jueves, 20 de noviembre de 2008

Anthony Lake: Consejero de Seguridad Nacional (1993-1997)

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Anthony Lake (n. 2 de abril, 1939) Diplomático estadounidense. Fue Consejero de Seguridad Nacional del Presdente Bill Clinton (1993-1997).

Educación

Nacido en Nueva York, atendió la Middlesex School y en 1961 se graduó magna cum laude en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard. Estudió Economía Internacional en la Universidad de Cambridge, y en 1974 obtuvo el doctorado en la Woodrow Wilson School of Public and International Affairs de la Universidad de Princeton.

Servicio en el Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional

Se unió al Departamento de Estado en 1962, y sirvió como oficial del Servicio Exterior hasta 1970. En ese tiempo fue consul en Saigón (1963), y vice-consul en Hue (1964-1965), y asistente del Embajador Henry Cabot Lodge, en Vietnam del Sur. En 1969 se incorporó a la Administración Nixon, como integrante del staff del Consejo de Seguridad Nacional dirigido por Henry Kissinger. Ese año acompañó a Kissinger a su primera reunión secreta con negociadores norvietnamitas en París. Pero en 1970 abandonó el Consejo de Seguridad Nacional en desacuerdo con la campaña militar en Camboya.

En 1972 trabajó para la fallida campaña presidencial del Senador Edmund Muskie, y después de que Muskie perdiera las primarias demócratas frente al Senador George McGovern, Lake sirvió durante cuatro años en el Carnegie Endowment and International Voluntary Services. En 1977 volvió al Departamento de Estado como Director de Planificación Política, y fue el principal asesor estratégico de los Secretarios de Estado Cyrus Vance (1977-1980) y Edmund Muskie (1980-1981).

Tras la derrota electoral del Presidente Jimmy Carter, Lake ejerció de profesor de Relaciones Internacionales en el Amherst College, en Massachusetts (1981-1984), y ofreció cursos sobre la Guerra de Vietnam y revoluciones del Tercer Mundo, en el Mount Holyoke College (1984-1992).

Consejero de Seguridad Nacional (1993-1997)
En 1992 fue uno de los principales asesores de política exterior de la campaña presidencial del Gobernador Bill Clinton, de Arkansas. Cuando Clinton accedió a la Casa Blanca, nombró a Lake Consejero de Seguridad Nacional. Su primer cometido fue aumentar el personal del CSN, otorgar un mayor énfasis a los asuntos económicos en la formulación de políticas de Seguridad Nacional, y permitir el acceso a las reuniones del Secretario del Tesoro y el asistente del Presidente para políticas económicas.

En los años de Carter, Lake había sido testigo directo de los efectos negativos de la guerra burocrática entre el Secretario de Estado Cyrus Vance y el Consejero de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski. Para evitar lo mismo en la Administración Clinton, estableció una relación de estrecha cooperación con el Secretario de Estado Warren Christopher. Inicialmente mantuvo un perfil público bajo, evitando apariciones públicas y entrevistas televisivas, hasta que se consolidara la imagen de Christopher como el principal arquitecto de la política exterior del Presidente.

Entre los asuntos más urgentes sobre los que tuvo que prestar consejo estratégico al Presidente estuvieron Somalia, Haití, Iraq, Bosnia y las relaciones con Europa del Este. Ayudó a desarrollar la idea de una Asociación para la Paz, presentada como un camino para abrir la puerta de la plena integración democrática de países de la antigua órbita soviética, que sería un instrumento de coordinación con los países de Centro-Europa y del antiguo Pacto de Varsovia, pensando en una futura incorporación a la OTAN, empezando por República Checa, Eslovaquia, Hungría y Polonia.

En la imagen: el Presidente Clinton con Anthony Lake (izquierda) y el Jefe de Gabinete Leon Panetta, en 1994.

En la crisis de Haití se alió con las posiciones de dureza del Departamento de Estado, para expulsar a la Junta Militar y restablecer en el poder a Jean-Bertrand Aristide. Lake consideraba que una intervención armada en Haití sería un mensaje para todos aquellos que amenazasen gravemente los intereses de EEUU en el extranjero. Agotadas todas las vías diplomáticas, y de acuerdo con el Departamento de Estado, le dijo al Presidente Clinton que una acción militar sería la mejor muestra del compromiso de EEUU por defender la democracia, y para apuntalar su credibilidad como líder fuerte.

Pero su actuación más controvertida fue en los Balcanes. En primavera de 1994, con las zonas protegidas de Srebrenica, Gorazde, Bihac y Sarajevo, en peligro, Anthony Lake y el número dos del Departamento de Estado, Strobbe Talbott, dieron luz verde al suministro de armas iraníes para el ejército bosnio a través del embajador estadounidense en Croacia, Peter Galbraith. La operación supuso una violación del embargo de armas sobre Bosnia, y se saltó la obligación de informar a la CIA. Cuando los hechos se conocieron dos años después, Lake admitió haber cometido un error al no haber informado al Congreso.

Nominación fallida a Director de la CIA

Tras la reelección del Presidente Clinton, Anthony Lake fue nominado para ocupar la dirección de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Clinton quería reorientar las actividades de la CIA hacia el combate del terrorismo, la prevención de la proliferación nuclear, y la monitorización de estados peligrosos como Iraq, Irán o Corea del Norte, para completar la transición de la agencia al escenario posterior a la Guerra Fría. También quería que la CIA fuese más transparente, y rindiera cuentas ante otras instituciones.

Para ese cometido confiaba en Lake, quien conocía de primera mano las prioridades de la Casa Blanca. Pero pronto su nominación debió ser retirada por la oposición de la mayoría republicana en el Comité de Inteligencia del Senado. Los republicanos cuestionaban su oposición a la campaña militar en Camboya en 1970, y unas declaraciones suyas en las que había dicho que las evidencias de que Alger Hiss había espiado para la Unión Soviética, no habían sido concluyentes. Además se le acusó de haber retirado el apoyo de EEUU a un intento de Golpe de Estado en Iraq. También jugó en su contra el no haber vendido las acciones que tenía de varias compañías energéticas, cuando fue nombrado Consejero de Seguridad Nacional.

Últimos años

Abandonó la Casa Blanca en 1997, pero ejerció como Enviado Especial del Presidente Clinton a diferentes partes del mundo entre 1998 y 2000. En esa responsabilidad participó en la redacción de los acuerdos de paz de Algiers, que pusieron fin a la guerra entre Eritrea y Etiopía.

En 2000 fue co-fundador de Intellibridge Corporation, una firma de análisis estratégico mundial, y actualmente es profesor de la Edmund A. Walsh School of Foreign Service de la Universidad de Georgetown. En 2007 se incorporó al equipo de asesores de la campaña presidencial del Senador Barack Obama.

Carlucci y Powell

Después de Poindexter, tocan los Consejeros de Seguridad Nacional Frank Carlucci (1986-1987) y Colin Powell (1987-1989). Pero la biografía de Carlucci ya la hice cuando hice la de los Secretarios de Defensa, y la de Powell la completaré cuando haga la de los Secretarios de Estado. Después va Brent Scowcroft (1989-1993), cuya biografía ya hice la semana pasada. Así que paso directamente a Anthony Lake (1993-1997).

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Paco Reagan

Pudo haberlo sido. Pero los españoles prefirieron a gobernantes menos preparados.

John Poindexter: Consejero de Seguridad Nacional (1985-1986)

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John Marlan Poindexter (n. 12 de agosto, 1936) Militar estadounidense. Fue Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Ronald Reagan (1985-1986). Estuvo involucrado en el escándalo Irán-Contras.

Carrera Militar

Nacido en una familia corriente de Odon, Indiana, en 1958 se graduó en Ingeniería como primero de su promoción por la Academia Naval de Annapolis. Allí fue compañero de clase del futuro Senador John McCain. Después entró a estudiar en el California Institute of Technology, donde tuvo como profesor al físico alemán Rudolf Mössbauer, y obtuvo un Doctorado en Física Nuclear.

Trabajó como ingeniero jefe de varios destructores, hasta que fue nombrado Comandante de un escuadrón de destructores en el Océano Pacífico y el Océano Índico, y del crucero USS England armado con misiles guiados. Dejó los mares, y entre 1971 y 1978, gracias a su alta preparación académica, pudo ocupar varios puestos administrativos en el Pentágono: asistente ejecutivo del Jefe de Operaciones Navales; asistente administrativo del Secretario de la Marina; y asesor para el análisis de sistemas del Secretario de Defensa. Entre 1978 y 1981 fue subjefe de los programas de educación y entrenamiento naval.

En treinta años de carrera naval, llegaría a alcanzar el rango de Almirante.

Asistente Militar de Reagan (1981-1983) y Consejero de Seguridad Nacional (1985-1986)

En 1981 fue asignado a la Casa Blanca como Asistente Militar del Presidente Ronald Reagan. En 1983 fue nombrado número dos del Consejero de Seguridad Nacional Robert McFarlane. Estuvo al frente del grupo especial del CSN de discusión y resolución de crisis internacionales, que tuvo un destacado papel durante el secuestro del transatlántico Achille Lauro, y de un avión de la TWA en Beirut. En diciembre de 1985 sucedió a McFarlane como Consejero de Seguridad Nacional, hasta que fue obligado a dimitir en noviembre de 1986, al estallar el escándalo Irán-Contras.

Primero como número dos del Consejo de Seguridad Nacional, y después como número uno, Poindexter fue el supervisor directo del Coronel Oliver North en la venta de armas a Irán para lorgar la liberación de los rehenes estadounidenses secuestrados por terroristas pro-iraníes en Líbano, y la diversión de los fondos obtenidos de esa venta, para financiar a las guerrillas contrarevolucionarias de Nicaragua, en contra de la Enmienda Boland que limitaba la ayuda a la Contra.

