diferencias.
Video: para continuar con la dura escalada en las encuestas, nada mejor que cargar contra Hillary Clinton y MoveOn.
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