miércoles, 4 de febrero de 2009

James Baker: Jefe de Gabinete de la Casa Blanca (1981-1985)


James Addison Baker III (n. 28 de abril, 1930) Abogado estadounidense. Fue dos veces Jefe de Gabinete de la Casa Blanca (1981-1985) y (1992-1993), Secretario del Tesoro (1985-1988), y Secretario de Estado (1989-1992).

Primeros años

Nació en Houston, Texas, en una importante familia de abogados texanos, propietaria de la firma legal internacional Baker Botts, la segunda firma de abogados más antigua al Oeste del río Mississippi, que empezó representando los intereses de los barones de la industria del ferrocarril en el Siglo XIX. Su bisabuelo fue el Juez James A. Baker.

Recibió una educación privilegiada que culminó con su graduación por la Universidad de Princeton en 1952, y doctorándose en Derecho por la Universidad de Texas en 1957. También sirvió durante dos años como infante de marina (1952-1954), alcanzando el rango de Capitán.

Entre 1957 y 1975, practicó la abogacía corporativa en la ciudad de Houston para la prestigiosa firma legal Andrews & Kurth.

Activo en la política de Texas

Registrado como demócrata en sus primeros años, fue su primera mujer Mary Stuart McHenry, una activa militante republicana, la que lo atrajo al Partido Republicano, haciéndolo participe de los primeros pasos en la construcción de la estructura del GOP en Texas, donde el partido apenas tuvo presencia hasta los años 50.

Simultáneamente, Baker conoció a George Bush en el Houston Country Club, donde ambos acostumbraban a jugar al tenis a finales de la década de los 50, junto a otros hombres de la alta sociedad de Houston. Pronto, Baker Botts, la firma legal de la familia, empezó a prestar asistencia jurídica a Zapata Petroleum, la compañía petrolera propiedad de Bush. Así empezó una larga amistad, y una próspera relación profesional.

Cuando Bush decidió presentarse al Senado en 1970, pidió a Baker que compitiera por el escaño que dejaba vacante en la Cámara de Representantes. A Baker le entró la tentación de empezar una carrera como político electo, pero a su mujer le diagnosticaron un cáncer de mama en 1969, y decidió permanecer a su lado. En parte para ayudarle a superar la muerte de su esposa, Bush nombró a Baker jefe de su campaña senatorial en el condado de Harris: Bush perdió la elección frente al demócrata Lloyd Bentsen, pero ganó en el codnado de Harris.

Recomendado por Bush, Baker fue nombrado director de finanzas del Partido Republicano de Texas en 1971, creando un eficiente sistema de financiación y recaudación de fondos, hasta entonces casi inexistente, para políticos republicanos en el estado. Y un año más tarde fue jefe de la campaña de reelección del Presidente Richard Nixon en la región de la Costa del Golfo de México, que abarca los estados de Texas, Louisiana, Mississippi, Alabama, y Florida.

Chairman de la campaña presidencial de Gerald Ford (1976)

Se trasladó a Washington DC en 1975, para servir como Subsecretario en el Departamento de Comercio durante un año. En 1976, trabajó para la campaña presidencial del Presidente Gerald Ford, primero haciendo de cazador de delegados, en especial en las difíciles delegación de Texas y Mississippi, dominadas por los Reagan Raiders. Tuvo la acertada idea de utilizar walkie-talkies mediante nombres en clave durante las maniobras para atar la nominaicón de Ford en la Convención Nacional Republicana, celebrada en Kansas City. Su nombre en clave fue "hombre milagro."

En la imagen: el Presidente Gerald Ford, en presencia de su Jefe de Gabinete Dick Cheney, presenta a James Baker como nuevo chairman de su campaña, durante una rueda de prensa en Vail, Colorado, el 25 de agosto, 1976.

Baker había enviado antes cuestionarios biográficos a todos los delegados, para después seguir los pasos de forma implacable a los no comprometidos con ningún candidato, convencido de que la competición se decantaría a favor del equipo que hubiera hecho el mejor trabajo de pastoreo de su propio tropel, al tiempo que robaba delegados a la otra parte. Después de la Convención, Ford le premió nombrándolo chairman de su campaña nacional. Fue el tercer chairman que tenía la campaña en cinco meses, y logró revertir una desventaja de treinta puntos, para terminar perdiendo la elección por sólo dos puntos.