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En la imagen: el Presidente Reagan reunido en el Despacho Oval con, de izquierda a derecha, Donald Regan (Jefe de Gabinete), Caspar Weinberger (Secretario de Defensa), y John Poindexter (Consejero de Seguridad Nacional). 14 de abril, 1986.

En enero de 1986, John Poindexter preparó un memorándum del Consejo de Seguridad Nacional recomendando al Presidente el suministro de armas al régimen islámico de Teherán como única posibilidad de conseguir la liberación de los rehenes norteamericanos en Beirut. En el documento se condicionaba la operación a la liberación de rehenes, y se garantizaba que se detendría la entrega de armas si todos los rehenes no eran liberados después del primer suministro de 1,000 misiles anticarrro. Todos los prisioneros no fueron puestos en libertad, pero la operación continuó como parte de una estrategia anti-soviética más amplia.

El escándalo descubrió la existencia de todo un aparato operativo privado incrustado en el Consejo de Seguridad Nacional y la CIA, que utilizaba organismos privados para recolectar y manipular fondos destinados a acciones clandestinas en el extranjero, y subcontrataba los servicios de personajes como el traficante de armas Manucher Ghorbanifar o el millonario saudí Adnan Kashoggui. Y puso en evidencia la preferencia de la Administración Reagan por sustituir a profesionales clásicos de la diplomacia en su control de la política exterior, por un grupo de fieles encuadrados en el Consejo de Seguridad Nacional.

John Poindexter fue declarado culpable en 1990 de delito grave de conspiración, obstrucción a la justicia, perjurio, fraude al Gobierno, y alteración y destrucción de evidencias. Pero la condena sería revocada en 1991 por un tribunal federal de apelaciones porque disfrutaba de la inmunidad que le había conferido el testificar ante la comisión investigadora del Congreso.

Últimos años

Entre 1988 y 1989, trabajó como científico y analista de defensa para la compañía Presearch, Inc. En 1990 fue co-fundador de TP Systems, Inc., firma especializada en el desarrollo de programas informáticos. Y entre 1996 y 2002 fue vicepresidente de SYNTEK Technologies, compañía de alta tecnología con contratos con la industria militar.

Volvió al servicio público tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001. El Secretario de Defensa Donald Rumsfeld le nombró director de la Oficina de Proyectos de Investigación Avanzada del Pentágono. En esa responsabilidad tuvo la tarea de organizar el programa Total Information Awareness (Total Conocimiento de la Información), una base de datos de todos los ciudadanos, con información sobre tarjetas de crédito y transacciones a través de Internet. Y presentó el proyecto Policy Analysis Market, la creación de un mercado financiero donde los operadores especularan sobre futuros atentados, magnicidios, y guerras en Oriente Medio.

Dimitió en agosto de 2003 entre críticas de grupos de derechos civiles.

martes, 18 de noviembre de 2008

Robert McFarlane: Consejero de Seguridad Nacional (1983-1985)

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Robert Carl McFarlane (n. 12 de julio, 1937) Militar y oficial del Gobierno estadounidense. Fue Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Ronald Reagan (1983-1985), y uno de los actores principales del escándalo Irán-Contras.

Carrera militar

Tras graduarse por la Academia Naval de Annapolis en 1959, se integró en el Cuerpo de Marines. Fue seleccionado como profesor de artillería, y más tarde fue asistente ejecutivo del Subjefe de Operaciones del Cuerpo de Marines, al que representó en la Junta de Jefes de Estado Mayor. También sirvió como oficial de la División de Operaciones para Europa y la OTAN, Oriente Medio y América Latina.

Realizó dos giras a Vietnam para participar en acciones de combate. En marzo de 1965, comandó a la batería de artillería en el primer desembarco en Vietnam. Y en 1967 sirvió en la Tercera División de Marines en la Ofensiva del Tet. Fue el encargado de organizar apoyos de fuego a las fuerzas desplegadas en Con Thien, Cam Lo, Dong Ha y Khe Sanh. Por su servicio en combate, fue condecorado con la Estrella de Bronce y la Medalla de Mención de Honor de la Marina, además de ocho condecoraciones personales y de unidad.

Alcanzó el rango de Teniente Coronel. Y completó sus estudios en la Hautes Etudes Internationales, en Ginebra, Suiza. Allí estudió en francés un Master en Estudios Estratégicos.

Con Nixon y Ford (1971-1977)


En la imagen: el Presidente Ford habla en el Despacho Oval con Henry Kissinger (Secretario de Estado), Donald Rumsfeld (Jefe de Gabinete), Robert McFarlane (asistente de Scowcroft), y de espaldas Brent Scowcroft (Consejero de Seguridad Nacional). Mayo, 1975.

En 1971 fue asignado a la Casa Blanca como asistente ejecutivo de la Oficina de Asuntos Legislativos. En 1973 pasó a ser Asistente Militar de Henry Kissinger en el Consejo de Seguridad Nacional. Acompañó a Kissinger en sus viajes a China, y mantuvo detalladas sesiones informativas sobre asuntos de Inteligencia con las autoridades chinas. En estos años estuvo envuelto en todos los aspectos de la política exterior, Medio Oriente, relaciones con la Unión Soviética, o negociaciones para el Control de Armas.

Entre 1975 y 1976 fue asistente ejecutivo del nuevo Consejero de Seguridad Nacional Brent Scowcroft, y asistente especial del Presidente Gerald Ford para asuntos de Seguridad Nacional (1976-1977). Por su servicio de más de cinco años en la Casa Blanca, el Presidente Ford lo reconoció con la Medalla al Servicio Distinguido.

Con Reagan: Consejero de Seguridad Nacional (1983-1985)

Se graduó por la Universidad Nacional de la Guerra, e hizo trabajos sobre manejos de crisis internacional en la Universidad Nacional de la Defensa, antes de retirarse del Ejército en 1979. Ese año fue contratado por el Senador John Tower, de Texas, para servir en el staff del Comité de Servicios Armados del Senado. Allí asesoró a los Senadores durante los debates sobre el Tratado SALT II (1979-1981).

En 1980, también participó en la redacción del programa electoral del candidato presidencial republicano Ronald Reagan en materia de política exterior. En 1981 fue nombrado asistente del Secretario de Estado Alexander Haig, con la misión de encargarse de los intercambios de información sensible entre el Departamento de Estado y los Gobiernos de Oriente Medio y el Sur de Asia.

En 1982 fue asignado como número dos de William Clark en el Consejo de Seguridad Nacional. Ante la falta de bagaje de Clark en asuntos de política internacional, McFarlane fue el encargado de integrar las recomendaciones políticas de los diferentes departamentos, para formular una política coherente para la Casa Blanca. También ejerció como enviado especial del Presidente Reagan a Oriente Medio, siendo responsable de las negociaciones entre Israel y los estados árabes.

En octubre de 1983, McFarlane sustituyó a Clark como Consejero de Seguridad Nacional, con el Almirante John Poindexter como su número dos. Nunca logró el grado de intimidad que Clark había tenido con el Presidente, pero sí tuvo acceso directo al Despacho Oval, y recuperó el rol tradicional del Consejero de Seguridad Nacional como enunciador de políticas.

Fue más activo que sus antecesores en los viajes al extranjero, destacando sus giras por Centroamérica para avanzar en la negociación para renovar tratados militares y económicos con países aliados en la lucha contra la influencia soviética, como Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Panamá y Honduras. Y en 1985 participó como representante del Presidente en la delegación de EEUU, encabezada por el Secretario de Estado George Shultz, que se reunió en Ginebra con el ministro soviético Andrei Gromiko, reanudando las conversaciones formales entre las dos superpotencias.

Fuerte defensor de la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), McFarlane tuvo sonados desencuentros con el Secretario de Estado George Shultz en torno al Tratado sobre Limitación de Sistemas Balísticos Antimisiles (ABM) firmado en 1972. Mientras McFarlane sostenía que nada en el tratado prohibía la investigación, prueba y desarrollo de las armas espaciales contempladas en el SDI, Shultz defendía una interpretación más restrictiva del Tratado ABM, que no enfureciera a los aliados, y le permitiera una mayor iniciativa sobre cuestiones de desarme en las negociaciones con la URSS.

McFarlane dimitió en diciembre de 1985 por diferencias con el nuevo Jefe de Gabinete Donald Regan, que quería reducir la burocracia del Consejo de Seguridad Nacional y le había restringido el libre acceso al Despacho Oval. Mientras el Presidente estuvo ingresado por un cáncer de colon, Donald Regan había limitado los despachos de McFarlane con el Presidente, reservándose él las entrevistas personales en la habitación del hospital.

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En la imagen: el Presidente Reagan juega al golf en el Air Force One en compañía de, de izquierda a derecha, Robert McFarlane (con camisa roja), Jim Kuhn (asistente ejecutivo del Presidente), Thomas Dawson (asistente del Jefe de Gabinete), sentado el Mayor General Thomas Carter (asesor militar), George Shultz (Secretario de Estado), Donald Regan (Jefe de Gabinete), y sentado Dennis Thomas (otro asistente del Presi). Noviembre, 1985.

Escándalo Irangate

En noviembre de 1986, el diario libanés 'Al Shiraa' destapó el escándalo Irangate (Irán-Contras): durante 18 meses, Washington había mantenido tratos confidenciales con Teherán para que intercediera ante la organización chiita Hezbollah, que mantenía secuestrados a seis estadounidenses en Líbano. Las negociaciones secretas se habían concretado en seis embarques de armas norteamericanas por valor de cien millones de dólares, entre agosto de 1985 y octubre de 1986. El dinero fue a parar a cuentas secretas de la Contra, las milicias contrarevolucionarias antisandinistas en Nicaragua. El Coronel Oliver North, funcionario del Consejo de Seguridad Nacional, había sido el encargado de las maniobras secretas.

