El polaco que pudo ser Presidente de los Estados Unidos. El sueño americano. Hijo de un inmigrante que se buscó la vida en Maine trabajando como sastre. Ed Muskie decía que se hizo demócrata porque el New Deal del Presidente Roosevelt había ayudado a su familia a progresar, proporcionando fondos para su educación y para promocionar las causas en las que él creía.
Ya en 1960 existió un primer movimiento para llevar a este hombre moderado hasta la Casa Blanca. Ya era conocido entre los activistas del Partido Demócrata fuera de los límites de su estado. Muchos habían oído hablar de aquel católico que de forma sorpresiva había venido ganando elección tras elección -primero a Gobernador, después al Senado- en un pequeño estado del Noreste, entonces fuertemente republicano. Dos años antes había logrado la proeza de derrotar al Senador republicano Frederick Payne con el 60% de los votos.
Muskie encarnaba mejor que nadie el avance de la nueva generación de políticos demócratas en la región rica y acomodada de Nueva Inglaterra, que tradicionalmente se les venía resistiendo. No tenía el brillo de una estrella de rock, como su compañero John F. Kennedy, pero sí un envidiable historial de gestor solvente como Gobernador, y de eficaz legislador en sus años como Senador. En 1968, su inclusión como candidato a la Vicepresidencia revitalizó a los demócratas. Destacó por sus buenas respuestas ante los ataques de los rivales. Como aquella vez que dijo que "en Maine tenemos un dicho que dice que es mejor no decir nada si lo que vas a decir no mejora el silencio".
En 1971, cuando los demócratas aún soñaban con poder impedir la reelección de Richard Nixon, la revista Time colocaba a Ed Muskie en su portada y lo declaraba como el front-runner para el 72, en una descarada invitación para que presentara su candidatura contra Nixon. Qué mejor señal que esa para saber que iba a contar con el apoyo de la gran prensa en su esperada aventura presidencial. Nada más lejos de la realidad. La prensa le incitó a entrar en la carrera, y la prensa le echó de la misma poniendo en cuestión su característica más elevada, su buen caracter. Su pelo y su abrigo cubiertos de nieve en medio de una tormenta durante una desgraciada declaración pública en New Hampshire llorando y enfrentándose a la prensa local, han quedado ya en la historia política de EEUU como la imagen del colapso de una prometedora campaña, y la confirmación del Manchester Union-Leader como "kingmaker". Aquí la biografía completa en español de Ed Muskie (Wikipedia).
Ya en 1960 existió un primer movimiento para llevar a este hombre moderado hasta la Casa Blanca. Ya era conocido entre los activistas del Partido Demócrata fuera de los límites de su estado. Muchos habían oído hablar de aquel católico que de forma sorpresiva había venido ganando elección tras elección -primero a Gobernador, después al Senado- en un pequeño estado del Noreste, entonces fuertemente republicano. Dos años antes había logrado la proeza de derrotar al Senador republicano Frederick Payne con el 60% de los votos.
Muskie encarnaba mejor que nadie el avance de la nueva generación de políticos demócratas en la región rica y acomodada de Nueva Inglaterra, que tradicionalmente se les venía resistiendo. No tenía el brillo de una estrella de rock, como su compañero John F. Kennedy, pero sí un envidiable historial de gestor solvente como Gobernador, y de eficaz legislador en sus años como Senador. En 1968, su inclusión como candidato a la Vicepresidencia revitalizó a los demócratas. Destacó por sus buenas respuestas ante los ataques de los rivales. Como aquella vez que dijo que "en Maine tenemos un dicho que dice que es mejor no decir nada si lo que vas a decir no mejora el silencio".
En 1971, cuando los demócratas aún soñaban con poder impedir la reelección de Richard Nixon, la revista Time colocaba a Ed Muskie en su portada y lo declaraba como el front-runner para el 72, en una descarada invitación para que presentara su candidatura contra Nixon. Qué mejor señal que esa para saber que iba a contar con el apoyo de la gran prensa en su esperada aventura presidencial. Nada más lejos de la realidad. La prensa le incitó a entrar en la carrera, y la prensa le echó de la misma poniendo en cuestión su característica más elevada, su buen caracter. Su pelo y su abrigo cubiertos de nieve en medio de una tormenta durante una desgraciada declaración pública en New Hampshire llorando y enfrentándose a la prensa local, han quedado ya en la historia política de EEUU como la imagen del colapso de una prometedora campaña, y la confirmación del Manchester Union-Leader como "kingmaker". Aquí la biografía completa en español de Ed Muskie (Wikipedia).
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