Campaign manager de la campaña presidencial de George Bush (1980)

En noviembre 1978, Baker presentó su candidatura a Fiscal General de Texas, pero fue derrotado por el demócrata Mark White. Logró el 44% de los votos; desde la Reconstrucción, sólo dos candidatos republicanos habían superado ese porcentaje en unas elecciones estatales que no fueran a Gobernador o Senador, en Texas.

Sólo tres días después de esa derrota, su amigo George Bush le encomendó la misión de dirigir su campaña por la nominación presidencial republicana. Fue campaign manager de Bush for President entre enero de 1979 y mayo de 1980. Con la ayuda del petrolero Robert Mosbacher, el hombre más rico de Houston, estableció una formidable red de 250 grandes contribuyentes, cada uno de los cuales aportó 100,000 dólares para ayudar a Bush en primarias.

Tomando como referencia la experiencia de Jimmy Carter en 1976, Baker diseñó una estrategia basada en dar a conocer al candidato en Iowa y new Hampshire: Bush invertiría 27 días de campaña en Iowa, y 54 días en New Hampshire. La estrategia empezó dando buenos resultados, con una ajustada victoria de Bush en el Caucus de Iowa, pero no resistiría en New Hampshire al mayor gancho popular del Gobernador Ronald Reagan.

Con un ojo puesto en la Vicepresidencia, Baker convenció a Bush -en contra de su voluntad- para retirarse en el mes de mayo tras su derrota en la primaria de Texas, y enfriar su retórica contra Reagan. Se considera que esta decisión salvó la carrera política de Bush. El candidato quería continuar, y desafiar a Reagan en la primaria de California, pero Baker le advirtió de que eso le crearía una enemistad insalvable con Reagan.

Los siguientes dos meses los dedicaron a mostrar una renovada voluntad de colaboración y acercamiento con Team Reagan, que resultarían en la conformación de un ticket electoral conjunto en la Convención Nacional Republicana. Baker pasó a ser senior adviser de la campaña Reagan-Bush, y se ganó el favor del círculo íntimo del Gobernador Reagan, haciéndose mediante métodos dudosos con un borrador de la campaña de Carter, que serviría a Reagan para preparar mejor los debates.

Jefe de Gabinete de la Casa Blanca (1981-1985)

Durante la campaña, Baker causó una impresión tan favorable en el círculo de Reagan, en especial en Stuart Spencer, Mike Deaver, y Nancy Reagan, que el nuevo Presidente decidió convertirlo en su Jefe de Gabinete. La primera opción de Reagan para ese puesto había sido Ed Meese, que dirigió su staff en sus tiempos de Gobernador de California, pero Baker era más conocido en el partido y en los ambientes políticos de Washington DC, y tenía una mayor agenda de contactos, que podía ser de gran utilidad.

Baker y Bush se instalaron en despachos adyacentes en el Ala Oeste de la Casa Blanca, y Baker no descuidó su papel de protector del nuevo Vicepresidente. Pero fueron muy diferentes para cada uno de ellos los primeros años ochenta: la prensa trataba de presentar a Bush como un peso ligero, alguien que estaba ahí sólo gracias a un apaño electoral; por contra, los medios idolatraban a James Baker, cautivados por su labia y su embaucadora personalidad. Fueron años de travesía por el desierto para Bush, y de gloria para Baker.

Como Jefe de Gabinete, se rodeó de gente talentosa que no pertenecía al círculo de Reagan, como su mano derecha Richard Darman, y le tocó aplicar las estrategias políticas y legislativas de la Administración, de una manera que resultase cómoda para el Presidente Reagan. Cuando asumió el cargo, el Presidente no le dio ningún tipo de instrucción, y se limitó a decirle, "quiero que trabajes con Ed (Meese). Puede que quieras hablar con él ahora."