Robert McFarlane estaría involucrado desde el principio en las operaciones que desencadenarían en el escándalo Irán-Contras. Cuando servía como asistente del Secretario de Estado Alexander Haig en 1981, escribió un informe titulado "Llevando la guerra a Nicaragua", y lideró el Restricted Inter-Agency Group (RIG) que formuló y se encargó de la ejecución de las políticas del Departamento de Estado hacia América Central. Más tarde, como Consejero de Seguridad Nacional, instó al Presidente Reagan a negociar un acuerdo sobre venta de armas con facciones moderadas de la Revolución Islámica de Irán, en contra del consejo del Secretario de Defensa Caspar Weinberger, y el Secretario de Estado George Shultz.

Tras abandonar la Casa Blanca, McFarlane continuó participando en las reuniones secretas con Teherán. En mayo de 1986, viajó de Israel a Irán a bordo de un Boeing 707 cargado de armas, en compañía del traficante de armas iraní Fardin Azima. Mantuvo reuniones con altos oficiales del Ministerio de Defensa iraní, para tratar el asunto de los rehenes estadounidenses secuestrados en Beirut, y pedir establecimiento en territorio iraní de dos estaciones electrónicas norteamericanas para vigilar movimientos de los soviéticos en las repúblicas soviéticas del Asia Central.

Señalado por sus antiguos colegas cuando estalló el escándalo, en especial por el Jefe de Gabinete Donald Regan, McFarlane cometió un intento de suicidio por ingesta de sedantes en febrero de 1987. Meses después, confirmó ante la comisión conjunta del Congreso, que el Presidente Reagan tenía un conocimiento bastante completo de las actividades que el Consejo de Seguridad Nacional desarrolló para montar la trama, y que dio su aprobación personal. En 1988 fue declarado culpable por haber ocultado información al Congreso, y condenado a dos años de libertad condicional.

En la actualidad

Robert McFarlane es miembro de la junta de asesores del Washington Institute for Near East Policy (WINEP), el Institute for the Analysis of Global Security, el Advisory Council of Aegis Defence Services, el Partnership for a Secure America, el Committee on the Present Danger, y miembro fundador del Set America Free Coalition.

Fue asesor de la campaña presidencial del Senador John McCain en 2008.

lunes, 17 de noviembre de 2008

William Clark: Consejero de Seguridad Nacional (1982-1983)

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William Patrick Clark (n. 23 de octubre, 1931) Abogado estadounidense. Fue Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Ronald Reagan (1982-1983), y Secretario de Interior (1983-1985).

Primeros años

Nació en una familia católica de Oxnard, California. Fue seminarista y estudió en la Universidad de Stanford, la Universidad de Santa Clara, y la Escuela de Leyes de Loyola, en Los Angeles. En 1953 se alistó en las Fuerzas Armadas, sirviendo como agente de contra-inteligencia en Alemania, y en 1958 fue admitido en el Colegio de Abogados de California.

Prosperó como ranchero, y fue socio de la firma de abogados Clark, Cole & Fairfield en el Sur de California (1958-1966).

Colaborador del Gobernador Ronald Reagan en California

En 1965 se unió a la campaña del actor Ronald Reagan para Gobernador de California. Ejerció como su jefe de campaña en el condado de Ventura. Tras su victoria electoral, fue nombrado Jefe de Gabinete del Gobernador Reagan (1967-1969). En esa responsabilidad se ganó cierta fama por insistir en que los asuntos más complejos de política pública fuesen reducidos a memorandums de una sóla página para la mejor comprensión del Gobernador.

La razón por la que Reagan tenía tanta confianza en William Clark estaba, además de en la condición compartida de rancheros, en la ortodoxia católica del abogado, que siempre anteponía su fe a sus posiciones políticas. Fue Clark el que hizo que Reagan fuese otorgando una cada vez mayor importancia a temas morales como el aborto en su agenda. Reagan admiraba el fuerte activismo católico de Clark.

En 1969, Clark fue nominado por el Gobernador Reagan para Juez de la Corte Superior de California, en San Luis Obispo; en 1971 para la Corte de Apelaciones de California, en Los Angeles; y en 1973 para el Tribunal Supremo de California, donde permanecería hasta 1981.

Consejero de Seguridad Nacional (1982-1983) y Secretario de Interior (1983-1985)

Cuando Reagan ganó las elecciones presidenciales de 1980, el equipo de transición presidencial incluyó a Clark en la lista de nombres para Secretario de Agricultura, Fiscal General o Director de la CIA. Pero Clark rechazó los trabajos, y prefirió aceptar el de Secretario de Estado Adjunto, número dos del Departamento de Estado.

Su preparación para el cargo fue puesta en cuestión en las audiencias de confirmación, cuando no fue capaz de nombrar a los Primeros Ministros de Sudáfrica o Zimbabwe, y ante las peticiones para exponer su visión sobre la proliferación nuclear, respondio, "no tengo una visión personal." Pero fue confirmado. El Presidente Reagan quiso tener a un hombre de total confianza en el Departamento de Estado, para tener controlado al Secretario de Estado Alexander Haig, al que apenas conocía. Ese sería el papel de Clark como número dos de Haig.

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De izquierda a derecha: Edwin Meese (asesor principal), James Baker (Jefe de Gabinete), William Clark (Consejero de Seguridad Nacional), el Vicepresidente George Bush, y el Presidente Ronald Reagan, en el Despacho Oval. 4 de agosto de 1982.

Tras la dimisión de Richard Allen en 1982, Reagan nombró a Clark Consejero de Seguridad Nacional. No tenía experiencia en política exterior, pero superó las expectativas de sus críticos mostrando unas buenas aptitudes organizativas. Más que dar consejo estratégico sobre las relacioens Este-Oeste, la Iniciativa de Defensa Estratégica (SDI), o las intervenciones militares en Líbano y Granada, su principal objetivo fue lograr una mayor cohesión de todo el aparato de política exterior de la Administración, coordinando las decisiones del Departamento de Estado, el Departamento de Defensa y la Casa Blanca en cuestiones internacionales.

A diferencia de su antecesor, contó con acceso diario e incondicional al Presidente, sin intermediarios, y jornadas laborales de dieciseis horas. Sustituyó a varios miembros del staff del Consejo de Seguridad Nacional, y reorganizó su oficina para crear tres grupos negociadores diferentes para tratar con las distintas agencias sobre asuntos políticos, militares, y de inteligencia. Sin ambiciones políticas, pragmático, y leal al Presidente, también mejoró las relaciones con el Congreso y la prensa, que lo llamaba "el Juez."

Pero no se libró de las maquinaciones del entorno presidencial que habían condenado a su predecesor. El nuevo Secretario de Estado George Shultz temía que la excesiva cercanía de Clark con el Presidente pudiera limitar su papel en el Gabinete, y el asistente presidencial Mike Deaver consideraba que la influencia de Clark trascendía las atribuciones de un Consejero de Seguridad Nacional, especialmente molesto estaba por las recomendaciones de Clark al Presidente para no presentarse a un segundo mandato en 1984 cuando todavía creía que iba a perder.

También tuvo una disputa con la Primera Dama Nancy Reagan acerca de la conveniencia de que el Presidente viajase o no a Filipinas, ante las amenazas contra su seguridad. La señora Reagan, todavía condicionada por el atentado del año anterior contra su marido, insistió en cancelar el viaje, mientras que Clark lo consideraba imprescindible.

Finalmente, en 1983, todo se resolvió con el alejamiento de Clark de la Casa Blanca. Aprovechando la dimisión del polémico James Watt como Secretario del Interior, el Presidente Reagan pidió a Clark que encabezara el Departamento de Interior, encargado principalmente de la preservación y desarrollo los recursos naturales de EEUU. La función de Clark sería la de contener las fuertes críticas contra la política ecológica de la Administración a un año de las elecciones.

Tras la reelección de Reagan, los elementos más conservadores presionaron para que William Clark fuese el sustituto de James Baker como Jefe de Gabinete de la Casa Blanca, pero Clark prefirió volver a California en 1985.

Últimos años

Tras abandonar la Administración, formó parte de algunas comisiones presidenciales: la Comisión Presidencial de Expertos para la Administración de Programas de Armamento (1985); la Comisión Presidencial de Expertos para la Administración de la Defensa (1985-1986); y la Comisión Presidencial de Asesores para el Control de Armas (1986-1989). Es tesorero de la Ronald Reagan Presidential Foundation.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Richard Allen: Consejero de Seguridad Nacional (1981-1982)

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Richard Vincent Allen (n. 1936) Politólogo estadounidense. Fue Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Ronald Reagan (1981-1982).

Primeros años

Nacido en una familia católica, se graduó en Ciencias Políticas por la Universidad de Notre Dame, y completó sus estudios en Europa, en la Universidad de Feiburg y la Universidad de Munich. Entre 1963 y 1966 sivió como analista e investigador en el Center for Strategic and International Studies, del que fue co-fundador, y entre 1966 y 1968 en el Hoover Institution on War, Revolution and Peace de la Universidad de Stanford, en California.

En 1968 se tomó una excedencia en la Hoover Institution para integrarse en el equipo de campaña de Richard Nixon, como coordinador de política exterior, y en 1969 sirvió en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca a las órdenes de Henry Kissinger.

