Noche de Halloween es noche de cine de terror. No hay mejor película para ambientar este día, que La noche de Halloween (1978) de John Carpenter. Precedente de otras variantes con psychokiller que no estarían a la altura.
No sólo es una de las películas que mejor utiliza la percepción de una presencia amenazante como principal elemento para crear terror. También retrata de manera magistral la cultura norteamericana, desde la perspectiva un tanto decadente de un pequeño pueblo de Illinois en plena década de los 70, a través de la celebración de la fiesta de Halloween: con las tradiciones que la integran, como la costumbre de sentarse ante el televisor después de cenar a ver horror movies, antiguas películas de serie B, las típicas Los invasores de Marte o El murciélago diabólico.
Pero lastimosamente no tenemos esa peli disponible on-line, por lo que os dejaré otro clásico en el blog: La noche de los muertos vivientes (1968) de George Romero. Perfecto blanco y negro, reparto desconocido y medios técnicos escasísimos. Atmósfera opresiva y sobrecogedora, casi onírica. Es una representación total de la noche, con esa casa en mitad del páramo, a oscuras, aislada de la civilización y acechada por la más terrible de las pesadillas imaginables. Sin dejar de ser una evocación constante al imaginario popular norteamericano: el cementerio, la radio en directo, la camioneta, las armas, la policía, la raza...
Os gustará saber que fue rodada en las afueras de Evans City, un pequeñísimo pueblo situado en el corazón del condado rural de Butler, a 30 millas al norte de Pittsburgh, en ese Oeste de Pennsylvania del que tanto estamos hablando en estas elecciones.
Argumento: Barbara y su hermano realizan una visita al cementerio de una pequeña localidad de Pennsylvania. Mientras llegan, en pleno atardecer, la radio anuncia extraños ataques que han estado ocurriendo en las últimas horas.
(la peli está completa)
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