Baker quedaría a cargo de las relaciones públicas, prensa, políticas de comunicación, asuntos legislativos, y unidades de enlace con los diferentes departamentos; Meese, nombrado asesor principal del Presidente, se encargaría de desarrollar ideas y diseñar planes de política doméstica, además de servir como "portero" del Despacho Oval; y Mike Deaver se encargaría de la imagen pública del Presidente, y de darle consejos de tipo personal.

Estos tres hombres, Baker, Meese, y Deaver, formaron una sóla unidad bautizada como "la Troika", que funcionó como un Primer Ministro. El método se reveló como un funcional sistema administrativo que obligaba a escuchar diferentes puntos de vista, y decidir de forma colegiada entre los tres. Reagan delegó poderes en esa Troika, otorgándoles total libertad para hacer y deshacer en temas de personal y organización del staff de la Casa Blanca, y permiso para tomar decisiones políticas sin consultarlas con él. Si el Presidente se encontraba echando la siesta, no hacía falta interrumpirle para tomar decisiones del día a día.

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De izquierda a derecha: Mike Deaver, James Baker y Ed Meese, "la Troika", conversan con el Presidente Ronald Reagan en el Despacho Oval, el 24 de abril, 1981.

Baker también tuvo un asiento en el Consejo de Seguridad Nacional, y el Consejo de Política Económica, y creó el Grupo de Estrategia Legislativa, que jugaría un papel instrumental recolectando votos en el Senado para la aprobación de la legislación de reforma fiscal y presupuestaria de 1981, y otros proyectos legislativos posteriores.

Disciplinado y cortés, se auto-aplicó una norma según la cual, antes del final de cada día de trabajo, debía devolver todas las llamadas telefónicas recibidas por cualquier miembro del Congreso, lo que le permitió mantener unas excelentes relaciones con los líderes claves de ambas cámaras.

Campaña de reelección del Presidente Reagan (1984)

En 1984, Baker manejó el comité de reelección del Presidente Reagan, en una plácida campaña que fue dirigida desde su oficina de Jefe de Gabinete de la Casa Blanca. Con la ayuda de Lyn Nofziger y Mike Deaver, se encargó de la agenda presidencial; dejando el manejo del itinerario de campaña en manos de Stuart Spencer y Ken Kachigian; nombrando a Bill Timmons encargado de los más grandes y caros eventos; el gurú de las encuestas Richard Wirthlin encargado de la opinión pública; Paul Laxalt y Drew Lewis como enlaces de la campaña con el Congreso; y Ed Rollins en labores de coordinación de toda la campaña nacional, acompañado por Lee Atwater.

Para vender el "Morning Again in America" a través de la televisión, contrató a Phil Dusenberry, gurú de la publicidad audiovisual, conocido por realizar anuncios de la Pepsi utilizando a estrellas como Michael Jakcson, Lionel Richie, Don Johnson, Madonna o Michael J. Fox.

El resultado fue la reelección de Reagan, con el 58.8% del voto popular, y 525 votos electorales de 538 posibles, estableciendo un record histórico en el coelgio electoral.

Secretario del Tesoro (1985-1988)

Reagan premió a Baker convirtiéndolo en Secretario del Tesoro en su segundo mandato. No lo tendría fácil. El déficit público había crecido un 294% en los primeros cuatro años de la Administración Reagan, con un déficit de 212,000 millones por cuenta corriente. Para corregir el déficit por cuenta corriente y ayudar a las exportaicones se necesitaba una bajada del dólar, que no se conseguía dadas las políticas monetarias restrictivas de Paul Volcker, presidente de la Reserva federal.

En septiembre de 1985, Baker convocó a los ministros de economía de Gran Bretaña, Alemania Occidental, Francia y Japón, a una reunión en el Hotel Plaza de Nueva York, para advertirles que si no le ayudaban a bajar el dólar, el Gobierno de Reagan no podría oponerse por más tiempo a los intentos del Congreso de imponer políticas proteccionistas. Se acordó una acción conjunta para devaluar el dólar, impulsando una apreciación ordenada de las demás monedas frente al dólar.

