lunes, 18 de agosto de 2008

AuH2O '1964


El republicanismo llevaba en 1964 tres décadas temiendo confrontar con virulencia los fundamentos del programa nacional del Partido Demócrata surgido del New Deal, y el antaño potente GOP parecía condenado a tomar como único objetivo la moderación en la derrota. Los republicanos más radicales, aquellos dispuestos a atacar el pensamiento dominante, estaban considerados como un pequeño grupo de ultras que carecían de infraestructura y organización para poder asaltar con éxito el aparato del partido.

El New York Times aseguraba que el moderado Gobernador Nelson Rockefeller, de Nueva York, gran amigo del Presidente demócrata Lyndon Johnson, tenía tantas posibilidades de perder la nominación republicana de 1964 como de arruinarse. Es decir, ninguna. Si todo iba según lo previsto, la elección del 64 sería una carrera Johnson vs. Rockefeller dentro de los límites del equilibrio pendular que suponía la alternancia pacífica de los dos grandes partidos que no buscaban derrotar ideológicamente al adversario, y compartían una idea de país muy similar.

Rockefeller afrontaba la resolución de los conflictos sociales como un liberal. Siempre abierto a la negociación con los sindicatos, defensor de los presupuestos equilibrados y de altos niveles de impuestos para lograr ese fin, apoyaba programas de crecimiento sostenible que denunciaban los recortes radicales de impuestos como ideas propias de chalados. Los grandes proyectos de autopistas e infraestructuras públicas, así como la inversión en el desarrollo de potentes universidades estatales, eran otras de las señas de identidad que habían caracterizado su gestión como Gobernador de Nueva York.

Pero un destemplado Senador de Arizona, representante del Oeste emergente, pondría a prueba aquella afirmación que decía que "desde 1936 todos los candidatos presidenciales del Partido Republicano los ha nombrado el Chase Bank". Barry Goldwater era, según los parámetros de la época, un iracundo derechista que se proponía arrebatar a los americanos los logros del estado benefactor. Para la propaganda progresista era un "loco" que iba a lanzar la bomba atómica sobre Vietnam del Norte, y arrojar a los negros al mar. Un ultramontano que se había opuesto a la Ley de Derechos Civiles, asociándose con una minoría dentro de un Partido Republicano que había votado masivamente a favor de la legislación de derechos civiles, incluso en niveles superiores a los demócratas.

Pero más allá de los prejuicios, Goldwater era el autor de una obra cumbre del conservadurismo norteamericano, el libro 'The Conscience of a Conservative', que vendió hasta tres millones y medio de ejemplares antes de las elecciones de 1964. Saltó a la arena electoral afirmando su compromiso con los ancestrales derechos de los estados y el viejo federalismo, pidiendo el recorte de los privilegios de las clases medias populares, y profetizando la quiebra de los programas de planificación social. El tratamiento de choque que proponía generó un miedo comprensible entre una sociedad acostumbrada a depender durante treinta años de la iniciativa y los programas gubernamentales, pero otorgó a los republicanos un ideario propio, nuevo y vibrante, del que habían carecido durante tres décadas.

La lucha por la nominación republicana fue lo más parecido a una guerra civil dentro del partido. New Hampshire abrió la competición. Rockefeller invirtió 250,000 dólares y 28 días de campaña en el estado de granito; Goldwater 150,000 dólares y 21 días. Goldwater lideraba las encuestas gracias al apoyo del Senador local Norris Cotton, y del editor del Manchester Union Leader. Pero su discurso sobre Seguridad Social y derechos civiles, y su conservadurismo demasiado western, no funcionaron en New Hampshire. En un giro sorprendente, los votantes dieron la victoria al prestigioso Henry Cabot Lodge, embajador de EEUU en Vietnam del Sur, y running-mate de Nixon en 1960. Lodge volvió a ganar en Massachusetts y New Jersey antes de decidir que no quería competir por la nominación.

Goldwater no falló en el Medio Oeste, cuna del movimiento conservador, y obtuvo sus primeros triunfos en Illinois e Indiana. Tampoco falló en el Suroeste, su espacio natural, llevándose la mayoría de los delegados de Texas. Su formidable organización de campaña en los estados del Sur y el Oeste interior, dirigida por F. Clifton White, un antiguo profesor de ciencias políticas de la Universidad de Cornell, manejada por desconocidos publicistas salidos del American Enterprise Institute, y financiada por nuevos millonarios del cinturón del sol encuadrados en la Cámara de Comercio, la Asociación Nacional de Industriales y el Independent Business Federation, sorprendió a las fuerzas de Rockefeller, apoyadas en la maquinaria tradicional y la selecta oligarquía aristocrática reunida en torno al Roundtable Business.

El Gobernador de Nueva York empezó a recuperarse en el mes de mayo con una victoria en Oregon, seguida de otra en Virginia Occidental, uno de los estados más dependientes de los programas gubernamentales. La primaria de California confirmaría a uno u otro -Goldwater o Rockefeller- como definitivo front-runner. Dos semanas antes de la cita californiana, Rockefeller disponía de una confortable ventaja de trece puntos en los sondeos. Confiado en poder ganar el premio gordo y llegar a la Convención con ventaja en número de delegados, depositó todas sus energías en una campaña de descrédito contra Goldwater. "¿Quién te gustaría que estuviese en la sala con el botón de la bomba de hidrógeno?", preguntaba un panfleto enviado a dos millones de votantes del estado. Los seguidores de Goldwater respondieron con su propia campaña difamatoria, y dudosas tácticas como falsos avisos de bomba contra las oficinas de campaña del rival.

