jueves, 3 de mayo de 2007

Cita en Simi Valley

Hoy se celebra el primer debate entre los aspirantes republicanos en la Ronald Reagan Presidential Library, en California. Diez candidatos han recibido la invitación de Nancy Reagan para participar en el debate. También habrá invitados especiales que asistirán como espectadores. Aparte de la viuda de Reagan, se espera al Gobernador Arnold Schwarzenegger, quien ya ha confirmado su presencia para saludar a los candidatos y presenciar el debate.

La semana pasada, cuando los demócratas tuvieron su debate, muchos observadores destacaron la mayor diversidad que existía en el bando demócrata. Una mujer, un afroamericano, un hispano, anglosajones varios... en comparación con la terna de candidatos republicanos. Todos hombres blancos. Pero dejaron a un lado el factor que seguramente más diferencie a ambos grupos de candidatos. El tipo de experiencia política.

Como leí hace poco, los ocho demócratas han sido miembros del Congreso de EEUU en diferentes etapas. En el lado republicano, en cambio, hay cuatro ex gobernadores (Mitt Romney, Tommy Thompson, Mike Huckabee y Jim Gilmore), además de un ex alcalde, Rudy Giuliani, que ha sido jefe de la administración de la ciudad más grande del país, casi al nivel de un Gobernador si consideramos que NYC es más grande y difícil de gestionar que muchos estados.

Ninguno de esos cinco candidatos con experiencia ejecutiva, ha ocupado nunca un cargo electo en el Capitolio de Washington. Cumplen el perfil que más ha gustado al electorado estadounidense en las presdenciales de las últimas décadas. De los cinco últimos presidentes (Carter, Reagan, Bush, Clinton y Bush), cuatro de ellos no tenían ninguna experiencia en la capital federal cuando fueron elegidos a la Presidencia.

Conociendo esta tendencia llama mucho la atención que entre los demócratas favoritos no haya uno sólo que tenga experiencia ejecutiva en un gobierno estatal o local. Podemos ir más lejos aún... el último Senador que fue elegido Presidente de EEUU fue John F. Kennedy en 1960.

En 2008 los demócratas deben estar muy confiados en ser capaces de romper esa tendencia que dura ya más de 40 años. Porque todo indica que si alcanzan la Presidencia tendrá que ser con un Senador (Hillary, Obama y Edwards). Si los republicanos nominan a Giuliani o Romney, será interesante ver si vuelve a imponerse el atractivo del político local frente al legislador federal.

2 comentarios:

Odalric dijo...

Supongo que, quizas de forma ingenua, el votante no quiere "profesionales" de la política... o profesionales de W DC.

Es como si un político "local" no estuviese tan viciado o fuese mas cercano a los problemas "reales" de la gente.

La verdad es que sea por los motivos que sea, este ciclo electoral viene surtido de candidatos muy interesantes...

Antxon G. dijo...

Lo que suele ocurrir es que normalmente el gobernador tiene un producto para vender. Por ejemplo Romney puede hablar que cogió un estado con déficit y lo dejó con superavit. EXplciando esa experiencia por todo el país, vende su imagend e egstor eficaz. Probado.

Giuliani más de lo mismo, tiene un montón de logros como alcalde de Nueva York que han sido internacionalmente reconocidos, en eld esarrollo económico de la ciudad, la lucha contra el crimen y las mafias organziadas. Un historial que nos presenta como un gestor ya probado.

Los que han sido jefes de gobierno estatal o local ya han sido "líedres" de un equipo de gobierno. Ya han liderado grandes equipos burocráticos y tienen experiencia en la administración y el poder ejecutivo.

Mientras que la experiencia del Senador, se limita a dar discursos en la Cámara, asistir a debates parlamentarios, como mucho presidir comités, y emitir el voto para la aprobación de leyes. Pero no existe ninguna actividad que ponga a prueba la capacidad para el liderazgo y la gestión.

Por eso el gobernador transmite mayor confianza y seguridad. Menos "charlatanería" y más hechos. Aparte de la imagend el outsider, que siemrpe vende bien en una sociedad que dexonfía del gobierno y ve Washington como un sucio antro de intereses y malos olores.