Después de la mala experencia de 1968, la ciudad de Chicago volvió a ser sede de una Convención Nacional Demócrata en 1996. Pero esta vez el ambiente fue muy diferente. Los delegados se reunieron en un ambiente de fiesta para coronar al Presidente Bill Clinton, en la esperanza de que este se convirtiera en el primer Presidente demócrata en ser reelegido desde Franklin D. Roosevelt. La dimisión un día antes del principal estratega de Clinton por confesar secretos a una prostituta de 200 dólares la hora fue el punto oscuro que no eclipsó el optimismo que reinaba en el United Center, pabellón de los Chicago Bulls.
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