La última encuesta de Rasmussen indica que sólo un 26% de los ciudadanos estadounidenses está a favor del plan de reforma migratoria que se está debatiendo en el Senado y que cuenta con el respaldo de la Casa Blanca. También estamos observando cómo este tema está levantando las iras de los sectores más conservadores que, por ejemplo, han abierto una web llamada "Go Home Mel Martínez", dedicada al actual presidente del Comité Nacional Republicano, el Senador Mel Martínez (R - Florida), uno de los más ardientes defensores del proyecto.
Esto vuelve a situar en el centro del debate político uno de los asuntos que más divisiones ha generado en la coalición electoral que el Presidente Bush había logrado conformar, y levanta las dudas sobre con qué tipo de plataforma debería concurrir el candidato presidencial del GOP en 2008 para no ofender a los más sensibilizados, los que no ven diferencias entre este plan y una amnistía, y a la vez resultar atractivo para las minorías que van en ascenso y no conviene auyentar.
El ex Gobernador Mitt Romney parece ser quien está recogiendo ahora los dividendos de su firme oposición al proyecto del Senado. Otro que parece estar utilizando el tema, seguramente para preparar el próximo lanzamiento de su candidatura, es el ex Senador Fred Thompson, a quien por cierto Time dedica hoy un artículo, y que ha atacado el plan en estos términos: “Nobody believes them. It goes to the bigger issue of the lack of credibility our government has these days”. Cuando dice que nadie cree en ellos, se refiere a los miembros del Congreso, el Gobierno y el Presidente.
Rudy Giuliani también se muestra crítico. Aunque su crítica no parece tanto de fondo. Le parece que va en varias direcciones, sin un foco central. Según él, este proyecto de reforma no cumple con el objetivo de conocer a cada persona que se encuentra en EEUU proveniente de un país extranjero. Ese debe ser, según el ex alcalde, el objetivo de la nueva ley de inmigración.
Frente a ellos se sitúa John McCain, uno de los más activos promotores de la ley en el Senado. En esto también, como en otros temas, parece que el viejo Senador encaja en el rol de candidato apadrinado por la Casa Blanca de Bush. Para huir de las críticas de los conservadores más furiosos, trata de relacionar la reforma con la lucha contra el terrorismo. Mensaje similar, una vez más, al que trata de proyectar la Administración. Según McCain, la amenaza terrorista es un argumento fuerte para dar cuenta y controlar la situación de los doce millones de indocumentados que se calcula existen en el país.
Como se está viendo, este debate es en estos momentos en el seno del Partido Republicano, más divisorio que cualquier otro. Más incluso que el aborto o la Guerra de Iraq de los que tanto se habla. La política migratoria es la verdadera amenaza a la unidad y movilización del electorado conservador en 2008. Veo en la derecha a muchos muy dispuestos a no votar a ningún patrocinador o defensor de este proyecto de reforma. Incluso dispuestos a animar una candidatura independiente en caso de que el GOP nomine a alguien que no sea lo suficientemente "duro" en su discurso migratorio. El nominado tendrá que hacer verdaderos equilibrios.
Para conocer el por qué el equipo de Bush pone tanto empeño en esta reforma, os recomiendo la lectura de este artículo de 2006. Cómo crear una minoría. Formaría parte de una estrategia de triangulación. No dejar al partido rival apropiarse de la minoría hispana como hizo con la minoría afroamericana. Contribuir a la resolución del conflicto migratorio y eliminar la "conciencia de minoría" de ese grupo social para evitar que se manifieste políticamente como grupo agraviado, y que cada uno de los miembros de la comunidad hispana adquiera una conciencia política individual.
Para que voten pensando en las mismas cosas corrientes que preocupan al resto, y no en función de su posición como miembros de un colectivo determinado. Liberar el voto hispano y hacer imposible que los demócratas y sus grupos de intereses especiales se lo lleven en bloque. Una idea inteligente y astuta. Pero no contaron con la desconfianza y exaltación que esto generaría en sus bases más tradicionales, que tampoco pueden permitirse perderlas ni desmotivarlas. Un dilema.
jueves, 24 de mayo de 2007
El impacto del debate migratorio en el GOP
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