A mediados de los 70 participó junto a otros académicos de la política exterior como Richard Pipes, Paul Nitze o Max Kampelman, en la reflotación del Committee on the Present Danger (Comité del Peligro Presente), un grupo de interés que advirtió sobre el rearme nuclear y convencional soviético, y la vulnerabilidad de la Defensa estadounidense, para exigir un drástico refuerzo militar.

Consejero de Seguridad Nacional (1981-1982)


En la imagen: el Presidente Reagan y Richard Allen en Camp David, 8 de junio, 1981.

Tras el fallido intento de 1976, Ronald Reagan empezó a planificar una nueva campaña presidencial para 1980, y en 1977 incorporó a Richard Allen a su equipo de asesores. En una primera conversación en Los Angeles entre candidato y asesor, Reagan le dijo, "Dick, mi idea sobre la política americana hacia la Unión Soviética es sencilla, y algunos dirían que simplista. Es así: nosotros ganamos y ellos pierden. ¿Qué opinas de ello?" Así empezó una colaboración de cuatro años que culminó con el nombramiento de Allen como Consejero de Seguridad Nacional en 1981.

Reagan había prometido durante la campaña que limitaría los poderes del Consejo de Seguridad Nacional, para evitar la bicefalia entre el CSN y el Departamento de Estado en la formulación de la política exterior, que se había manifestado en la Administración Carter. El cumplimiento de la promesa acotó demasiado el papel de Allen en el Gabinete: se convirtió en el primer (y único) Consejero de Seguridad Nacional que no ha tenido acceso directo a su Presidente. Fue desposeído de la función de informar diaria y personalmente al Presidente sobre la actualidad internacional, y obligado a hacerlo siempre a través del consejero presidencial Edwin Meese, el hombre más cercano al Presidente Reagan.

Tuvo que soportar además las intrigas del Secretario de Estado Alexander Haig, con el que mantuvo unas relaciones pésimas. A principios de 1981, Haig presentó un borrador a Edwin Meese planteando que el control sobre los distintos grupos interagenciales del Consejo de Seguridad Nacional pasase al Departamento de Estado, en un intento por concentrar el mismo grado de poder que tuvo Kissinger en la Administración Nixon. La Casa Blanca rechazó la iniciativa de Haig por miedo a que el Presidente perdiera su protagonismo como principal enunciador de la política exterior, pero Allen no quedó satisfecho. Se sentía irrelevante y consideraba que Meese, el Jefe de Gabinete James Baker, y su adjunto Mike Deaver, eran las únicas personas que contaban realmente para el Presidente.

Allen dimitió en enero de 1982 después de un escándalo por haber aceptado un sobre con mil dólares y dos relojes de una revista japonesa a cambio de conseguirles una entrevista exclusiva con la Primera Dama Nancy Reagan. Aunque la razón de fondo de su dimisión fueron las luchas internas en el Gabinete, ya que el Departamento de Justicia le había declarado inocente de cualquier ilegalidad.

Últimos años

Tras abandonar la Casa Blanca, fundó el Centro de Estudios Asiáticos de la Heritage Foundation, y la Richard V. Allen Company, una firma de servicios de consultoría que lo convirtió en uno de los más importantes lobbyistas para los intereses de Corea del Sur en Washington DC. Desde 2001 forma parte del comité asesor del Defense Policy Board del Departamento de Defensa.

Es miembro del Council on Foreign Relations (CFR), el Council for National Policy, el Nixon Center, el American Center for Democracy, el Project for the New American Century, y pertenece a la junta de la Ronald Reagan Presidential Foundation.

viernes, 14 de noviembre de 2008

Zbigniew Brzezinski: Consejero de Seguridad Nacional (1977-1981)

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Zbigniew Kazimierz Brzezinski (n. 28 de marzo, 1928) Politólogo estadounidense de origen polaco. Fue Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Jimmy Carter (1977-1981).

Primeros años

Nació en Varsovia, Polonia. Su padre, Tadeusz Brzezinski, era diplomático y estuvo destinado en Alemania entre 1931 y 1935, siendo testigo del ascenso de los nazis, y en la Unión Soviética entre 1935 y 1938. Al producirse la invasión de Polonia en 1939, la familia se encontraba en Canadá y no pudo volver. Zbigniew Brzezinski cursó el bachiller en Montreal y se graduó por la McGill University.

En 1953 se doctoró en Ciencias Políticas por la Universidad de Harvard, con una tesis sobre la Unión Soviética y la relación entre la Revolución de Octubre, el estado de Lenin, y las políticas de Stalin. Empezó a trabajar como profesor en Harvard, y se mostró crítico con la política del "Rollback" de la Administración Eisenhower, que buscaba provocar el retroceso de la URSS hasta sus auténticas fronteras. Creía que los europeos del Este podían hacer frente de forma gradual a la dominación soviética. Volvió a Polonia por primera vez en 1957, y se reafirmó en su idea de que existían fuertes divisiones dentro del bloque de países del Este.

Departamento de Estado y Trilateral Commission

En 1958 obtuvo la ciudadanía estadounidense, y se trasladó a Nueva York para ejercer de profesor de Asuntos Soviéticos en la Universidad de Columbia. Se integró en el Council on Foreign Relations (CFR), y en 1960 fue fichado como consultor de política exterior por la campaña presidencial del Senador John F. Kennedy. Aconsejó una política no-antagonista hacia los estados no soviéticos de Europa del Este, para desengañarlos de sus miedos a una Alemania agresiva, y rebajar el miedo de los europeos occidentales. También prestaría consejo a la campaña electoral del Presidente Lyndon Johnson en 1964.

Se convirtió en un gran defensor de la Guerra de Vietnam para detener la influencia de China, y en 1966 entró a formar parte del Consejo de Planificación Política del Departamento de Estado. Fue uno de los redactores del discuro "construcción de puentes" pronunciado por el Presidente Lyndon Johnson el 7 de octubre de 1966. Más tarde defendió revertir la escalada en la guerra, pero se mantuvo crítico con la llamada Nueva Izquierda.

Tras asesorar al Vicepresidente Hubert Humphrey en las elecciones presidenciales de 1968, el nombre de Zbigniew Brzezinski comenzó a atraer la atención de los políticos y los medios cuando, a principios de los 70, advirtió en un artículo en la revista Foreign Affairs de los riesgos del declive del poder imperial norteamericano y una recomposición de hegemonías planetarias a las que debía corresponder una nueva política de Washington.

Fue contratado por el banquero David Rockefeller para ayudarle a crear una organización que fomentara la cooperación entre EEUU, Europa, y Japón: la Trilateral Commission, de la que Brzezinski sería su primer director.

Consejero de Seguridad Nacional (1977-1981)


En la imagen: el Presidente Carter con Zbigniew Brzezinski en el 'President's Dining Room' que el Presidente utilizaba como estudio privado, 1977.

A finales de 1975, la Trilateral Commission se lo recomendó al Gobernador Jimmy Carter para asesorar a su campaña presidencial en política exterior. Tras la victoria electoral, el Presidente Carter lo nombró su Consejero de Seguridad Nacional. El primer objetivo de la nueva estrategia de Seguridad Nacional sería sustituir la sobredependencia hacia la distensión con la URSS, por un enfoque basado más en los derechos humanos, el compromiso pacífico con los Estados no soviéticos de Europa Oriental, y el apoyo a los disidentes soviéticos.

Brzezinski chocó desde el principio con el Secretario de Estado Cyrus Vance, representando los papeles contrapuestos del halcón (Brzezinski) y la paloma (Vance). Mientras Vance abogaba por continuar con la combinación de distensión y contención aplicada por las Administraciones de Nixon y Ford, Brzezinski tenía la firme creencia de que la distensión había envalentonado a los soviéticos en Angola y el Medio Oriente, y quería presionar más con el arma de los derechos humanos. Mientras Vance estaba obsesionado con el control de armas, y por sacar adelante cuanto antes los acuerdos sobre limitación de armas estratégicas, Brzezinski defendía condicionar las conversaciones a mayores concesiones soviéticas en el terreno de los derechos humanos.

Influído por su experiencia vital, Brzezinski concentró gran parte de sus esfuerzos en apoyar a los disidentes de estados como Alemania Oriental. Presionó, en contra de las recomendaciones del Departamento de Estado, para que el primer viaje del Presidente Carter fuera a Polonia, y se reconociera a la Iglesia Católica polaca como interlocutora legítima con la oposición anti-comunista. También ayudó a extender el área de emisión de Radio Free Europa, lo que despertó el malestar de los aliados europeos que lo consideraron una provocación innecesaria contra la URSS.

Brzezinski trató de artícular un plan de juego revolucionario conocido como "binomio repliegue-intervención." Vislumbraba una redistribución estratégica global, la configuración de una OTAN fortalecida en una red de fuerzas de acoso a la Unión Soviética. El repliegue de Europa tenía un lugar táctico en sus planes. Abogaba por un repliegue y una redistribución de los contingentes militares estacionados fuera de EEUU, para desplegarlos así en una fuerza de intervención rápida en el Golfo Pérsico o en América Central, lugares en los que la influencia soviética se estaba haciendo sentir.

Al mismo tiempo, en tierras europeas, aceptaba una cierta neutralidad en la Europa Central, pero necesitaba un bastión fortificado en España, de ahí la necesidad de acelerar su proceso de integración en los organismos trasatlánticos, y un mayor compromiso de Francia. Pensaba en un bastión defensivo Londres-París-Madrid. En términos económicos y comerciales, defendía mayor articulación con el Pacífico que con el Atlántico, y la concepción de "Ameripón", un núcleo bilateral con la proyección tecnológica y estratégica de Japón.