El Acuerdo Plaza funcionó, y en un año el dólar cayó un 40% frente al yen y al marco. Más de lo deseable, por lo que en febrero de 1987 los mismos cinco países mas Canadá tuvieron que reunirse en el Hotel Louvre de París para frenar la caída del dólar. Acordaron sostener el cambio del dólar con intervención de los bancos centrales, y fijar la banda de fluctuación del 10% para el dólar con respeto al yen y al marco. Pero el dólar siguió presionando a la baja, y el déficit por cuenta corriente estadounidense no se corrigió, por lo que tuvieron que ser las naciones más industrializadas del mundo las que empezasen a acomodar las bandas de fluctuación a la cotización del dólar.

Los convenios Plaza y Louvre volvieron a situar la estabilidad del tipo de cambio en el centro de la política económica occidental. Y Baker fue fuertemente criticado por quienes consideraban que había traicionado el credo original de la política económica aplicada en el primer mandato de Reagan, y la regla de la no intervención en el mercado.

Mantuvo unas malas relaciones con Paul Volcker, presidente de la Reserva Federal. Volcker andaba volcado en preservar la estabilidad del poder adquisitivo del dólar y con ella la estabilidad económica, y resistió las presiones políticas del Tesoro para relajar la política monetaria. Su actitud chocaba con los nuevos planes de la Administración, más preocupada por controlar el déficit en el segundo mandato, y deseosa de una bajada de tipos. Cuando se decidió que Volcker no continuaría al frente de la Reserva Federal, Baker manifestó en privado, "por fin nos hemos librado de ese hijo de puta."

También presentó una propuesta, el denominado Plan Baker, ante la asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI), consistente en un programa de asistencia a las naciones más endeudadas del Tercer Mundo, mediante la aportación voluntaria por parte de la banca privada internacional, para ayudar a esos países en la reducción de su deuda exterior.

Dimitió el 5 de agosto de 1988, para trabajar a tiempo completo en la recta final de la campaña presidencial de su amigo George Bush. Hizo labores de coordinación nacional en los tres últimos meses de la campaña.

Secretario de Estado (1989-1992)

Semanas antes de ser elegido Presidente de los Estados Unidos, George Bush informó James Baker de que lo quería como Secretario de Estado en su futura administraicón. Baker volvió a rodearse de un pequeño grupo de hombres de confianza en el Departamento de Estado, y emprendió viajes a 90 países extranjeros en tres años y medio. Supo sacarle el máximo provecho a su estrecha relación con el Presidente Bush. Como él mismo escribió, "nunca tuve que preocuparme de ser rebajado. Pude operar sin tener que preocuparme nunca de mirar atrás."

Aplicó una visión más pragmática a la política exterior estadounidense. Esa nueva visión le llevó a anteponer la relación con Alemania a la especial relación con Gran Bretaña. Optó por ignorar la historia y las fidelidades, para obtener un planteamiento resultante más racional. Observaba cierto peligro en que Alemania, con el señuelo de la reunificación, pudiera desplazarse de la alianza con Occidente a la neutralidad. Para Baker, sólo una Europa unida permitiría un razonable control del poder alemán, y creía que el liderazgo de una Europa unida permitiría a los norteamericanos recortar el volumen de dinero que gastaban en la Defensa de Europa.

Jugó un papel clave en el desarrollo del Tratado del Dos mas Cuatro, y en las conversaciones que condujeron a la reunificación alemana. Y procedió a cambios históricos en las relaciones con la Unión Soviética. Supo entablar una fluída relación de comunicaicón con el Ministro de Asuntos Exteriores soviético, Eduard Shevardnadze, invitándolo a pasar un fin de semana en Jackson Hole, Wyoming, poco después de asumir el cargo, en un gesto instrumental para labrar una nueva atmósfera de confianza entre las dos superpotencias.

Los dos hombres (Baker y Shevardnadze) trabajaron de forma conjunta en las conversaciones para la reducción de armas nucleares y estratégicas, que culminó con la firma de los acuerdos START, en julio de 1991. La buena relación con Shevardnadze también influyó en la buena disposición mostrada por la URSS a la hora de condenar la invasión de Kuwait por parte de Iraq, en verano de 1990.

