miércoles, 21 de noviembre de 2007

"Measuring the Drapes" Speech

Continuando con la serie de videos históricos...

Se conoce como '"Measuring the Drapes" Speech' al discurso que los expertos consideran punto de partida de la debacle final de la campaña de reelección del Presidente George Bush en 1992. Cuando se decidió a luchar, pero ya era demasiado tarde. Durante toda la primavera de aquel año las encuestas auguraban una carrera igualada, con cierta ventaja para el Presidente republicano, con el todavía poco conocido demócrata Bill Clinton como tercera opción en muchas de ellas, por detrás incluso de Ross Perot. Pero en los meses de julio y agosto las tendencias comenzaron a inclinarse cada vez más del lado del Gobernador de Arkansas. El Presidente parecía alérgico a los mítines y andaba buscando confirmar su imagen de estadista viajando por el mundo y gobernando, descuidando la campaña, al tiempo que el Gobernador Clinton era noticia por su intensa actividad de campaña, sus promesas, y sus planes para cuando llegara a la Casa Blanca.

Así los medios comenzaron a describir la campaña del Presidente como un esfuerzo sin tracción, sin energía, que se iba quedando atrás ("lagging campaign"). Bush, que meses atrás bromeaba en el Despacho Oval con sus colaboradores, con bromas del tipo "¿Os imagináis a Bill Clinton sentado en este escritorio?", a lo que todos respondían con grandes carcajadas, empezaba a preocuparse seriamente de haber desaprovechado tantos meses para hacer campaña, y a irritarse al ver que sus adversarios empezaban a mostrar una creciente seguridad en sus posibilidades de victoria.

Inquieto por el panorama, y a puertas de la Convención Republicana que iba a celebrarse en Houston, a Bush se le ocurrió empezar a demostrar que él también podía ser un aplicado campaigner. Pero lo hizo de la peor manera. Adelantó su viaje a Houston al 17 de agosto y allí, en un acto de campaña organizado cerca del Astrodome donde se celebraba la Convención de su partido, anunció en un tono desesperado que ahí daba comienza una terrible batalla y que él "también sabía luchar". Como un niño al que le quieren robar el juguete, perdió el temple -volvió el Bush del famoso debate del 80 en New Hampshire-, y no dejó títere con cabeza. Acusó a Clinton de apresurarse demasiado en tomar medidas para las nuevas cortinas de su despacho -el Despacho Oval-, dejando ver que le molestaba que el candidato demócrata planteara en los medios que quería sustituirle en la Presidencia -un deseo lógico en un candidato a la Presidencia-.

Bautizó al ticket Clinton-Gore como los "Karaoke Kids" -en referencia al "Comeback Kids"- por ser capaces de prometer cualquier cosa con tal de ganar las elecciones, y se metió con la exitosa serie de dibujos animados 'Los Simpsons', diciendo con enfado que las familias americanas debían ser como 'Los Walton' -famosa serie de los 70- y no como los Simpson. La intervención del Presidente aquella noche del 17 de agosto de 1992 fue emitida en directo por la CNN, y la imagen que quedó de Bush fue la de un hombre desesperado y estresado, luchando contrarreloj y contra las circunstancias. Cuando dejó la Casa Blanca meses después, los guionistas de 'Los Simpson' le dedicaron un capítulo, en el que se le veía como el amargado y malhumorado Señor Wilson, vecino de 'Daniel el travieso'.

Video: un extracto de dos minutos del discurso. El climax.

3 comentarios:

Jordi Coll dijo...

Pero está leyendo, no? No es un problema de Bush sinó del planteamiento hecho por su equipo. Por cierto, patético esto de "my opponent". No quiere decir el nombre de Clinton para no darle propaganda o qué?

Carlos dijo...

lo de "my opponent" está en el capítulo 1 de los consejos a candidatos, en efecto se evita la propaganda. Y a mí Bush padre me gustaba como orador, nada que ver con su hijo. El discurso es un poco desesperado en el contenido, pero me gusta el tono.

Antxon G. dijo...

Jajaja! Carlos tiene razón en eso de "my oponnent", es así como se refieren la mayoría de las veces a sus rivales. Salvo en el caso de que se enfrenten a un rival impopular, o un presidente en hroas bajas. En ese caso sí lo llamarían por su nombre. Pero en este caso no mencionar el nombre de Clinton formaba parte de la estrategia, para no darle publicidad.

Sí es un discurso preparado, pero totalmente equivocado, en el cotnenido y en la forma tan apresurada en que se hizo. Esa misma noche, cerca de ahí, en el Astrodome Reagan iba a dar una discurso en la Convención republicana (aquel en el que decía esod e "I know Thomas Jefferson..."), y al día siguiente nos e hablód el discurso de Reagan apoyando a Bush, sino de este discurso de Bush, y en especial de la referencia a los Simpson, iconos de la cultura popular americana, que en aquel momento ya llevaban 3 años en antena y eran más populares que el presidente.

Esa campaña de reelección de Bush fue un auténtico desastre. Basta con recordar que su Secretario de Estado, James Baker, quien había dirigido la campaña de reelección de Reagan en el 84, tuvo que dejar la Secretaría de Estado para hacerse cargo de la campaña de reelección de Bush en los últimos meses para ver si lograba que funcionara. El 23 de agosto dimitió Baker como jefe del Departamento de Estado para convertirse en Campaign Manager y Jefe de Gabinete de la Casa Blanca. Imagínate lod esesperado que andaba Bush, y lo mal que lo estaban haciendo los responsables de la campaña. Fue un auténtico desastre.

La peor campaña que haya hehco en la era mdoerna un Presidente que busca la reelección. No hizo prácticamente nada hasta agosto. Estaba demasiado confiado. En 1988 estuvo por detrás en los sodneos hasta su discurso en la Convención, y esa evz pensaba que sería igual. Pensaba que a Clinton le esperaba el mismo destino que a Dukakis. Que sería decir que no había hecho la mili y ya está. A pesar de que las encuestas ya indicaban que su popularidad había bajado al 40% por los problemas económicos y sociales, él estaba convencido de que los americanos no veían en Clinton una opción viable. Y el espíritu patrótico estaba en sus máximos (mirar esta imagen de Chicago sólo un año antes). Vio que todo estaba hecho al mínimo esfuerzo. Que le bastaría con tres meses de campaña intensa para desacreditar a su adversario. Y luego se encontró con la realidad, y pareció un hombre desagradable y desquiciado.

Por cierto, Carlos, ¿que te gustaba Bush senior como orador? xD A mí siempre me ha parecido que no transmitía nada. No transmitía emociones. Su hijo es mal orador, pero comunica emociones. Y eso es más importante. El padre no te llegaba. Era un hombre muy frío. Y eso después de ocho años de Reagan, resultaba algo anodino. Lo que sí creo que tenía Bush padre es buena imagen física. Aunque parecía más un líder europeo. Un presidente de los Estados Unidos acostumbra a tener una imagen más "cutre". Y en ello también le va el encanto.