Invasión soviética de Afganistán (1979)

En la imagen: Zbigniew Brzezinski (centro) con el Presidente Mohamed Zia Ul-Haq, de Pakistán, y el Presidente Carter, en el South Lawn de la Casa Blanca, 1980.

A finales de diciembre de 1979, el Ejército Rojo de la URSS invadió Afganistán con 110,000 tropas terrestres. El Presidente Carter suspendió sus vacaciones navideñas y volvió a Washington para mantener consultas urgentes con sus colaboradores. Brzezinski recomendó a Carter que pidiese al Senado que postergara el estudio del tratado SALT II, cancelara la venta de cereales a la URSS, suspendiera los privilegios pesqueros de los barcos soviéticos, y congelara los intercambios económicos y culturales.

Apoyó la venta de armamento moderno a Pakistán, y aseguró el acuerdo con Arabia Saudí para financiar operaciones de ayuda encubierta a los muyahidines afganos. Meses antes, el 3 de julio de 1979, bajo supervisión del Consejo de Seguridad Nacional de Brzezinski, se había firmado ya la primera directiva sobre la asistencia clandestina a los opositores del régimen pro-soviético de Kabul.

Revolución en Irán (1979-1980)

Ante la inminente revolución iraní, dentro de la Administración Carter, Zbigniew Brzezinski fue el máximo valedor de la estrategia de apoyar hasta el último momento al ya debilitado Sha de Persia. Llegando incluso a sujerir la intervención militar de los EEUU para mantenerlo en el poder. Una vez consumada su caída, la estrategia de contraataque se basaría en presionar a Saddam Hussein a atacar a Irán.

En la primavera de 1980, Brzezinski indicó que Washington estaba dispuesto a cooperar con Saddam. Le aseguró que EEUU no se opondría si se apoderaba del Suroeste de Irán. También convenció a los Gobiernos amigos de Kuwait y Egipto para que aconsejaran a Iraq que atacase Irán.

Para Brzezinski, los acontecimientos confirmaban una correlación de fuerzas mundiales, y obligaban a EEUU a involucrarse en una guerra encubierta de proporciones multicontinentales contra la infiltración soviética en Oriente Medio y América Central.

Últimos años

Zbigniew Brzezinski es miembro de la junta directiva de Council on Foreign Relations, Atlantic Council, National Endowment for Democracy, Center for Strategic and International Studies, y Amnistía Internacional. Es actualmente profesor en la Paul H. Nitze School of Advanced International Studies de la Universidad Johns Hopkins.

Su hijo Mark Brzezinski es un abogado que trabajó en el Consejo de Seguridad Nacional durante la Administración Clinton, y ha integrado el equipo de asesores en política exterior de la campaña presidencial del Senador Barack Obama. Su otro hijo, Ian Brzezinski, ha asesorado a la campaña presidencial del Senador John McCain. Y su hija Mika Brzezinski trabaja como periodista en MSNBC.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Brent Scowcroft: Consejero de Seguridad Nacional (1975-1977) y (1989-1993)

Para Wikipedia.


Brent Scowcroft (n. 19 de marzo, 1925) Militar estadounidense. Fue Consejero de Seguridad Nacional de los Presidentes Gerald Ford (1975-1977) y George Bush (1989-1993).

Carrera militar

Nació en una familia mormona de Ogden, Utah. En 1947 se graduó en la Academia Militar de West Point, comenzando una carrera militar de tres décadas hasta alcanzar el rango de Teniente General. En 1953 comenzó a dar clases de Historia Rusa en West Point, y en 1957 ingresó en la Escuela de Inteligencia Estratégica de Washington DC, y se doctoró en Relaciones Internacionales por la Universidad de Columbia.

En 1959 fue enviado a la Embajada de EEUU en Yugoslavia para servir dos años como agregado militar. En 1961 regresó a EEUU y dirigió el Departamento de Ciencia Política de la Academia de la Fuerza Aérea. En 1964 fue asignado a la oficina del Vice-Jefe de la Fuerza Aérea, para dirigir la División de Planificación a Largo Plazo de Doctrinas, Conceptos y Objetivos.

Después de atender la Academia Nacional de Guerra, Scowcroft sirvió en el Pentágono como asesor del Asistente del Secretario de Defensa para asuntos de seguridad internacional del hemisferio occidental (1966-1969). En 1969 entró a trabajar en el staff del nuevo Consejero de Seguridad Nacional Henry Kissinger, y en 1972 fue asistente militar del Presidente Richard Nixon.

Consejero de Seguridad Nacional (1975-1977)


En la imagen: Brent Scowcroft (derecha) y Henry Kissinger hablan con el Presidente Ford en el Depacho Oval, en presencia de su perro Liberty. 8 de octubre, 1974.

Fue número dos del Consejo de Seguridad Nacional entre 1973 y 1975, periodo en el que Henry Kissinger compaginó el cargo de Consejero de Seguridad Nacional con el de Secretario de Estado. Gerald Ford, que asumió la Presidencia tras la dimisión de Nixon en agosto de 1974, tenía poca experiencia en asuntos internacionales y dependía en exceso del consejo de Kissinger. El Congreso estaba inquieto porque un sólo hombre -Kissinger- acumulara toda la influencia que le llegaba al Presidente en materia de política exterior, y Ford se vio obligado a dejar la dirección del Consejo de Seguridad Nacional en manos de Brent Scowcroft.

El nombramiento de Scowcroft no supuso una pérdida de poder de hecho para Kissinger. Era un hombre de su total confianza, y continuó jugando el papel de subordinado. La asesoría que ofrecería Scowcroft al Presidente Ford en temas como la negociación con la URSS para la limitación de armas estratégicas, la evacuación del personal de la Embajada en Saigón, o la ocupación de Timor Oriental por fuerzas indonesias, iría siempre en coordinación con las estrategias marcadas por el equipo de Kissinger en el Departamento de Estado.

Kissinger Associates

Tras abandonar el Gobierno, Scowcroft ocupó la Vicepresidencia de Kissinger Associates, Inc., una firma de consultoría fundada por Henry Kissinger, con el propósito de identificar socios estratégicos y oportunidades de inversión, efectuar previsiones de hechos internacionales, analizar riesgos políticos en diferentes países del planeta, investigar oscilaciones de divisas, y negociar con gobiernos mundiales para clientes como JP Morgan Chase, Coca-Cola, American Express, o Heinz.

Durante las Administraciones de Carter y Reagan, Scowcroft sirvió de manera puntual en diferentes paneles de asesoría y comisiones de investigación: fue miembro del Comité Asesor del Presidente para el Control de Armas (1978-1981); de la Comisión Presidencial sobre Fuerzas Estratégicas (1983); de la Comisión Presidencial sobre Administración de la Defensa (1985); y de la Comisión Tower para la investigación del Iran-Contras (1986-1987).

Consejero de Seguridad Nacional (1989-1993)

Brent Scwocroft volvió a la Casa Blanca en 1989, cuando el nuevo Presidente George Bush le seleccionó para ocupar de nuevo el puesto de Consejero de Seguridad Nacional. Existía una gran afinidad entre Bush y Scowcroft desde que coincidieron en la Administración Ford, uno como director de la CIA y el otro como director del CSN. El Presidente era sólo nueve meses mayor que él, y los dos habían sido pilotos en los años cuarenta, uno en la Marina y el otro en la Fuerza Aérea. Además, Scowcroft compartía con Bush el gusto por el pragmatismo y la desconfianza hacia las ideologías.

Pudo establecer una relación casi informal con el Presidente, que le permitía estar en total unas cuatro horas al día con él, y acompañarle en todos los viajes importantes. Jugó un papel clave en la reunificación alemana, fue el principal proponente del recorte de fuerzas convencionales en Europa, que culminó en la firma de un tratado por veintidos países en noviembre de 1990, y estuvo a cargo de la preparación de la entrevista sorpresa del Presidente con el líder soviético Mikhail Gorbachev en Malta, en diciembre de 1989.

Emprendió varios cambios en la maquinaria del Consejo de Seguridad Nacional, como la creación de ocho comités para la coordinación de políticas regionales, sustituyendo los múltiples grupos vinculados a diferentes agencias. Y trazó la redirección de las prioridades de Seguridad Nacional en los estertores de la Guerra Fría, abogando en favor de un nuevo tipo de arsenal nuclear. Siempre fue escéptico sobre los planes de Iniciativa de Defensa Estratégica (Guerra de las Galaxias) planteadas años antes por el Presidente Reagan, por considerarlos innecesarios y demasiado costosos, y aconsejó al Presidente Bush que sustituyera los misiles de varias cabezas por unos de una sóla ojiva, para evitar ataques preventivos.

Menos afortunada fue su falta de previsión ante el colapso de la Unión Soviética. Se mostró contrario a la disgregación de la URSS, anteponiendo el riesgo de la proliferación de muchos estados, al diferencial de la fuerza de EEUU frente a cada uno de ellos. Y no supo ofrecer un consejo estratégico coherente en el escenario posterior a la Guerra Fría, dominado por conflictos regionales en Bosnia y Somalia.

También fue muy cuestionado su papel después de la represión violenta de las protestas estudiantiles chinas en la plaza de Tiananmen. Frente a las presiones del Congreso para suspender todos los contactos gubernamentales de alto nivel con China, Scowcroft convenció al Presidente sobre los peligros de aislar a un país de más de 1,000 millones de habitantes, y encabezó una misión diplomática secreta a Pekín pocos meses después de la masacre.

Guerra del Golfo (1990-1991)


En la imagen: Brent Scowcroft pasea con el Presidente Bush por los jardines de la Casa Blanca, en 1991.

