Cuando todo el GOP ya lo miraba con cierta lástima por lo que pudo haber sido y no fue, el blog washingtoniano del Chicago Tribune insinúa que el ex Senador George Allen (R - Virginia) parece dispuesto a demostrar que aún no es un cadaver político. No os penséis que haya reconsiderado su entrada en la carrera presidencial para 2008. No. Estaría ideando una estrategia de más largo recorrido. Su objetivo inmediato sería volver a convertirse en Gobernador de Virginia en 2009 y después ya se verá. Volver a reconstruir su carrera política desde sus inicios -ya fue Gobernador de Virginia entre 1994 y 1998-.
Allen fue uno de los grandes derrotados en las elecciones del pasado mes de noviembre. No sólo porque perdiera su escaño, sino porque perdió la oportunidad de su vida para dar el gran salto a la política presidencial. Todo el desconcierto que reina actualmente de cara a unas primarias presidenciales republicanas en las que no parece haber un favorito indiscutible, es en el fondo la consecuencia de la inesperada derrota de este hombre el año pasado. Poco antes de su caída en desgracia, en un sondeo realizado por el National Journal entre 175 insiders de Washington DC, gente con peso en el aparato del partido, el nombre de George Allen aparecía como front-runner para la nominación republicana en 2008.
El Senador reclutó a estrategas nacionales de la talla de Mary Matalin para preparar su gran aventura una vez resolviera "el trámite" de su reelección para el Senado. Pero un absurdo gaffe en el verano de 2006 lo llevó directo a una vergonzante derrota contra el demócrata Jim Webb -el más vibrante reaccionario de derechas que haya competido por un cargo electo por el Partido Demócrata desde el Presidente Grover Cleveland, dicho sea de paso-. En un acto de campaña, Allen llamó "macaca" a un simpatizante de su rival que trataba de increparle, el video circuló por Youtube y la blogosfera hasta que la gran prensa se hizo eco. Desde ese mismo momento, sólo por ese episodio, George Allen se convirtió en un "racista intolerante e inaceptable" y nada importó que su trayectoria política no fuese precisamente racista...
Así los medios afines a los demócratas se deshicieron del presumible front-runner republicano antes de que diera comienzo la batalla por las presidenciales de 2008. A partir de entonces, a George Allen se le adjudicó la etiqueta de perdedor y sus ambiciones presidenciales fueron neutralizadas de golpe. Fue un gran "ataque preventivo" de los demócratas, aunque tal vez así perdieron la ocasión de tener en 2008 enfrente a un rival más destemplado y propenso a los gaffes que los nombres que ahora se barajan. Igual lo echan de menos.
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