martes, 28 de octubre de 2008

Concession & Victory Speeches: 1980

Carter concede - Para toda una generación de estadounidenses, Jimmy Carter se convirtió en el primer Presidente en ser derrotado en las urnas desde que tenían uso de razón -Herbert Hoover en 1932 había sido el último. Fue una derrota difícil de digerir para un hombre que cuatro años antes había irrumpido en la escena nacional cargado de grandes esperanzas, como alguien que pretendía hacer política de otra manera. Por si fuera poco, su derrota fue acompañada de la pérdida en el Senado de una mayoría demócrata que cuando juró como Presidente superaba los 60 escaños.

Se vio a un hombre deprimido y cansado mientras aceptaba la derrota en el Washington Sheraton de DC, acompañado de su familia, y de aliados políticos como el reverendo Jesse Jackson. El último día de campaña, Carter había hecho un esfuerzo desesperado para ganarse a los últimos indecisos en Ohio, Illinois, Montana y Oregon. Y sin tiempo para dormir, la noche anterior había viajado de Oregón hasta Georgia para votar, para terminar el día en Washington DC. Estaba agotado.

Ante la envergadura de la derrota que se avecinaba, decidió emitir su discurso de concesión cuando aún faltaban algunas horas para que muchos estados del Oeste cerraran sus urnas. Como si quisiera huir cuanto antes de toda aquella pesadilla, y meterse en la cama. Su precipitación a la hora de salir a decir que había perdido, fue duramente criticada por varios líderes del partido que consideraron que ese gesto desmovilizó a los votantes y provocó la derrota de varios candidatos demócratas al Congreso en los estados de la Costa Oeste.



Reagan victorioso - Fue una noche perfecta para el Gobernador Reagan. La NBC proyectó su aplastante victoria a las 8:15 PM -hora de la Costa Este. No sólo había derrotado a Carter en un landslide, también había ayudado a los republicanos a recapturar la mayoría en el Senado por vez primera desde 1952, y había reducido drásticamente el poder de los demócratas en la Cámara de Representantes. Era la victoria de un candidato que había entrado en la carrera un año antes siendo objeto de bromas, pero que no había renunciado a nada para alcanzar la Presidencia. Un hombre que no se había privado de decir y hacer en campaña todo aquello que quiso. El sueño de cualquier aspirante a la Casa Blanca.

Proclamó su victoria en el Hotel Century Plaza de Los Angeles, un lugar que le traía suerte desde sus campañas para Gobernador. Entre promesas de utilizar correctamente la confianza que el pueblo estadounidense había depositado en él, se vio a un hombre sonriente y lleno de gozo, que nos dejó palabras inolvidables sobre las que se construiría el optimismo impenitente de su Presidencia:

"Abe Lincoln, el día después de su elección como Presidente, reunió a los periodistas que habían estado cubriendo su campaña y les dijo, "bien chicos, vuestros problemas han terminado, los míos acaban de empezar." Creo que sé lo que quería decir. Lincoln debía estar preocupado por los tiempos problemáticos en lo que se convirtió en Presidente, pero no creo que tuviera miedo. Estaba preparado para confrontar los problemas y conflictos de un país todavía joven, determinado a aprovechar la oportunidad histórica para cambiar las cosas.

Y yo no estoy asustado por lo que tenemos por delante, y no creo que el pueblo americano esté asustado por lo que espera en el futuro. Juntos, vamos a hacer lo que tiene que hacerse. Vamos a poner a América a funcionar de nuevo. Sabéis, quiero explotar ese gran espíritu americano que abrió este continente no desarrollado de costa a costa, y lo convirtió en una gran Nación que sobrevivió a varias guerras, sobrevivió a la Gran Depresión, y sobrevivirá a los problemas que enfrentamos hoy.
"

5 comentarios:

Jordi Coll dijo...

Me encanta la sonrisa de Reagan, con la boca torcida. Bill Frist habló de ello en el tributo que le hicieron en la RNC de 2004.

Antxon G. dijo...

¿Torcida? No me había fijado que la tuviera torcida...

Ahora que me fijo, sí que la tenía algo torcida. Ningún Presidente de la era de la TV ha tenido una sonrisa tan atractiva como Reagan. Tal vez Carter, pero tenía la boca demasiado grande. Además Reagan tuvo la suerte de llegar a la Presidencia con los ragos muy dulcificados por la propia edad, y la piel muy curtida, algo que inspira confianza y seguridad, más que las pieles tersas.

Jordi Coll dijo...

Cuando reía el ojo derecho lo cerraba más que el izquierdo.

Anónimo dijo...

Como siempre, muchas gracias por tu contribuciones históricas, Antxon.

Anónimo dijo...

Si Carter hubiera ganado las Presidenciales en 1980, el mundo el dia de hoy sería mejor