Considerado un doctrinario realista, su prioridad en Oriente Medio siempre fue mantener la estabilidad regional sin tomar riesgos. En 1989 defendió ante el Presidente que el establecimiento de relaciones normales entre EEUU e Iraq favorecería los intereses estadounidenses en el largo plazo, incrementaría su influencia en Oriente Medio, y promovería la estabilidad en el Golfo. Para Scowcroft, Washington debía proponer a Iraq incentivos económicos y políticos para que moderase su comportamiento.

Cuando 100,000 tropas iraquíes apoyados por 700 tanques invadieron Kuwait el 2 de agosto de 1990, Scowcroft predijo acertadamente que las sanciones económicas impuestas por las Naciones Unidas no serían suficientes, y asumió que sería necesaria una respuesta militar para que Saddam Hussein abandonase Kuwait. Pero advirtió al Presidente sobre la tentación de acogerse precipitadamente al Artículo 51 de la ONU, considerando imprescindible obtener autorización del Consejo de Seguridad de la ONU, y mantener una alianza lo más amplia posible de Gobiernos árabes contra Iraq, y evitar la participación de Israel.

Desaconsejó en todo momento que fuerzas extranjeras ocuparan ninguna zona del territorio iraquí, y defendió que los objetivos de la operación se limitasen a restaurar el Gobierno kuwaití. Sólo contemplaba la caída de Saddam Hussein como una consecuencia indirecta de su derrota militar. Creía que EEUU debía procurar una situación en la que Saddam tuviera que enfrentarse a su propio pueblo como el líder de un ejército derrotado, pero no debía tomar su derrocamiento como un objetivo específico de la respuesta militar. Pero cuando después de la guerra varias facciones kurdas y un sector de la comunidad chiíta se levantaron contra Saddam, Scowcroft exhortó al Presidente Bush para no intervenir.

En los meses de la crisis del Golfo, Scowcroft se ganó el sobrenombre de 'Mr. Behind-the-Scenes' ('Señor Entre Bastidores'). No tuvo protagonismo mediático, rara vez su cara apareció en televisión, y estuvo eclipsado por la diplomacia pública y los viajes del Secretario de Estado James Baker. Pero fue el asesor que más tiempo pasó con el Presidente Bush.

En 1991 recibió la Medalla Presidencial de la Libertad, y en 1993 fue condecorado por la Reina Isabel II con la insignia de caballero honorario del Imperio Británico.

Últimos años

En 1994 fundó The Scowcroft Group, una firma de consultoría internacional. Es miembro de la Trilateral Commission, el Council on Foreign Relations (CFR), y el Center for Strategic and International Studies de la Universidad de Georgetown.

Fue Presidente de la Junta Asesora de Inteligencia Exterior del Presidente George W. Bush (2001-2005). Se opuso a la Guerra de Iraq de 2003.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Walt Rostow: Consejero de Seguridad Nacional (1966-1969)

Para Wikipedia.


Walt Whitman Rostow (n. 7 de octubre de 1916 – m. 13 de febrero de 2003) Economista estadounidense. Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Lyndon Johnson (1966-1969).

Primeros años

Nació en una familia de inmigrantes rusos judíos en Nueva York. Sus padres eran socialistas y le pusieron su nombre en honor al poeta Walt Whitman. Se graduó con sólo 19 años por la Universidad de Yale, y se doctoró en Economía. También estudió durante dos años en la Universidad de Oxford. En 1936, estando en Oxford, asistió al reportero Alistair Cooke, de la radio de la NBC, en la cobertura de la abdicación del Rey Eduardo VIII. Y al completar sus estudios, empezó a trabajar como profesor de Economía en la Universidad de Columbia.

Carrera académica y servicio público

Durante la Segunda Guerra Mundial, se unió a la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) en Londres, donde se dedicó a seleccionar objetivos enemigos para la Fuerza Aérea de EEUU. Por su colaboración adicional con el Ministerio del Aire británico, en 1945 fue condecorado con la Legión del Mérito y nombrado miembro honorario de la Orden del Imperio Británico.

Terminada la guerra, entró en el Departamento de Estado como asistente del jefe de la División Económica Alemana-Austríaca. En 1946 volvió por un año a la Universidad de Oxford como profesor de Historia Americana, y en 1947 se convirtió en asistente del Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para Europa, un órgano de las Naciones Unidas que participó en el desarrollo del Plan Marshall.

En 1949 fue profesor de Historia e Instituciones Americanas en la Universidad de Cambridge. Entre 1950 y 1961 fue profesor de Historia de la Economía en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), y miembro de la directiva del Center for International Studies. En esos años escribió su libro "Las etapas del crecimiento económico", que buscaba generalizar el modelo de la historia económica moderna en forma de una serie de etapas de crecimiento económico. Y en 1958 trabajó por primera vez en la Casa Blanca como redactor de discursos del Presidente Dwight D. Eisenhower.

Departamento de Estado (1961-1966) y Consejero de Seguridad Nacional (1966-1969)

En 1960, colaboró como asesor en la campaña presidencial del Senador John F. Kennedy, destacando por su habilidad para convertir conceptos académicos en términos accesibles para el electorado no instruído. Suyos fueron lemas como "hagamos que el país se ponga otra vez en marcha", "la nueva frontera" o "la década del desarrollo."

A comienzos de 1961, el Presidente Kennedy lo nombró número dos del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca. Y a finales de ese año fue nombrado presidente del Consejo de Planificación Política, el principal brazo estratégico del Departamento de Estado. Entre 1964 y 1966, también sirvió como miembro del Comité Interamericano de la Alianza para el Progreso, con rango de Embajador.


En la imagen: Walt Rostow muestra al Presidente Johnson un mapa del área de Khe Sanh, ante la mirada de George Christian (Secretario de Prensa) y el General Robert Ginsburg, en 1968.

En 1966, y tras la dimisión de McGeorge Bundy, el Presidente Lyndon Johnson escogió a Rostow como su Consejero de Seguridad Nacional. Al Presidente le gustaba su fervor anti-comunista, su autoconfianza y seguridad en la rectitud moral de sus posiciones. Rostow llegó al cargo en un momento en que la crítica y la oposición a la Guerra de Vietnam comenzaban a cristalizarse, y respondió al propósito de blindar al Presidente de la crítica y de la realidad.

Siempre hizo proyecciones optimistas sobre el esfuerzo militar estadounidense en Vietnam, y mostró un apoyo consistente al uso de la Fuerza Aérea para lograr los objetivos. Desarrolló la "tesis Rostow", que mantenía que una insurgencia apoyada externamente, sólo podría ser derrotada mediante la acción militar contra la fuente externa de apoyo, y que resultó en la intensificación de las operaciones militares.

Basó su apoyo a la guerra en sus teorías sobre la modernización, y muchas veces chocó con otros asesores del Presidente que tenían experiencia en el campo de batalla. Rostow sostenía que el desarrollo económico era un proceso de múltiples estados, estimulado por el deseo de mejorar la vida y lograr beneficios. Decía que la modernización se caracterizaba por un periodo de despegue, de rápido crecimiento estimulado por la expansión de sectores clave. Creía que EEUU debía de acelerar este proceso de modernización en el sudeste asiático, y esforzarse hasta alcanzarlo en detener por todos los medios diplomáticos o militares la infiltración de las guerrillas comunistas.

Se mantuvo junto a Johnson hasta el final, y le fue otorgada la Medalla Presidencial de la Libertad en 1969.

Últimos años

Tras su servicio en la Administración Johnson, su apoyo a la Guerra de Vietnam y a la libre empresa, sufrió la intolerancia tan característica en los círculos universitarios. Fue despreciado por la mayoría del mundo académico, dominado por keynesianos. No fue invitado a volver al Massachusetts Institute of Technology (MIT), y se estableció como profesor de Economía Política en el Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas, hasta que murió en 2003 a los 86 años.

martes, 11 de noviembre de 2008

McGeorge Bundy: Consejero de Seguridad Nacional (1961-1966)

Para Wikipedia.


McGeorge Bundy (n. 30 de marzo, 1919 - m. 16 de septiembre, 1996) Fue Consejero de Seguridad Nacional de los Presidentes John F. Kennedy y Lyndon Johnson (1961-1966).

Primeros Años

Nació en una prominente familia de Boston, Massachusetts. Hijo de un diplomático, y nieto de A. Lawrence Lowell, antiguo Presidente de la Universidad de Harvard. Atendió colegios de élite como Dexter School en Brookline, Massachusetts, y el Groton School, y se graduó en Matemáticas por la Universidad de Yale, donde fue miembro de la sociedad secreta Skull and Bones.

En 1941 ingresó como miembro de la Harvard's Society of Fellows, trasladando su atención al estudio de las Relaciones Internacionales. Tras su paso por las Fuerzas Armadas durante la Segunda Guerra Mundial, en 1946 fue contratado por Henry L. Stimson, antiguo Secretario de Guerra del Presidente Franklin D. Roosevelt, para ayudarle a escribir su autobiografía.

CFR y Harvard

En 1949 se incorporó al Council on Foreign Relations (CFR) como investigador y analista. Se dedicó al estudio del Plan Marshall, y las ayudas económicas a grupos anti-comunistas en Francia e Italia. Republicano moderado, en el libro The Pattern of Responsibility hizo una apasionada defensa de la política exterior del Secretario de Estado Dean Acheson, que recibía muchos ataques de los republicanos.

En 1951 empezó a trabajar como profesor de Asuntos Gubernamentales en la Universidad de Harvard, y con 34 años fue nombrado Decano de la Facultad de Artes y Ciencias de Harvard, el más joven hasta aquel momento. Tuvo un papel decisivo en el establecimiento del Center for International Affairs y el Center for Middle Eastern Studies.

