viernes, 14 de septiembre de 2007
Debates históricos: Carter contra Reagan
Fecha: 28 de octubre de 1980
Lugar: Convention Center Music Hall, en Cleveland (Ohio)
Protagonistas: Jimmy Carter (D), Presidente de EEUU, y Ronald Reagan (R), ex Gobernador de California
Moderador: Howard K. Smith (ABC)
Panelistas: Harry Ellis (Christian Science Monitor), William Hilliard (Portland Oregonian), Marvin Stone (US News & World Report) y Barbara Walters (ABC)
Hubo serias dificultades para convencer al Presidente Jimmy Carter de participar en los debates. Había decidido no acudir al primer debate celebrado en Baltimore el 21 de septiembre, y esa decisión le había traído más problemas que si hubiera acudido. El equipo de Ronald Reagan lanzó un brutal anuncio televisivo con un podium vacío recordando todas las malas noticias que acechaban al Presidente y lanzando al aire la pregunta “¿podemos permitirnos cuatro años más de esto?”.
Los temores de Carter a un enfrentamiento dialéctico directo con su rival eran bien fundados. La caída del dólar en 1979, el retroceso de la industria o el aumento alarmante del paro hasta superar el 10% reflejaban una realidad muy difícil de defender en un debate televisado. Por si fuera poco, también estaba la incómoda crisis de los rehenes estadounidenses secuestrados en Teherán, la gran clave visible de la debilidad y la erosión final del Presidente. Tampoco podía contar con el favor de los medios liberales que tan dócilmente habían protegido en el pasado a otros líderes demócratas.
La gran prensa vigilaba e ilustraba paso a paso la desfiguración de Carter. Primero fue un chiste sobre un conejo que lo había atacado, después burlas sobre su creencia en los Ovnis, luego viñetas que lo mostraban como un sheriff ridículo armado con una Biblia y, finalmente, el clímax de la fotografía que lo capturó cuando sufría un colapso en plena sesión de jogging. Ya lo podéis imaginar... “el Presidente colapsa”... “Carter se desvanece”... titulares interpretables en mil sentidos. Está claro que tenía pocos motivos para esperar encontrar la salvación en un debate por televisión.
Pero finalmente, gracias a la fuerte presión de los medios, Carter accedió sin remedio y se llegó a un acuerdo para que se celebrara el esperado cara a cara. Fue muy tarde, un 28 de octubre, a sólo una semana de la elección que tendría lugar el 4 de noviembre. Por ello recibió una atención inusitada y ambas campañas lo consideraron decisivo para el desenlace electoral en una elección que se presentaba más cerrada de lo que luego indicarían los resultados. A pesar de todas las dificultades de Jimmy Carter, el Presidente era un hombre que no caía mal. Demostraba gran sentido de la moralidad y había cultivado una indudable imagen de honestidad. Parecía un líder fracasado sí, pero daba lástima darle la patada.
El debate giró entorno a una variedad de asuntos que incluían la política de defensa, la problemática de las armas nucleares, la crisis energética, el terrorismo, las políticas sociales o los conflictos urbanos que amenazaban a muchas ciudades estadounidenses. El Presidente se esforzó por explicar de la manera más detallada posible los beneficios de algunos de los programas gubernamentales más conocidos que su Administración había logrado poner en marcha, y tomó la ofensiva contra Reagan estimulando el miedo entre el electorado ante un futuro incierto en tiempos peligrosos. Como hiciera Johnson con Goldwater, acusó al republicano de ser un total irresponsable en materia nuclear, capaz de deslizar al país hacia un enfrentamiento nuclear con los soviéticos.
El momento más “memorable” de Carter llegaría precisamente durante una discusión sobre armamento nuclear. “Creo que sería mejor poner en perspectiva sobre qué estamos hablando. El otro día, antes de venir aquí, tuve una discusión con mi hija, Amy, para preguntarle a ella cual era el asunto más importante. Ella me dijo que el armamento nuclear y el control de armas nucleares”. Esta línea sería conocida como “Amy speech” y largamente ridiculizada. Si el Presidente buscaba humanizar su posición y enternecer el corazón del público, no consiguió su objetivo. El público quería posiciones de fuerza.
Los votantes que aún tenían dudas sobre el Gobernador Reagan las despejaron aquella noche. La presencia relajada de Reagan contrastó con la desgastadísima y deprimida apariencia del Presidente. El ex Gobernador de California tendría las mejores líneas del debate. Cada vez que el Presidente Carter trataba de asustar al electorado acusando a su rival de pretender acabar con el Medicare, Reagan respondía con un “There you go again” (“y dale con lo mismo”), entablando una relación especial con el televidente al que con ese tipo de frases simples pero eficaces venía a decir que aquel hombre de Georgia no tenía remedio.
Otra de las grandes líneas de la noche, después plagiada hasta la saciedad por todos, la pronunció también Reagan en sus closing remarks. Con la mirada fija en la cámara... “¿Estáis mejor que como estabais hace cuatro años? ¿Es América tan respetada como lo era en el mundo? ¿Sentís que estamos tan seguros y fuertes como hace cuatro años?... Si respondéis a todas estas preguntas con un Sí, creo que vuestra opción es muy obvia para saber a quién debéis votar. Si no estáis de acuerdo, si no creeis que el curso que estamos llevando en los últimos cuatro años sea lo que más os gustaría para los próximos cuatro, entonces yo podría ofreceros otra elección”. Carter estaba acabado. Siete días después se convertiría en el primer Presidente que perdía la reelección desde Herbert Hoover en 1932. Video completo del debate presidencial del 28 de octubre de 1980.
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4 comentarios:
He encontrado varias referencias pero no me hago con la foto del momento exacto del colapso de Carter. Lo que sí sé es que fue en esta carrera, en 1979, en Catoctin Mountain Park. ¡Jejeje!
Recuerdo haber visto las fotos en internet hace tiempo. Ahora no als encuentro. Pero algo debe haber por ahí. Las del conejo salvaje sí que están en google images.
Entonces...podemos decir que la prensa también ayudó a Reagan a llegar a la Presidencia?
No. La relación de la prensa siempre fue fría con Carter porque este no salía de su círculo privado. Tenía un equipo de unos pocos colaboradores, al mayoría de Georgia, que no sabían relaiconarse con la gente influyente en Washington. Los veían con mucho escepticismo. Por eso nunca hubo una relación fluída. Tampoco con el Congreso.
Pero la rpensa no ayudó a Reagan a llegar a la Presidencia. La gran prensa pididó el voto para Carter. Lo que ocurre es que no podían ocultar la realidad de todas las cosas, que era muy pensoa para los intereses del Presidente.
Además, no olvides que Carter tuvo que ganarse a pulso su nominaicón aún siendo Presidente en ejercicio. Ted Kennedy se presentó apra ser elc andidato demócrata a la Presidencia aquel año. Ya eso es algo bastante sintomático de la debilidad de Carter. Que la figura más famosa de la élite del partido se lance a desafiarte cuando eres Presidente....
Esa realidad no se podía ocultar.
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