lunes, 14 de abril de 2008

Dos vistazos al mapa electoral


Recomendable artículo de Richard Baehl, corresponsal político de American Thinker. No soy nada partidario de sacar la calculadora a más de seis meses de las elecciones, pero considero que, por su valor orientativo, vale la pena leer el análisis que hace Baehl del mapa electoral para probar la teoría de que John McCain cuenta con importantes ventajas estructurales sobre Barack Obama en el Colegio Electoral -la asamblea electa que sale de las elecciones de noviembre.

Baehl señala cómo Obama se muestra débil en estados variables -Ohio, Florida, Virginia Occidental o Missouri como ejemplos-, mientras amenaza con recortar distancias en estados tradicionalmente republicanos, sin que ese recorte -pasar de perder por quince puntos a perder por seis- implique victorias inesperadas. Hillary, por su parte, lo hace tan mal como los últimos demócratas en estados perdidos anteriormente por márgenes de dos dígitos, pero se muestra fuerte en aquellos estados ganados por Bush por apenas dos o tres puntos en 2004. Una posibilidad más realista de ganar la elección.

Si buscáis un análisis algo más revolucionario, os recomiendo otra lectura sobre lo imprevisible de un enfrentamiento entre dos candidatos tan atípicos como son McCain y Obama. No faltan quienes sostienen, con cierta prudencia, que este año asistiremos a una transformación del mapa electoral dominante en los últimos treinta años, cuando el Sur (conservador en lo social), el Oeste montañoso (libertario) y el Medio Oeste (mixtura de obreros industriales blancos y pequeña propiedad agraria) tenían la llave para mantener o despachar a los republicanos del poder.

Ambos candidatos muestran síntomas de fortaleza en regiones que dejaron de ser competitivas en la última década -McCain en el Noreste y Obama en las Rocosas. También el peso de las referencias religiosas en el discurso mesiánico del demócrata Obama, contrasta este año, por primera vez en una generación, con la ausencia de utilización excéntrica de lo religioso por parte del candidato republicano. McCain aporta una importante novedad en ese aspecto, que ha sembrado el desconcierto y la desorientación en muchos estudiosos de la dinámica electoral. Tendríamos que mirar hasta 1976 para encontrarnos con un candidato demócrata tan proclive al exhibicionismo de su fe, y más conectado con Dios -en su retórica- que su rival republicano, que dio por resultado una distribución del voto impensable en citas recientes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Para mí es una pesadilla que gane Obama.

José Luis