Baker se convirtió en la gran estrella de la Administración Bush, durante los meses que duraron las negociaciones para la construcción de una coalición internaiconal de 37 naciones que contribuirían militar y financieramente a la Operación Tormenta del Desierto para expulsar a las tropas iraquíes de Kuwait. Advirtió al Presidente sobre la tentación de acogerse precipitadamente al Artículo 51 de la ONU, considerando imprescindible obtener autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, y mantener una alianza lo más amplia posible de Gobiernos árabes contra Iraq.

Logró una condena unánime a Iraq en el Consejo de Seguridad de la ONU, con la sóla abstención de Yemen, y, entre noviembre de 1990 y enero de 1991, emprendió una intensa gira diplomática para invitar a los líderes árabes a que se unieran a la coalición internacional, asegurando la no participación de Israel.

El 9 de enero de 1991, Baker se reunió en Ginebra con el Ministro de Asuntos Exteriores iraquí Tarik Aziz, en un último intento por convencer a los iraquíes para retirarse de Kuwait. A pesar de haber aconsejado al Presidente Bush que los objetivos de la operación se limitasen a restaurar el Gobierno kuwaití, Baker declaró en Ginebra que, "si (Iraq) hace uso de armas químicas o biológicas, nuestro objetivo no será sólo la liberación de Kuwait, sino también la eliminación del actual régimen de Iraq", para disuadir a Saddam de utilizar armamento no convencional en la guerra.

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De izquierda a derecha: Mikhail Gorbachev, Felipe González, y George Bush, seguidos de sus ministros de exteriores, Boris Pankin, Francisco Fernández Ordóñez, y James Baker, descienden por las escaleras del Palacio Real de Madrid, durante la Conferencia de Paz de Oriente Próximo, el 30 de octubre, 1991.

En Oriente Próximo, Baker rompió con la política de alineamiento incondicional de EEUU con Israel, implicando por primera vez a Washington en el proceso de negociación entre árabes y judíos respecto al futuro de los Altos del Golán, Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. Con el apoyo de la Unión Soviética, la Comunidad Europea, los países del Golfo Pérsico, Siria, Líbano, Jordania, e Israel, encomendó a su amigo el Ministro de Asuntos Exteriores español Francisco Fernández Ordóñez la organización de la primera Conferencia de Paz de Oriente Próximo, que tuvo lugar en Madrid entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre de 1991.

Los pasos de Baker fueron muy criticados por la comunidad judía de EEUU, y se le adjudicó la frase, "a los judíos que los jodan. De todos modos, no nos votan nunca." Pero gracias a Baker, EEUU reclamó el papel de mediador en el conflicto, pactando todo el proceso sin la participación internacional de las Naciones Unidas, y sin tomar las resoluciones de la ONU como marco legal de referencia del conflicto, lo cual otorgó el control del futuro proceso a Israel.

Fue condecorado con la Medalla Presidencial de la Libertad en 1991.

Jefe de Gabinete de la Casa Blanca (1992-1993)

En verano de 1992, con su campaña haciendo aguas, el Presidente George Bush pidió a Baker que dejara el Departamento de Estado para volver a la Casa Blanca como Jefe de Gabinete, y encargarse de coordinar su campaña de reelección. No fue una misión del gusto de Baker, pero una vez más aceptó socorrer a su amigo. En los meses posteriores, se repartió entre su oficina en el Ala Oeste de la Casa Blanca, y el cuartel general del comité de reelección del Presidente, situado a sólo dos bloques de la Casa Blanca.

Rodeado de un equipo propio, impuso una mayor disciplina en el mensaje del Presidente, enfocándolo más hacia la economía, y reuniendo sus dispares propuestas económicas en un sólo plan de reactivación económica, bajo el título "Agenda para la Renovación de América." Pero el discurso del Presidente ante el Club Económico de Detroit en otoño, como parte de la estrategia de Baker, fracasó a la hora de producir resultados en las encuestas de intención de voto. Era demasiado tarde para recomponer la credibilidad de las políticas económcias de Bush.

Enviado especial de la ONU para el Sahara Occidental (1997-2004)

Tras abandonar la casa Blanca, volvió a ejercer como abogado comercial hasta que, en marzo de 1997, fue nombrado por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, enviado especial de dicho organismo para el conflicto del Sahara Occidental, iniciando su visita a la región el 22 de abril.