Consejero de Seguridad Nacional (1961-1966)

A pesar de ser un republicano y haber apoyado las políticas del Presidente Dwight D. Eisenhower, en 1960 aceptó ejercer como consultor de política exterior para la campaña presidencial del Senador John F. Kennedy, de Massachusetts. El Senador era un amigo de la infancia. Bundy conocía a Kennedy desde que ambos coincidieron en el Dexter School.

Tras la victoria electoral, Kennedy lo nombró Consejero de Seguridad Nacional. Bundy no tenía experiencia en los pasillos de poder de Washington DC, pero sí en el estudio de la política exterior, y un envidiable historial académico. Compartía con el Presidente Kennedy el origen y la pertenencia a una misma generación, lo que le permitiría establecer con él una estrecha relación de trabjo en la Casa Blanca. Según los estudiosos de la Presidencia de JFK, Bundy fue el más brillante del grupo de jóvenes asesores que rodeaba al Presidente, por encima del redactor de discursos Ted Sorensen o el asistente especial Arthur Schlesinger.

Kennedy quería que su staff más cercano estuviera más involucrado en la toma de decisiones internacionales y de Defensa, y la oficina del Consejero de Seguridad Naiconal fue trasladada del edificio de la Oficina Ejecutiva, anexo a la residencia presidencial, a la base de la Casa Blanca, más cerca del centro de comunicaciones del Presidente. Rompiendo con la tradición de las Administraciones de Truman y Eisenhower, en la Administración Kennedy el Consejero de Seguridad Nacional dejó de ser un simple administrador, para convertirse en un formulador de políticas.

Eso permitió a Bundy mantener un contacto continuado con Kennedy, mientras emprendía la reorganizaicón del CSN y la reestructuración de las agencias de inteligencia, y ofrecerle asesoría en todas las cuestiones estratégicas, como la invasión de Bahía Cochinos, el muro de Berlín, la Crisis de los Misiles, o la implicación militar en el Sudeste Asiático.

Crisis de los Misiles (1962)


De izquierda a derecha: McGeorge Bundy, el Presidente Kennedy (de espaldas), Paul Nitze (asistente de McNamara), el General Maxwell Taylor (Jefe del Estado Mayor Conjunto), y Robert McNamara (Secretario de Defensa). 29 octubre, 1962.

A las 9 de la mañana del 16 de octubre de 1962, cuando el Presidente Kennedy se disponía a desayunar en su dormitorio, McGeorge Bundy le comunicó una información del más alto secreto, deducida por quince especialistas que a lo largo de todo el día anterior habían analizado unas fotografías aéreas tomadas sobre Cuba. Según la información, había indicios suficientes para creer que en Cuba se había instalado una base de misiles soviéticos de medio alcance.

Sólo dos días antes, el 14 de octubre, mientras un avión U-2 fotografiaba misiles móviles, pistas de lanzamiento, cohetes de alcance medio, búnkers, radares, y un silo recién construído en la parte occidental de la isla, McGeorge Bundy había aparecido en el programa Issues and Answers de la ABC negando la presencia de armas ofensivas en Cuba. Pero hacía tiempo que se sospechaba de la existencia de los proyectiles. En septiembre, el Presidente había pedido al Congreso poderes especiales para movilizar a 150,000 reservistas, y había ordenado la reanudación de los vuelos de espionaje sobre Cuba.

Desde principios de verano, el ejército realizaba maniobras militares en el Caribe mientras buques soviéticos descargaban grandes cantidades de armas y munición en Cuba. Algunos Senadores aseguraban tener filtraciones de los servicios de inteligencia, y el exilio anticastrista de Miami divulgaba que la URSS había convertido Cuba en un arsenal de armas nucleares dirigidas hacia Estados Unidos, con el fin de que la Casa Blanca se decidiera a lanzar una invasión a gran escala contra Cuba.

En los trece días de crisis que seguirían, el Presidente Kennedy ordenó a Bundy la creación del Comité Ejecutivo del Consejo de Seguridad Nacional, conocido como ExCom. Integraban el Comité, además del propio Bundy: el Presidente Kennedy; el Vicepresidente Johnson; el Fiscal General Bobby Kennedy; el Director de la CIA John McCone; el Secretario de Defensa Robert McNamara; el General Maxwell Taylor, Jefe del Estado Mayor Conjunto; el Secretario de Estado Dean Rusk; el Embajador ante la ONU Adlai Stevenson; el Secretario del Tesoro Douglas Dillon; y algunos de los asesores más cercanos al Presidente.

Cuando todo el Comité tenía alguna idea conjunta que presentar al Presidente, Bundy ejercía de portavoz. Su experiencia de trabajo en organismos colegiados sirvió para asegurar el éxito en el proceder de los debates del ExCom. Pero a la hora de ofrecer asesoría individualizada al Presidente, mostró una aparente inconsistencia en sus posiciones que terminó frustrando a Kennedy. Desvió temas, y cambió constantemente de opinión sobre las acciones a tomar, entre las que se incluían un ataque aéreo o un periodo de cuarentena.

El 27 de octubre, Bundy apoyó la idea de Bobby Kennedy de aceptar sólo el primer mensaje confidencial de Kruschev, en la que el líder soviético se mostraba dispuesto a desmantelar los misiles a cambio de una promesa formal de no invadir Cuba. Y presionó al Presidente para que no aceptara la retirada de los cohetes nucleares Jupiter instalados en Turquía, si se contemplaba el hecho como parte de un trueque.

Aunque les convenía sustiuir los viejos Jupiter por los nuevos sistemas de los submarinos Polaris, Bundy señaló que los soviéticos eran los que debían volver primero al status quo anterior, y advirtió al Presidente Kennedy que EEUU no podía dar la impresión de estar utilizando la seguridad de los aliados de la OTAN como moneda de cambio.

Guerra de Vietnam

En la imagen: Bundy y el Presidente Johnson en el Despacho Oval.

Tras el asesianto de John F. Kennedy, Bundy se mantuvo a las órdenes del nuevo Presidente Lyndon Johnson. Apoyó una mayor implicación de EEUU en la Guerra de Vietnam, mediante el envío de cada vez más efectivos y recursos, convirtiéndose en uno de los arquitectos de la escalada en la guerra. Propuso al Presidente la doctrina clásica de la guerra convencional, defendiendo que la victoria dependía de una combinación de control territorial y desgaste del adversario. No anticipó la guerra de guerrilas.

Tras un viaje a Vietnam del Sur en febrero de 1965, Bundy escribió un memorandum para el Presidente Johnson, en el que trazaba la estrategia de las "represalias sostenidas" contra Vietnam del Norte si no detenían su guerra de guerrillas contra las fuerzas survietnamitas. Con el acuerdo del Secretario de Defensa Robert McNamara, Bundy aconsejó al Presidente una mayor utilización del ejército estadounidense, y la expansión de los ataques aéreos contra el Norte, que supondría un punto de inflexión en el compromiso de EEUU en la guerra.

Después abogó sin éxito por un cambio de estrategia, y dimitió en 1966.

Últimos años

Fue presidente de la Ford Foundation (1966-1979), y profesor de Historia en la Universidad de Nueva York (1979-1989). Entre 1990 y 1996 trabajó para la Carnegie Corporation de Nueva York.

Murió de un ataque cardiaco el 16 de septiembre de 1996. Tenía 77 años.

jueves, 6 de noviembre de 2008

¡¡Descanso!!

Gracias a todos los que han visitado este sitio en los últimos veinte meses. Algunos han querido participar con sus comentarios, y otros han preferido utilizarlo como lectura. Sé que a todos ellos les ha servido para conocer un poco mejor los Estados Unidos, y comprender su proceso electoral. Eso compensa toda mi dedicación al blog.

Puedo cerrar este largo episodio que ha ocupado una décima parte de todos los años de mi vida, con la satisfacción de haber podido culminar con éxito algo que empecé en marzo de 2007, como un proyecto que debía consolidarse a medio y largo plazo. En aquel momento dudaba que fuese capaz de ser tan paciente y competente. Por lo que la experiencia me ha servido también para conocer mejor mis capacidades y aptitudes.

Ahora ha llegado el momento de descansar, o más bien de volver a buscar una ocupación con sueldo. Lo único que puedo asegurar a los lectores es que dentro de dos años (noviembre/diciembre de 2010) tengo la decidida intención de volver a empezar a cubrir las próximas elecciones presidenciales, con el mismo entusiasmo del último año.

De lo que haré mientras tanto, no puedo asegurar nada. Lo único que puedo confirmar es que en las próximas semanas y meses, me dedicaré a escribir para Wikipedia series de amplias biografías en español de integrantes de diferentes administraciones recientes -a partir de la Segunda Guerra Mundial. Biografías de Secretarios de Estado, Jefes de Gabinete, Consejeros de Seguridad Nacional, etc. Informaré puntualmente en el blog cada vez que publique alguna de esas biografías. Recordar que el año pasado ya escribí una serie de biografías de Secretarios de Defensa. Es una buena manera de seguir acercándonos a la historia y la política estadounidense en más pequeñas dosis.

Por si hiciera falta... mi e-mail de contacto: antxongarro@hotmail.com

Nombres que suenan

Secretario del Tesoro - Suena mucho Timothy Geithner, actual presidente de la Reserva Federal de Nueva York. Es un hombre joven, de la misma generación que Obama. Otros candidatos serían Paul Volcker, que dirigió la Reserva Federal con Carter y Reagan, siendo un impulsor de las altas tasas de interés y monetarista practicante; y Jamie Dimon, presidente de JPMorgan Chase.