Rockefeller seguía por delante en los sondeos cuando, tres días antes de la primaria de California, su recién estrenada mujer, Happy, dio a luz a un hijo. Mientras el nuevo padre interrumpía su campaña para volar a Nueva York, el Senador Goldwater inundó las radios con spots que cuestionaban la moralidad de su oponente. El nacimiento del niño devolvió al primer plano un asunto que parecía olvidado: el Gobernador Rockefeller se había divorciado de su primera esposa para casarse con su amante, la madre del niño, una mujer que se había divorciado de su primer marido para casarse con el político. Goldwater recordó a los conservadores sociales que Rockefeller era un "ladrón de esposas", y ganó la primaria del 2 de junio por un estrecho margen inferior a los tres puntos -Goldwater 51%, Rockefeller 49%.

La Convención Nacional Republicana abrió sus puertas el 13 de julio en el Cow Palace, de San Francisco. Era la segunda Convención Republicana que tenía lugar en una ciudad de la Costa Oeste. Una señal más del avance de los republicanos en los estados del Oeste. Goldwater llegó a San Francisco con la nominación asegurada, pero eso no evitó los agrios enfrentamientos entre sus leales conservadores y los liberales. En medio de un ambiente de revanchismo de quienes sabían que había llegado su hora, los delegados más conservadores acosaron a los presentadores de la NBC, Chet Huntley y David Brinkley, y muchos reporteros se vieron obligados a esconder sus credenciales para mostrarlas sólo en los controles de seguridad. El historiador Robert Alan Goldberg describió el evento como el "Woodstock de la derecha."

El equipo de Goldwater se instaló en la decimoquinta planta del Hotel Mark Hopkins de San Francisco, y el jefe de finanzas de la campaña, Bill Middendorf, contactó con todos sus delegados para advertirles que los liberales usarían otra vez "las tácticas de 1952." Rockefeller había renunciado a pelear por la nominación, y las fuerzas anti-Goldwater se reunieron en torno al Gobernador William Scranton, un liberal de Pennsylvania que había ganado la primaria de su estado. Un sondeo de Harris Poll tomado un par de semanas antes, señalaba que un 62% de los republicanos de toda la vida preferían a Scranton sobre Goldwater. Pero la distribución de los delegados en el Cow Palace reflejaba una realidad bien distinta. "Por el amor de Dios, ¿qué le ha pasado al Partido Republicano? Casi no conozco a nadie de esta gente", exclamó Henry Cabot Lodge al echar un vistazo a la lista de delegados. Eran gente nueva que se había unido al partido por el candidato.

La estrategia de los liberales pasaba por forzar a los conservadores a mostrar su peor cara a través de la televisión, esperando que recibieran telegramas de votantes preocupados que los forzaran a votar por Scranton. Pero su lealtad no estaba en cuestión. Los chicos de Goldwater pincharon los walkie-talkies que los representantes de Scranton utilizaban para comunicarse entre ellos en el centro de convenciones, y aseguraron sin problemas la nominación de su hombre en una primera votación con el apoyo de 883 delegados. Scranton se quedó en los 214 delegados.

El 15 de julio, tercer día de Convención, Goldwater anunció como su compañero de fórmula, al Congresista católico William Miller, de Nueva York, presidente del Comité Nacional Republicano. Antes había pensado en Scranton para equilibrar el ticket en lo ideológico y lo geográfico, y competir en un gran estado como Pennsylvania, pero este le había enviado una carta en la que le acusaba de defender "una disparatada colección de posiciones absurdas y peligrosas" que le dolió lo suficiente para descartar a Scranton.

El ex Presidente Eisenhower apoyó a regañadientes a Goldwater, mientras el ex Presidente Herbert Hoover y el ex Vicepresidente Richard Nixon lo apoyaron con entusiasmo. Cuando el Gobernador Nelson Rockefeller tomó la palabra para defender una plataforma que censurara el extremismo, los exuberantes delegados conservadores lo abuchearon. "Estos extremistas se alimentan del miedo, el odio y el terror. No tienen un programa para América y el Partido Republicano. Operan desde las sombras y el secretismo. Es esencial que esta Convención repudie, aquí y ahora, cualquier doctrina, minoría militante sean comunistas, Ku Klux Klan o Birchers." Fue uno de los mejores discursos de Rockefeller, pero no sirvió para parar la ola conservadora que transformaría el GOP. La derrota de Goldwater en noviembre sería un desastre para el Partido Republicano, pero ofrecería al movimiento conservador no afiliado la posibilidad de tomar una organización muerta y arruinada para levantar un nuevo partido.

*Audio del discurso de Goldwater en la Convención Republicana de 1964.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

esperaba este capítulo de la historia ansiosamente. He leído el primer párrafo y estoy emocionado como un púber a punto de perder la virginidad ;))

gracias antxón!

Antxon G. dijo...

xD Lo tuyo es curioso. Admiras a Goldwater, pero en als priamrias de este año ibas con Huckabee xD

Goldwater hubiera apoyado a Romney, McCain, Thompson o Hunter. Tal vez a McCain porque es el menos conectado con los comités políticos evangélicos, con los que Goldwater fue muy crítico cuando ganaron influencia en el partido en los 80 y 90.

Anónimo dijo...

mi desconocimiento de los USA es absoluto, así que si un tipo hace un anuncio con Chuck Norris, ya es mi favorito ;))

más que admirar a Goldwater (del que poco sé) es interés por el proceso que permitió romper el consenso sobre el "estado de bienestar" en el partido republicano.

Anónimo dijo...

Hillary Clinton....¿Apoyó la candidatura de Goldwater 1964?

Antxon G. dijo...

Sí, existe por ahí alguna foto de Hillary a sus 17 años portando una foto de Goldwater.