Logró convocar una reunión en Lisboa entre representantes de Marruecos y del Frente Polisario, en el mes de junio, que acabó sin acuerdo alguno. Pero una segunda ronda de conversaciones, iniciada en Londres un mes más tarde, permitió que ambas partes (marroquíes y saharauis) aceptaran una propuesta de compromiso para desbloquear el contencioso sobre la identificación de los votantes del referéndum de autodeterminación.

Sin embargo, en 2004 abandonó definitivamente este cargo, resignado por la falta de progreso en las negociaciones.

Últimos años: encargos de George W. Bush

En 2000, Baker sirvió como asesor legal de la campaña presidencial del Gobernador George W. Bush, de Texas, al que, a través de su padre, conocía desde que siendo un adolescente había trabajado los veranos como recepcionista en su despacho de abogados de Houston.

Fue el representante de Bush en la supervisión de los recuentos de votos de Florida después de las elecciones, y trasladó hasta Miami a todo un equipo de abogados de Baker Botts para defender los intereses del candidato republicano. Empezó emitiendo un comunicado: "el voto en Florida fue muy igualado, pero cuando fue contabilizado, el Gobernador Bush fue el ganador. Ahora, tres días después, ha habido un recuento. Más de dos tercios de los supervisores estatales que han realizado el recuento, son demócratas. Y al final de este recuento, el Gobernador Bush sigue siendo el ganador."

En 2003, fue embajador especial de la Casa Blanca para la deuda externa iraquí, con la misión de reestructurar y reducir la deuda exterior de Iraq. Y en 2004, fue el representante del Presidente Bush en las negociaicones con la campaña de su rival John Kerry para establecer las condiciones para los debates televisados.

En marzo de 2006, fue nombrado presidente del Grupo de Estudio sobre Iraq, un panel bipartito creado por el Congreso para evaluar y corregir el rumbo de la política estadounidense en Iraq. En la preparación del informe del panel, se entrevistó con dirigentes políticos iraquíes, funcionarios estadounidenses, y expertos de todo el espectro político.

Elaboró un informe con 79 recomendaciones, incluyendo la apertura de un diálogo con los estados vecinos de Iraq, y el incremento de las tropas dedicadas a entrenar a las fuerzas de seguridad iraquíes, para acelerar el traspaso de resposnabilidades a las autoridades locales. Desde entonces, Baker se desempeñó como asesor especial del Presidente Bush para Iraq.

Hasta 2005 fue consejero de la firma global de inversiones Carlyle Group. Es fundador del James A. Baker III Institute for Public Policy de la Rice University, y miembro destacado del Council on Foreign Relations (CFR).

3 comentarios:

Antxon G. dijo...

Quisiera tener un James Baker siempre a mi lado :D

Jordi Coll dijo...

La Troika es una de tus debilidades. Lo que nunca he entendido es por qué Reagan la desmontó y hizo el trueque de Baker con Regan.

Antxon G. dijo...

Admiro a Baker, aunque no me guste demasiado el enfoque realista gestionario que dio a la política exterior. Lo que me gusta es que era un hombre para todo, capaz de hacer lo que le pidieran sus jefes, saliendo siempre limpio y bien parado.

En cuanto al cambio con Don Regan, es verdad que fue una mala decisión. También Meese abandonó la Casa Blanca para convertirse en Fiscal General. Con esos movimientos empezó la decadencia de la Presidencia de Reagan.

Baker ya comunicó al Presidente a comienzos de 1984 que no quería continuar como Jefe de Gabinete en un segundo mandato. O se volvía a Texas, o se quedaba en Washington ocupando un ministerio importante, que le permitiera tener mayor protagonismo propio. Aunque no fuese un hombre egoísta, sí era vanidoso.

Por otro lado, estando en el Tesoro podía tener peso en decisiones económcias que favorecieran una futura candidatura presidencial de Bush. El Vicepresidente estaba preocupado con que el déficit y un futuro deterioro de la economía pudiera arruinar sus ambiciones presidenciales para 1988.

El viernes publicaré la biografía de Don Regan.