También se menciona a Robert Rubin y Larry Summers, que fueron Secretarios del Tesoro con Clinton, pero estos parecen más improbables. Conociendo un poco a Obama, podemos deducir que deseará tener a su propio hombre, y no una extensión de la Presidencia de Clinton.

Secretario de Defensa - Podría mantener en su cargo a Robert Gates, que fue nombrado por el Presidente Bush hace dos años. Obama no quiere dar pasos en falso en el tema que menos domina, y Gates es un hombre que conoce bien toda la estructura de la Seguridad Nacional -ha estado en el Pentágono, la CIA y el CSN- y lleva dos años en contacto con la realidad de lo que ocurre en Iraq, Afganistán, u otros puntos sensibles. Puede ser de gran utilidad en los primeros meses.

Se comenta que podría nombrar al ex Secretario de la Marina Richard Danzig como Secretario Adjunto de Defensa para relevar a Gates dentro de un año. Otro candidato sería el veterano Thomas Pickering, antiguo embajador en Jordania, Nigeria, India, El Salvador, Israel y Rusia, y embajador ante la ONU durante la administración de Bush padre.

Los Senadores Chuck Hagel o Jack Reed también suenan, pero es poco probable que Obama termine optando por un político electo para dirigir un gigante burocrático como el Departamento de Defensa. No quiere que le ocurra lo que le ocurrió a Clinton con Les Aspin. Sería más prudente seleccionar a algún antiguo alto oficial del Pentágono. Alguien que conozca bien la casa.

Secretario de Estado - La primera opción era el Senador republicano Richard Lugar, ex presidente del Comité de Asuntos Exteriores del Senado, pero no parece interesado. Descartado Lugar, salvo que cambie de opinión, Obama estaría barajando cuatro nombres: el Senador John Kerry, de Massachusetts; el Senador republicano Chuck Hagel; el diplomático Richard Holbrook, un estrecho colaborador de Warren Christopher y embajador ante la ONU al final del mandato de Clinton; y el Gobernador Bill Richardson, de New Mexico, que en los años 90 fue embajador ante la ONU y Secretario de Energía.

Fiscal General - la favorita es la Gobernadora Janet Napolitano, de Arizona. La lista de candidatos también incluye a Eric Holder, número dos del Departamento de Justicia durante la administración Clinton; el Gobernador Deval Patrick, de Massachusetts; y el Congresista Artur Davis, de Alabama. No hay que descartar al prestigioso fiscal federal Patrick Fitzgerald, responsable de sonados casos contra el tráfico de drogas, y de casos políticos como el Plamegate. Pero en su contra puede jugar que inculpó en casos de corrupción a varios consejeros del Alcalde Richard Daley, de Chicago, un aliado político de Obama.

Secretario de Homeland Security - Suena el ex Congresista Tim Roemer, de Indiana, miembro de la Comisión 9/11.

Consejero de Seguridad Nacional - Circulan cuatro nombres: James Steinberg, número dos del Consejo de Seguridad Nacional en el segundo mantado de Clinton; Susan Rice, asesora principal de política exterior durante la campaña, y ex Asistente de la Secretaria de Estado Madeleine Albright para Asuntos Africanos; Mark Brzezinski, que fue director de Asuntos Rusos y Europeos en el Consejo de Seguridad Nacional de Clinton, y es hijo de Zbigniew Brzezinski, el que fuera Consejero de Seguridad Nacional de Carter; y Richard Danzig, antiguo Secretario de la Marina.

Director de la CIA - el mejor colocado es John Brennan, que fue director del Centro Nacional de Contraterrorismo entre 2004 y 2005, y ha trabajado durante décadas en la Agencia. También se menciona a Anthony Lake, que fue el primer Consejero de Seguridad Nacional del Presidente Clinton.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Reuniones, etrevistas, informes...

En los próximos dos meses y medio, el Presidente-electo Obama dedicará gran parte de su tiempo a participar en reuniones con responsables de distintas agencias y departamentos gubernamentales, entrevistas con expertos, informes secretos que contienen información reservada a la que no tenía acceso cuando era un simple mortal, y clases particulares para aprender a "entender" la Presidencia.

Os dejo un ejemplo de una de esas sesiones informativas de estos periodos de transición. Descrita en el libro Plan de ataque de Bob Woodward:

(...) La mañana del miércoles 10 de enero de 2001, diez días antes de la toma de posesión del nuevo gobierno, el presidente electo Bush, Cheney, Rumsfeld, Rice y el secretario de Estado designado, Colin L. Powell, fueron al Pentágono para reunirse con el secretario de Defensa, William Cohen. Después, el Gobernador Bush y su equipo bajaron hasta el Tanque, el recinto seguro donde se celebraban las reuniones de la junta de Estado Mayor.

Bush entró tranquilamente, caminando como en ‘La leyenda del indomable’ y agitando ligeramente los brazos, un punto gallito pero incapaz de ocultar que se sentía incómodo.

Dos generales le informaron sobre si se respetaban las zonas de exclusión aérea en Iraq. La operación Vigilancia Norte hacía respetar la zona de exclusión aérea en el 10% más septentrional de Iraq para proteger a la minoría kurda. Unos cincuenta aparatos de Estados Unidos y el Reino Unido habían patrullado la zona durante ciento sesenta y cuatro días del año anterior. Prácticamente en todas las misiones, el sistema de defensa aérea iraquí había abierto fuego contra ellos o había amenazado con hacerlo, incluso con misiles tierra-aire. Los aparatos estadounidenses habían devuelto el fuego o bombardeado con cientos de misiles y bombas a los iraquíes, sobre todo artillería antiaérea.

En la operación Vigilancia Sur, la mayor de las dos, Estados Unidos patrullaba prácticamente toda la mitad sur de Iraq, casi hasta las afueras de la propia Bagdad. Los pilotos que sobrevolaban la región habían penetrado en el espacio aéreo iraquí unas 150,000 veces durante la última década y casi 10,000 durante el último año, unas cifras increíbles. A pesar de cientos de ataques, no se había perdido un solo piloto norteamericano.

El Pentágono tenía cinco grados de respuesta cuando los iraquíes disparaban sobre un avión estadounidense. Los contraataques aéreos eran automáticos; los más serios, que implicaban múltiples ataques contra objetivos importantes o contra emplazamientos fuera de las zonas de exclusión aérea, requerían como mínimo notificación y a veces aprobación directa del presidente. El forzar el cumplimiento de las zonas de exclusión aérea era peligroso y caro. Se arriesgaban reactores que costaban muchos millones de dólares para bombardear baterías antiaéreas de 57 milímetros. Y Saddam tenía almacenes enteros llenos de esas baterías. Como línea política, ¿iba la nueva administración Bush a continuar con la política de dar a Saddam poco más que unos suaves golpecitos de advertencia en el pecho? ¿Había algún tipo de estrategia nacional tras todo aquello o se trataba sólo de un sistema estático de represalias?

Si un piloto norteamericano era derribado, debía seguirse un plan de operaciones llamado Tejón del Desierto. Estaba diseñado para interferir en la capacidad iraquí de capturar al piloto, atacando la capacidad de mando y de control de Saddam en el centro de Bagdad. En el plan se incluía una progresiva intensificación del ataque si un piloto estadounidense era capturado. Otro plan de operaciones llamado Trueno del Desierto era el que debía seguirse si los iraquíes atacaban a los kurdos del norte.

Cohen, que abandonaría el cargo de secretario de Defensa en diez días, creía que la nueva administración comprendería pronto la realidad sobre Iraq. No iban a encontrar mucho apoyo, si es que lo encontraban, entre los demás países de la región para una intervención potente contra Saddam, lo que dejaba tan sólo la posibilidad de lanzar en solitario un ataque a gran escala. ¿Qué podían lograr con los ataques aéreos? No mucho, según él. Iraq era muy traicionero. Cohen creía que el nuevo equipo, una vez lo hubiera pensado bien, buscaría alguna forma de “reconciliación” con Saddam, pues Cohen estaba convencido de que el dictador estaba aislado y había sido contenido de forma efectiva.

En aquella sala se lanzaron de un lado a otro, acrónimos y nombres de planes de operaciones, muchos de los cuales les resultaban familiares a Cheney, Rumsfeld y también a Powell, que había pasado treinta y cinco años en el ejército y había sido presidente de la Junta de Estado Mayor entre 1989 y 1993.

El presidente electo Bush hizo algunas preguntas prácticas sobre cómo funcionaban las cosas, pero no dio ninguna muestra de hacia dónde se encaminaban sus deseos.

El personal de la Junta del Estado Mayor había colocado un caramelo de menta frente a cada una de las sillas. Bush desenvolvió el suyo y se lo echó a la boca. Luego comenzó a mirar el caramelo de Cohen y emitió un gesto como si dijera “¿Te lo vas a comer?”. Cohen le indicó que no, así que Bush alargó la mano y se hizo con él. Hacia el final de la reunión informativa de hora y cuarto, el presidente en funciones de la Junta de Estado Mayor, el general del ejército Henry “Hugh” Shelton, se dio cuenta de que Bush estaba mirando su caramelo, así que se lo dio también.

Cheney escuchaba lo que se decía, pero estaba cansado y cerró los ojos, cabeceando ostensiblemente un par de veces. Rumsfeld, que estaba sentado al otro extremo de la mesa, prestó mucha atención, a pesar de que continuamente pedía a los que estaban hablando que lo hicieran más alto o que subieran el tono.

“Desde luego, es un gran comienzo -le comentó uno de los miembros de la junta en privado a un colega después de la sesión -. El vicepresidente se quedó dormido y el secretario de Defensa está sordo". (...)