domingo, 26 de agosto de 2007

Zbigniew Brzezinski apuesta por Obama

Destacado apoyo el que ha recibido esta semana el Senador Barack Obama para su carrera presidencial. Ni más ni menos que la del doctor Zbigniew Brzezinski. Considerado durante años el "Henry Kissinger de los demócratas", este hombre católico de origen polaco fue uno de los cerebros más agudos de la Comisión Trilateral.

Protegido de los Rockefeller, profesor de Asuntos Soviéticos en las universidades de Harvard y Columbia entre los años 50 y 70, y actualmente de Política Internacional en la Johns Hopkins University, su apoyo y consejo no le servirá a Obama para ganar nuevos adeptos entre las bases que siempre lo observaron con recelo por su inclinación a la colaboración bipartidista, siendo apodado como "consejero del imperio" por la izquierda. Pero sí otorgará un grado de seriedad y credibilidad considerable a las formulaciones sobre política exterior que el inexperto candidato haga de aquí en adelante. Además, por supuesto, de ponerlo en estrecho contacto con los hegemonistas del Council on Foreign Relations, el Center for Strategic and International Studies de Georgetown, y otros invernaderos ideológicos donde se expresan los grandes pontífices del pensamiento diplomático norteamericano.

El nombre de Zbigniew Brzezinski comenzó a atraer la atención de los políticos y los medios cuando, a principios de los 70, advirtió en un artículo en la revista Foreign Affairs de los riesgos del declive del poder imperial norteamericano y una recomposición de hegemonías planetarias a las que debía corresponder una nueva política de Washington. Jimmy Carter, entonces otro candidato inexperto en el campo de las relaciones internacionales, lo incluyó en su equipo de expertos por recomendación de la entonces joven Trilateral. Como Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Carter, Brzezinski jugaría el papel de halcón reticente dentro de la Administración, frente a la paloma Cyrus Vance, Secretario de Estado y también destacado trilateralista.

El pesismismo o realismo lúcido de Brzezinski chocó frecuentemente con la visión de Carter, inspirada más en el moralismo wilsoniano que en el equilibrio de poderes teorizado por Metternich o la doctrina del containment elaborada por George Kennan, los dos maestros del realismo. Varias veces bromeó sobre sus diferencias con el Presidente, con frases que han pasado a la historia como aquel "Juan Pablo II nació para ocupar la Casa Blanca y Jimmy Carter nació para ser Papa".

Tachado por sus detractores como "el hombre obsesionado con los rusos", Brzezinski artículó un plan de juego revolucionario conocido como "binomio decoupling-intervención". Vislumbraba un cambio para la Alianza Atlántica en una redistribución estratégica global, la configuración de una alianza remozada y fortalecida en una red de fuerzas de acoso al imperio soviético. El decoupling de Europa tenía un lugar táctico en su plan de juego. Abogaba por un repliegue y una redistribución de los contingentes militares estacionados fuera de Estados Unidos, para desplegarlos así en una fuerza de intervención rápida en el Golfo Pérsico o en América Central, lugares en los que la influencia soviética se estaba haciendo sentir.

Al mismo tiempo, en tierras europeas, aceptaba una cierta neutralidad o tierra de nadie en las orillas del Elba, pero necesitaba un bastión fortificado en España, de ahí la necesidad de acelerar su proceso de integración en los organismos trasatlánticos, y un mayor compromiso de la orgullosa Francia. Fuerte bastión defensivo Londres-París-Madrid. En términos económicos, mayor articulación con el Pacífico que con el Atlántico y la concepción de "Ameripón", un núcleo bilateral con la proyección tecnológica y estratégica de Japón.

Pero la trayectoría del audaz profesor Brzezinski estaría también repleta de capítulos más oscuros, oscuros como el Consejo de Seguridad Nacional que dirigió entre 1977 y 1981. En este periodo la estatua del Sha Pahlevi, un fiel aliado de EEUU en Oriente Medio, caía hecha pedazos por las turbas iraníes, y simultáneamente el Ejército Rojo de la URSS invadía Afganistán con 110,000 tropas terrestres. Ante tales acontecimientos, que parecían confirmar una correlación de fuerzas mundiales que certificaba en forma alarmante los antiguos vaticios de Brzezinski, Washington comenzó a ejecutar las ya famosas operaciones de ayuda encubierta a los muyahidines afganos. Concretamente el 3 de julio de 1979, bajo supervisión del CSN de Brzezinski, se firmó la primera directiva sobre la después tan criticada asistencia clandestina a los opositores del régimen pro-soviético de Kabul.

También ante la inminente revolución iraní, Zbigniew Brzezinski fue el máximo valedor de la estrategia de apoyar hasta el último momento al ya debilitado Sha de Persia. Llegando incluso a sujerir la intervención militar de los Estados Unidos para mantenerlo en el poder. Una vez consumada ya su caída, la estrategia de contraataque se basaría en presionar a Saddam Hussein a atacar a Irán. En la primavera de 1980, Zbigniew Brzezinski indica que Washington está dispuesto a cooperar con Saddam. Le asegura que Estados Unidos no se opondrá si se apodera del suroeste de Irán. También convence a los gobiernos amigos de Kuwait y Egipto para que aconsejen a Iraq atacar Irán. En cierto modo, estos movimientos serían el precedente de las estrategias de la guerra encubierta de proporciones multicontinentales que Estados Unidos pondría en funcionamiento en la década de los 80 hasta la caída de la URSS.

Mirando al 2008, Brzezinski afirma haberse decidido por Obama por considerar las propuestas de política exterior de Hillary Clinton "demasiado convencionales". Se une así a otros pesos pesados como Lee Hamilton, Ted Sorenson o David Ignatius que comparan al Senador por Illinois con John F. Kennedy. Probablemente uno de los primeros efectos del apoyo público de Brzezinski a la candidatura del Senador Obama pueda ser la integración de Mark Brzezinski, hijo de Zbigniew, en el equipo de asesores de política exterior del Senador. Ya en 2004 el Senador John Kerry reclutó a Mark en su grupo de trabajo.

De ser así, se uniría a un grupo encabezado por la joven periodista ganadora de un Pulitzer, Samantha Power, considerada la gurú de Obama para los asuntos de política exterior, y a otros experimentados oficiales del Gobierno como el que fuera Consejero de Seguridad Nacional en el primer mandato de Bill Clinton, Anthony Lake, o veteranos del Departamento de Estado como Susan Rice o Gregory Craig.

Video: Zbigniew Brzezinski habla en Bloomberg TV sobre su decisión de apoyar a Barack Obama.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Trinidad Jiménez.....¿También?